A Carmen Gloria López, directora ejecutiva de TVN, siempre le llamaron la atención las películas Western en su infancia. Durante horas veía a estos cowboys huir de los malos, acompañados de sus amadas, que por lo general cometían alguna torpeza, como gritar muy fuerte o tropezarse con el vestido, lo que obligaba "al jovencito" a retroceder para rescatarla, y a causa de eso, los capturaban. Debido a estos films, en cuyas carátulas generalmente había una mujer literalmente en el suelo, comenzó a odiar su lado femenino, lo que inconscientemente representaba. Y con eso creció. Y le costó años darse cuenta que ese no era el orden natural de las cosas. Hace cuatro años creó el personaje de Isabel Bastidas, que lucha por la liberación de su pueblo de Villarica en la serie Sitiados, y tuvo que pelear hasta las lágrimas -confiesa- para que no se tropezara y el jovencito interpretado por Benjamín Vicuña, quien la acompañaba, no fuera atrapado por sus enemigos a causa de eso. Carmen Gloria perdió esa pelea.
Esta historia, contada por esta mujer a otras mujeres, demuestra que el tema no está resuelto. Que hay muchas profesionales que siguen abriendo espacios contracorriente, y que por sobretodo, y a diferencia de lo que muchos pueden creer, no es un tema del pasado. La Revista Ya organizó el segundo seminario Imagen saludable de la mujer,invitando a ocho destacadas mujeres que se desenvuelven en el mundo audiovisual a conversar sobre "La mujer en la pantalla de cine y televisión: derribando estereotipos", precisamente, para darle tribuna a casos como el de Isabel Bastidas y hacer algo al respecto.
El primer panel, “TV: Nueva mirada sobre el rol de las mujeres”, estuvo compuesto por Carmen Gloria, Katherine Salosny, conductora de Mega; Beatriz Sánchez, conductora de La Red; María de los Ángeles Fernández, fundadora de Hay Mujeres y Constanza Santa María, conductora de Canal 13.
El segundo panel, “Cine: La fábrica de las mujeres fuertes”, estarán Maite Alberdi, directora de La once; Catalina Saavedra, actriz; Constanza Arena, directora ejecutiva de Cinema Chile y Alejandra Sepúlveda, directora ejecutiva de Comunidad Mujer.
Ángeles Fernández, proveniente del mundo de la ciencia política, tiene un dato duro: el 83% de quienes escriben columnas de opinión son hombres. "En nuestro sistema político, nadie ve que la libertad de información tiene que ver con la calidad de la democracia. Buena parte de los dilemas que tenemos sobre Chile, entre quienes quieren cambiar todo o nada, es que siempre son los mismos los que hablan, los que van a todas partes. Seguramente si abren la cancha al 50% de la población restante, van a escucharse otras cosas".
Una vez, el director de ADN le confesó a Beatriz Sánchez que le costó que le permitieran que ella hiciera editoriales. Un espacio de opinión que hacían las tres voces masculinas de la radio, y que por ella ser la cuarta, también debía hacerlo. "¿Por qué mujeres no hacen opinión en medios? La cultura nos ve con una sola dimensión: la de madre, la que acoge, no la que rechaza otras miradas. Esa dimensión de la maternidad nos está jugando en contra en muchas cosas. El deber ser femenino nos marca". Ahora que está en TV, se llevó otra sorpresa: "La mujer no opina en la TV" y cuando lo hace, ella ve que hay diferencia entre cómo reciben la opinión las mujeres y los hombres. Ellas, escuchan y enganchan, ellos, son reaccionarios y muchas veces sienten que las mujeres se meten en temas que no les corresponden, como cuando hablan de economía, por ejemplo. "Hay calificaciones que las hemos escuchado toda la vida, como cuando una opina distinto en ambiente de hombres y la califican histérica, tiran el comentario de 'no te tocó anoche' o 'ya salió la bigotuda'".
El otro día, Constanza Santa María fue a buscar a un hijo al colegio y un apoderado le dijo que no se volviera a peinar como lo había hecho la noche anterior en Tele13. En sus inicios en pantalla no se pintaba y se vestía tal como había salido a reportear, sin embargo, se convirtió en la mujer ancla del noticiero de Canal 13 y, según sus palabras, asumió que trabaja en TV, donde la imagen importa, "pero ojalá uno no sea tema". Hoy pasa 20 minutos en maquillaje, cuando Ramón Ulloa está listo en cinco. "Ya no engancho, pero yo sé que en el swich hay puros hombres, y cuando te dicen que te ves bien, tienes la pollera más corta o hay mas escote".
En el caso de Beatriz Sánchez, periodista con vasta carrera en radio, se la llamó a conducir el noticiero de La Red y ella planteó desde un principio: "Así como me ves, así soy, no bajo ni subo de peso, no me tiño". El director le dijo que así como era, le gustaba. Pero luego vino Twitter y los comentarios de la gente como "déjate el pelo largo", "estás gorda"; a lo que Beatriz contestaba sin titubeos: "Me encanta mi pelo corto como está", "Yo encuentro que estoy regia". La pregunta de fondo que plantea y que invita a no dejar de cuestionarse es "si en gustos no hay nada escrito, ¿por qué tenemos que tener un sólo modelo de cómo deben ser las mujeres?".
Desde la vereda actoral, y en específico de las teleseries, Catalina Saavedra, a quien su madre la educó libre de elegir cómo quería ser, alejada de los rush y las tiendas rosadas, dice "yo tengo un magister en (hacer roles de) personajes populares, un magíster en nanas, y eso evidentemente es en relación y reacción a otro tipo de estereotipo... a mí como actriz, como persona y físicamente. Esas son las oportunidades que tenemos muchos actores, o las niñas muy lindas que siempre le van a dar roles de niñas lindas o cuicas, y eso es lamentable".
La primera directora ejecutiva mujer de TVN, Carmen Gloria López, asegura que las mujeres en cargos de liderazgo, necesitan dejar de ser la excepción. Según lo que ve, las mujeres todavía no se sienten seguras cuando las llaman en calidad de expertas para dar una opinión, por ejemplo. Y eso lo alinea con que en las películas la mayoría de los roles que cumplen, cuando tiene trabajo el personaje femenino, es de periodista o doctora. Según los estudios que presentó, de las 500 películas más vistas entre el 2007 y 2012, solo el 30% de los personajes que tenían diálogo eran mujeres, algo no muy distinto a décadas atrás.
Mientras que Katherine Salosny tiene la sensación de que las cosas no han cambiado tanto para las mujeres, en el caso de la TV en particular; Beatriz Sánchez asegura que es un proceso que está ocurriendo, y del que ella fue parte al pasar de la radio a conducir un noticiero.
Por su parte, Constanza Santa María, que lleva 21 años en Canal 13, asegura que ha visto un cambio favorable. La mujer conductora pasó de ser la acompañante del hombre, a ser un igual a la hora de llevar adelante el noticiero y el reporteo. Para ella, el problema de que las escuelas de periodismo estén llenas de mujeres, pero los cargos de editores y directores en los canales, de hombres, es cultural. "En la pauta de la mañana la mayoría son hombres, editores, directores, porque están de las 9 Am. a las 23 horas ahí, están dispuestos a eso y no lo creo necesario, lo que creo es que estamos organizados de mala manera". Agrega que tenemos turno a la antigua, de mirar mal al que tiene el trabajo hecho pero se va temprano, y todo eso hace que sea un choque cuando la mujer es mamá. Que si bien "es más matea que el hombre, si se va a las seis, le tiran tallas de que tiene turno de medio día".
En el área de la actriz Catalina Saavedra, ha ocurrido una involución. Particularmente hablando de las teleseries: "Dejando fuera a las series de las teleseries, creo que se ha involucionado en los estereotipos. Ojalá se vuelva a rescatar el espíritu que se alejaba bastante de eso, donde el galán sí podía enamorarse de una niña poco agraciada. De repente no se elige ese camino y se sigue con el estereotipo de la niña heroína, solo porque es linda".
De los ejemplos anteriores, se puede inferir que el camino de la mujer en la TV tiene piedras que el hombre no debe sortear. Se les exige un canon de belleza arquetípico, existe menos libertad para desarrollar los talentos, hay reticencia a que den su opinión, entre otras cosas. Esto, solo en la pantalla chica, ya que las representantes de la grande (Maite Alberdi, Constanza Arena y Catalina Saavedra hablando de cine), dejaron bastante explicito que no existe diferencia entre hombres y mujeres en el cine.
Constanza Arena argumentó por qué cree que se da esta no-diferencia, asegurando que "queda claro que hay una gran diferencia en el mundo del cine con la sociedad mas conservadora, con otros medios de comunicación que tienden a fortalecer los estereotipos, como tal vez la TV o la publicidad. El cine es más libre, aquí, afuera también. De hecho, es como una expresión de arte naturalmente llamada a problematizar y poner en jaque estos estereotipos, a cuestionar a través de sus personajes los modelos, aún cuando la ficción es libre de presentar casos extremos".
También existe desde dentro unas ganas de no hablar de hombres y de mujeres, sino de talentos y contadores de historias. Maite Alberdi lo dejó claro al decir que le carga el premio que le otorgó el Festival Internacional de Cine Documental a Mejor Dirección Femenina de Documentales: "a mí no me han vetado nada para tener que hacer diferencias entre hombres y mujeres. Sé que el 30% de las directoras son mujeres y eso nunca ha cambiado y si me pregunto por qué, no creo que sea por falta de oportunidades, sino por un horario muy exigente" y concluyó "me cuestan en los festivales los premios al cine femenino o al cine gay. Todos tratamos de llevar historias particulares a lo universal. Esos premios discriminan más".
Varias de las panelistas mencionaron sentirse privilegiadas. Constanza Santa María se lo atribuyó a entrar temprano al Canal 13, llegar a la casa a las 23 horas, pero contar con una flexibilidad durante el día que le permite ir a buscar a sus hijos al colegio en la tarde. Por su parte, Katherine Salosny dice que tiene 51 años y estar en la tele es un privilegio, pero le da pena sentir, que a pesar del esfuerzo, perseverancia, valentía que tuvo que tener para estar donde está, sienta que es un privilegio y no lo merecido.
De la vereda del cine, la directora Maite Alberdi, dijo sentirse privilegiada, por trabajar en un medio donde nunca se ha sentido censurada ni que ha tenido menos oportunidades por ser mujer, sino que tiene las mismas posibilidades de financiamiento que cualquiera, lo que asume, no se da en otros contextos.