Cajas de galletones solidarios: Confiar es rentable

El éxito de la venta de galletas y queques sin intermediarios ni recibos instaurada por fundación Coanil y San José, deja en evidencia que para la honestidad no se requieren cámaras.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-03-21 | 14:33
Tags | honestidad, caridad

Partieron con ciertas aprensiones. En 2009, Fundación Coanil, junto a Fundación San José para la Adopción, decidieron implementar la venta de galletones, brownies y quequitos NutraBien en oficinas. No parece un negocio arriesgado, pero había un detalle que marcaba la diferencia: Apostarían por la honestidad de la gente. Los productos estarían disponibles, pero no habría vendedor, sólo una alcancía donde depositar la plata. Si al ir a reponer los productos se encontraban con la alcancía vacía, el costo lo tendrían que asumir ellos y el proyecto habría fracasado.

El proyecto fue un éxito.

Hoy, alrededor de 1300 cajas, denominadas "CajasdeDar", se encuentran distribuidas en oficinas de Santiago, con una muy baja tasa de evasión. El año pasado la fundación Coanil y San José para la Adopción recibieron $6.400.000 por concepto de galletas, monto que se destinará este año a la mantención de sus hogares.

Semanalmente, personal de estas fundaciones va a las oficinas donde están las cajas, repone sus productos y se lleva el dinero recaudado. Pero el mensaje es mucho más profundo que eso. A través de este sistema se fomenta la confianza en el otro y se da a conocer el trabajo que hacen ambas fundaciones.

- "Es importante que la gente tome conciencia de algunos grupos dejados de lado, porque la gente con discapacidad mental severa produce un poco de nervio y no ternura. Es una realidad bien terrible, gente abandonada que la dejan en hogares para toda la vida" -dice Yasmín Neder, encargada del proyecto de CajasdeDar.

Factores que influyen en el consumo (y la honestidad)

Hay ciertos factores que ayudan a que el sistema de estas cajitas funcione de mejor manera. Las oficinas más chicas, de entre 10 y 15 personas, donde todos se conocen, responden bien, mientras que en aquellas en que circula más gente externa se aprecian más robos. Por otro lado, en invierno, la tentación de un cafecito caliente acompañado de un galletón lleva a consumir más, mientras que el calor veraniego, acompañado de las dietas y gastos extra, desincentivan el consumo.

Otro factor que favorece a la fundación, es la conciencia dentro de la misma oficina, respecto a los objetivos de la fundación: "Cuando la gente vive el tema de la discapacidad o adopción en su entorno, aunque sea sólo una persona dentro de la oficina, traspasa su motivación al resto, que se sensibiliza con el tema y ayuda más", cuenta Neder.

Si el incumplimiento con el pago en una oficina es alto y reiterativo, la caja se saca. Normalmente esto ocurre a la tercera semana de incumplimiento.

No cumplir con la caja es algo que no le gusta ni al empleado ni al empleador. Quienes trabajan en la oficina valoran no tener que salir a comprar cuando tienen hambre y el jefe considera que trabaja con personas poco honestas cuando los números no cuadran. Finalmente es la cara de la empresa la que se ve perjudicada cuando se retira la caja.

Afortunadamente, son pocos los que deben sonrojarse.

EL CASO NORTEAMERICANO

En el libro Freakonomics, de S. Dubner y S. Levitt, se narra la historia de Paul F., quien ofrecía un servicio muy similar a la Cajadedar, aunque con rosquillas en lugar de galletones. Y al igual que en Chile, ocasionalmente le robaban.

Según el libro, la información estadística reunida por Paul F. le permitió generar un completo mapa de qué hacía a la gente ser más honesta o deshonesta.

Algunas conclusiones coinciden con las del caso chileno: Empresas de pocos empleados superan en honestidad a las más grandes. Otros descubrimientos son más inesperados.

Así, por ejemplo, descubrió que las fechas patrióticas y feriados breves disminuían la evasión, pero las fiestas y feriados prolongados lo aumentaban. O que en oficinas con buen clima laboral, jefes queridos y empleados motivados, la evasión era casi nula.

Otra observación, bastante preocupante, era que en la medida que se subía en la escalera jerárquica de una empresa, el porcentaje de impagos era mayor, tal vez por que los jefes tienen un excesivo sentido de sus privilegios. La experiencia le enseñó, también, a evitar los bufetes de abogados. Sin comentarios.

En cuanto a los empleados "de planta", curiosamente, durante períodos de bajo desempleo los robos aumentaban en lugar de disminuir. Su explicación era que las empresas debían ser menos selectivas en la contratación de su personal durante estos períodos.

Por último, alteraciones en el clima parecen ser un factor relevante. Días fríos fuera de temporada provocan un mayor incumplimiento, mientras que un día agradablemente caluroso durante el invierno eleva los ánimos y el pago.

Con todo, su principal conclusión, en base a su experiencia, es que la gente, sin ninguna supervisión, es honesta el 89% de las veces.