Imagen: Felipe Muhr

Lectura imperdible: Cinco historias reales que parecen mentira

Cuando sabes que lo que estás leyendo pasó en la vida real, tiene otro sabor... uno mejor. Acá Miguel Ortiz nos recomienda cinco de esos extraordinarios casos ordinarios, para que te devores con los ojos.

Por Miguel Ortiz A. @ortizmiguel | 2015-09-23 | 16:09
Tags | Libros, investigación periodística, realidad, ficción, suspenso, pluma

“Amo el periodismo por esto. Temo al periodismo por esto. ¿Qué otro oficio permite a uno vivir la historia en el instante mismo de su devenir y también ser un testimonio directo? El periodismo es un privilegio extraordinario y terrible; no es raro, si se es consciente, debatirse en mil complejos de ineptitud. No es raro, cuando me encuentro ante un acontecimiento o un encuentro importante, que sienta como una angustia, el miedo de no tener bastantes ojos, bastante oídos y bastante cerebro para ver y oír y comprender, como una carcoma infiltrada en la madera de la historia”.

Nunca a medias tintas. Siempre rotunda. Las palabras son de Oriana Fallaci, la periodista italiana de pluma filuda. Con ella (y otros) como inspiración, fue que ingresé hace ya 15 años a estudiar Periodismo. Creo que el buen periodismo, como pocas profesiones, le hace bien a las personas, a los países. Sin falsa modestia, me atrevería a decir que somos más importantes que los médicos y los abogados, a quienes sólo acudimos cuando algo va mal. El periodismo es permanente, y hoy la información es casi tan necesaria como el aire. Para tomar decisiones, para no equivocarse, para vivir mejor, entretenernos, saber ayudar, para ver más allá de nuestras narices, conmovernos, indignarnos, abrigar esperanzas, para empatizar.

Y es gracias al periodismo que podemos, además, comprender mejor el mundo. El periodismo de investigación es la puerta de entrada a historias reales que parecen mentira, a verdades que jamás imaginamos. Quiero, a través de esta columna, recomendarles la lectura de cinco investigaciones periodísticas cuyas páginas avanzarán más rápido que la mejor de las novelas. Son relatos que cautivan, cargados de suspenso, que retratan a la perfección a nuestra especie humana… y de lo que somos capaces. Eso de que la realidad supera a la ficción es cierto, y estos cinco libros son prueba de ello.

Noticia de un secuestro / Gabriel García Márquez (1996)

“Quiero hacer otra cosa: reportajes novelados. Un poco a la manera de lo que ha hecho Truman Capote… pero ¿cómo decirte? Menos preparado y efectista?". Así explicó el autor su regreso a este tipo de crónicas, similar a lo que había hecho en 1955 con “Relato de un náufrago”. En “Noticia de un secuestro” se narra la historia de Maruja Pachón, secuestrada por un grupo militar dependiente de Pablo Escobar, y su marido Alberto Villamizar, quien lideró los esfuerzos para su posterior rescate. Con inigualable talento García Márquez atrapa al lector desde la primera línea, y no lo suelta hasta el final, en una historia impactante, con giros inesperados y momentos de máxima tensión.

Solos en la noche, Zamudio y sus asesinos / Rodrigo Fluxá (2014)

Daniel Zamudio, a diferencia de lo que todos creen, no fue asesinado por ser homosexual. Esa es la tesis con la que el periodista chileno Rodrigo Fluxá comienza su indagación. Se desencadena entonces un viaje a un mundo desconocido, marginal, que se camufla entre nosotros, en nuestras vidas cotidianas, y que no vemos: la vida de adolescentes sin rumbo, presos de la droga y el alcohol, la buena vida, los celos, la falta de afectos, y vínculos familiares rotos (o inexistentes). El autor, así, va entrelazando el perfil de los asesinos de Zamudio, con la historia de la víctima, para pintar un cuadro completo, general, macabro y sorprendente. Son 152 páginas de pura adrenalina.

Cinco gotas de sangre / Verónica Foxley (2013)

Esta, según se indica en la portada, es “la historia íntima de Antares de la Luz y la secta de Colliguay”. Un caso que, por lo brutal, seguimos a través de la prensa con atención, detalle y pavor: un grupo de personas sacrificaron a una guagua como ofrenda sagrada, pensando que era el mismísimo demonio, a horas del anunciado fin del mundo. Verónica Foxley, sin embargo, logra a través de este trabajo reconstruir una historia que conocíamos fragmentada, por partes, y sin comprender del todo qué pasaba por las cabezas de quienes participaron del crimen. La periodista accedió a testimonios inéditos, que ayudan a entender el funcionamiento de la secta y la perversa manera en que Antares manipuló la mente de sus seguidores… hasta el mismo día en que se quitó la vida en Cusco, Perú.

Todos fueron culpables / Lilian Olivares (2014)

Una niña boliviana, en Copiapó, que experimenta todas las formas de abuso que puede sufrir una pequeña inmigrante. La pluma de Lilian Olivares nos conduce hasta la mismísima celda del culpable… no sin antes mostrar la forma en que nuestro sistema judicial falló en perjuicio de una inocente. Este libro, financiado por la Fundación Amparo y Justicia y editado por la Universidad Católica, es una potente denuncia de la que, como sociedad, deberíamos hacernos cargo. Así lo señaló la propia autora: “Esta es una historia real, reporteada en el lugar donde ocurrieron los hechos y con sus testigos. Es también un viaje hacia el alma de Paola, enfrentada a un sistema que intentó protegerla y que terminó robándole la vida. Este libro destapa el drama de hoy: la escasa capacidad de las instituciones para proteger y defender a los niños, niñas y adolescentes víctimas de abusos y maltrato”. Imperdible.

Robo para la corona / Horacio Verbitsky (1992)

Icono del periodismo de investigación al otro lado de la cordillera, en este valioso documento (que nadie ha osado desmentir) no es otra cosa que un mapa sobre la "nueva Argentina", con nombres y apellidos “de los corruptos y los corruptores, de los vencedores y los vencidos”, como apunta su autor. Desde la Corte Suprema hasta Aerolíneas Argentinas, nadie se salva del agudo análisis de Verbitsky, quien es considerado el periodista más respetado (por no decir temido) de su país. El título hace alusión a una frase del político José Luis Manzano, quien en 1989 habría dicho “Yo robo para la corona", asegurando que el dinero obtenido por sus actos de corrupción no era para él… sino para su jefe, Carlos Menem.