“¿Te pido algo? No nos dejen botados”.
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Cual campamento minero nortino, Huertos Familiares se fundó el 24 de abril de 1973,por la necesidad de los trabajadores de la fábrica de cementos Polpaico de Cerro Blanco, de vivir cerca de su fuente laboral junto a sus familias. Los hombres y mujeres fundadores, con sus propias manos construyeron las primeras calles de tierra. Muchas de ellas siguen en el mismo estado hasta hoy.
La localidad, perteneciente a la comuna de Tiltil, está escondida entre los cerros que se divisan pasando el peaje de Lampa, a la salida (o entrada) de Santiago, en plena ruta 5 Norte, alejada de todo. Incluso de la comuna a la que está subscrita.
A eso de las 11:30 horas, las calles están prácticamente vacías. El lugar es una localidad “dormitorio”. La mayoría de los vecinos viaja muy temprano a otros lados para trabajar, y vuelve muy tarde.
En la monotonía de un pueblito desconectado de la modernidad –encerrado por una carretera, cerros y chacras– las formas de distracción y recreación son escasas. Por eso, salir a una plaza por las tardes a despejarse se transforma en una experiencia necesaria para muchos.
Pero tal es la despreocupación por Huertos Familiares que, hasta hace poco, ni siquiera tenían plazas en buen estado.
Hasta hace poco.
Fundación Mi Parque lleva siete años cambiando gris por verde. Se dedican a construir o reconstruir parques o espacios públicos en lugares donde realmente se necesita. Y no tan sólo en Santiago, sino que han realizado proyectos de Arica a Punta Arenas, involucrando a los vecinos tanto en los diagnóstico como en los trabajos. “Que los vecinos sean parte es fundamental para que se empoderen del lugar y lo puedan cuidar”, asegura Max Correa, Coordinador de Proyectos de la fundación.
Huertos Familiares es uno de sus últimos proyectos. Hace un par de días terminaron de reconstruir la plaza de Armas de la localidad. Remodelaron lo que había y extendieron su tamaño. “Esto es algo que hay que valorar. Le cambió el autoestima al pueblo”, dice Lorenza Carvajal, presidente de la junta de vecinos Huertos Familiares Sur.
La idea de mejorar la plaza nació como parte de un proyecto conjunto entre vecinos, Mi Parque y la empresa Anglo American. La fundación se reunió con vecinos para consultarles qué querían cambiar. Después de un tiempo de planificación se iniciaron las obras, lideradas por Mi Parque, pero con la ayuda fundamental de voluntarios que donan su tiempo para construir donde se necesite.
“Al principio costó que los vecinos colaboraran. Son personas incrédulas que les cuesta creer que se van a hacer las cosas. Acá han venido varios a prometernos mucho, pero no cumplen”, confiesa Lorenza Carvajal. Y agrega: “Ahora que ven los resultados hay más credibilidad. A futuro podremos trabajar juntos haciendo más cosas”.
Pero este no fue el único proyecto que la fundación desarrolló en la localidad. Antes de la Plaza de Armas, construyeron donde no había nada, una pequeña plaza en medio de la villa San José de Huertos Familiares. Los vecinos la llamaron Nuestro Rinconcito Verde. Máquinas de ejercicios, juegos, pasto y hasta una cancha de tejo ahora lucen impecables y sin ningún tipo de deterioro.
“Prácticamente cambió nuestra vida”, reconoce Georgina Rivera, vecina de la villa San José. “Ahora los niños tienen donde jugar, los adultos mayores ocupan las máquinas de ejercicio y por sobre todo, podemos decir vamos a NUESTRA plaza”, sentencia Georgina.
Hay veces en las que Fundación Mi Parque decide apadrinar a una localidad o población y mejorarles la calidad de vida a través de varios proyectos. Este es el caso de Huertos Familiares.
Además de las dos plazas ya mencionadas, se sumará otra construcción importantísima: pensando en los jóvenes y adolescentes se implementará un Skatepark.
Con las reuniones y las visitas a terreno, los vecinos junto a los trabajadores de Mi Parque van creando un lazo especial. “Siempre están preocupados de nosotros. Nos llaman, vienen a vernos nos preguntan lo que necesitamos”, cuenta Georgina Rivera.
“Es increíble ver el rostro de las personas una vez construidas las Plazas, y es mejor todavía cuando visitamos unos meses después las Plazas y están siendo muy ocupadas y cuidadas por los vecinos”, asegura Max Correa, coordinador de Proyectos de la fundación.
De ahí nacen las nuevas opciones de proyectos. Según Max, un día estaban en una reunión con los vecinos y llegó un grupo de jóvenes. Empezaron a hablar y les comentaron que necesitaban su espacio. Plantearon la idea del skatepark y los integrantes de Mi Parque creyeron que era muy buena idea. Ahora están planificando para desarrollarlo.
“Siento este trabajo como algo especial, porque repercute directamente en la calidad de vida de las personas y qué mejor que el trabajo que uno realice ayude a crear una mejor ciudad”, confiesa Max.
Y esa mejor ciudad parte por el compromiso que asumen los vecinos al ver el trabajo desplegado. “Al trabajar en conjunto nos vamos conociendo. Hemos creado una comunidad que no existía antes”, dice Georgina. Lorenza Carvajal, presidente de la junta de vecinos Huertos Familiares Sur, complementa: “Algo cambió entre nosotros después de esta experiencia. Vimos que trabajando en conjunto podemos lograr cosas. Seguro que de aquí en adelante saldrán nuevos proyectos”.
“¿Te pido algo? No nos dejen botados”, le dice Georgina a Max. El integrante de Mi Parque la mira con una sonrisa y le dice: “Obvio que no. ¿Cuándo les hemos fallado?”.
La Fundación rescata de la desesperanza a poblaciones sin importar su ubicación: estén alejadas de todo o en el centro de Santiago o en alguno de los extremos de Chile. Son esos rincones olvidados, donde las políticas de gobiernos locales, regionales y nacionales, parecieran llegar escasamente.
Max Correa lo grafica así: “Impacta ver sitios eriazos o plazas abandonadas llenas de basura y escombros, y que las personas tengan que vivir con esa realidad día a día, circulando por ahí. Es entonces cuando uno entiende su rabia e impotencia por vivir de esa forma”.
Ya al despedirnos Georgina le pregunta a Max cuándo vuelven. “De esta semana a la otra”, responde Max. “Acuérdese que estamos trabajando para hacer el Skatepark”, le recuerda. “Sí,- responde Georgina- estamos esperando eso. Mi hijo ya se compró la patineta y está aprendiendo a andar para usarlo”.
Hoy 29 de septiembre, voluntarios de Mi Parque se encuentran en las calles pidiendo donaciones como parte de su primera colecta "Más parques para todos". Pero más allá de eso, puedes siempre aportar a esta fundación de diversas maneras:
- Puedes donar metros cuadrados de áreas verdes ($ 5.000 por cada m2).
- Puedes ofrecerte como voluntario para colectas o para ir a construir parques con tus propias manos.
- Puedes hacerte socio, para donar un monto mensual fijo.
- Si tienes una empresa (o eres un magnate), puedes financiar un proyecto completo.