Si alguna vez hemos recibido a alguien en la casa, esta escena no nos debiera parecer ajena: Levantarse a primera hora y partir a la Vega a comprar las frutas y verduras para la receta. Luego correr al supermercado a buscar los ingredientes restantes. Pasar toda la mañana cortando en trocitos el pescado y la cebolla para el ceviche, aprovechando cada tiempo de espera para limpiar lo que va ensuciando. Saltarse la siesta para ponerse a trabajar en el plato de fondo. Hacer a la rápida el postre y desechar la idea que se tenía en la cabeza porque los invitados ya van a llegar. Intercambiar un par de reclamos neuróticos con la pareja que no está ayudando suficiente. Recibir a la gente y volver a la cocina para afinar los último detalles. Servir unos aperitivos y disculparse por no poder quedarse un rato en el living conversando, por la insistencia, se queda más de lo previsto con las amistades. Volver a la cocina y darse cuenta que la carne se secó porque estuvo mucho tiempo en el horno. Pasar el resto de la reunión comentando "esto normalmente me queda mucho más rico"...
Recibir gente es tan agradable como trabajoso. Más aún para los fanáticos de lo gourmet, que no se conforman con los nachos con guacamole de aperitivo y el helado de postre no es una opción. No. Para ellos la buena mesa es tan indispensable como la buena compañía. Lamentablemente esto tiene un costo y es que generalmente la mujer o el hombre, según quien le pegue a la cocina, ya están agotados cuando todavía ni siquiera ha partido la comida.
Sin duda, hay quienes sienten recompensado todo su esfuerzo con la pancitas llenas y corazones contentos de sus invitados cuando se van, pero hay otros que felices se saltarían todo el proceso previo de trabajo, sin perder la calidad de la comida. Bueno, para ellos tenemos una buena noticia: los chefs a domicilio que, a diferencia de los banqueteros tradicionales, trabajan para grupos pequeños, se está convirtiendo en tendencia.
Elisa Cousiño creó el 2009 Finger Food, una empresa especializada en los aperitivos que se comen sin cubiertos, la que también ofrece una renovada carta de postres. Partió vendiendo empanaditas de coctel y tapaditos a los que se les han sumado ceviches, masitas rellenas, sopaipillas, gyosas, brochetas, variedad de quesos, pinchos y más.
Respecto al alza que ha tenido la comida gourmet a domicilio, Elisa se lo atribuye a dos causas: "Una, es que la gente quiere comer mejor, salir de los quesitos y las papas fritas y también quiere lucirse. Dos, para poder hacerlo y debido a los trabajos de cada persona y el poco tiempo libre, hoy están dispuestos a pagar por un buen servicio, sacador de apuro y sencillo de manejar".
Los productos de Finger Food se pueden encargar vía telefónica o por mail y existe la opción de retirarlos o pedir despacho, llegando listos para ser servidos. Partió con la idea de ofrecerle sus servicios a gente que quisiera tener un aperitivo más producido en sus comidas, pero hoy trabaja tanto para grupos pequeños como para eventos de empresas, fiestas, cumpleaños, etc. Sus productos más vendidos son los tapaditos, que van desde el clásico pollo-pimentón hasta unos rellenos de jamón de pavo, queso camambert y berros con aliño de mostaza y miel. También las empanadas, donde se pueden encontrar unas rellenas de queso y choclo al curry o queso crema, espinaca y champiñones. Y los rollitos de papel de arroz, que en uno estilo oriental, vienen rellenos de camarones, salmón o vegetarianos.
Emilio Seder, español, tuvo durante tres años un restaurant en su tierra natal. Desde que se radicó en Chile, sólo cocinaba para amigos y a veces hacía favores personales a sus cercanos y les preparaba algo cuando tenían invitados. Hace un mes decidió convertir sus servicios en algo oficial y bautizó la empresa Cocinar con Paladar.
En cuanto a qué lo llevó a tomar la decisión, Emilio explica que "fueron dos motivos principales: soy un apasionado de la cocina, me encanta mucho la comida mediterránea y comparando un poco lo que se ofrece acá, la cocina que hago yo es más conocida del sur de Cataluña. Por otra parte me impulsaban mucho mis amigos, mis fans número uno".
Su especialidad son las paellas, las que asegura que no se pueden comparar en nada con las que se suelen comer en nuestro país. Su otro plato estrella son los fideos rosos, un producto que no existe en Chile y que consiste en unos fideos más gruesos que el cabello de ángel, los cuales se recomienda comer con salsa de romesco, una típica receta catalana. Emilio cocina tanto para comidas en casa como para eventos de empresas y el valor de sus platos varía según los comensales.
Los cupcakes están de moda. Además de su delicioso sabor tienen el valor agregado de poder hacer algo único para tu comida, celebración o evento. Para Annalie Ibarra, dueña de Annie CKS, la repostería es una tradición familiar. Su abuela hacía tortas, al igual que su madre y ella siempre estaba en la cocina aprendiendo de ellas. Un día, jugando con la plastiscina, se dio cuenta de que tenía facilidades para hacer figuras y decidió mezclar los dos mundos.
"Mi fuerte es el arte. El lema de mi negocio es 'tu pones la idea y nosotros la hacemos comestible'. Los cupcakes vienen rellenos de chocolate o manjar, también hay de frutas o de zanahoria con naranja para niños. Pero lo que a mí más me interesa es convertir un cupcake en una pequeña obra de arte", dice Annalie.
Generalmente son para comidas y celebraciones, los encargos que la hacen a Annalie, que se pueden retirar o pedir a domicilio. La gente busca entregar un postre significativo, pensado en los gustos de los invitados. Entre muchas de sus obras se encuentran dibujos animados antiguos o personajes de videojuegos que, aclara, la mayoría son para adultos y no para niños como se podría pensar.
Su sitio web está en construcción, por lo que puedes ver su trabajo en su Facebook.
Javier de Solminihac es un chef autodidacta. Pasó de ser el que repartía las cosas para comer del cumpleaños de su madre, a cocinarlas. Como todos, la aprobación de los amigos y la motivación familiar lo llevó a dedicarse a entregar servicios gastronómicos a domicilio. Desde el vino para la mesa hasta el postre, pasando por entradas, platos hindúes, carnes, pescados y más, es lo que ofrece.
"Hay que tener de todo. Pensé: si voy a hacer banquetearía para hasta 50 personas, tengo que tener un menú bastante completo. Por eso hago desde desayunos hasta comidas para eventos, además les pongo el toque gourmet para hacer la diferencia. La mayoría de los ingredientes que utilizo los saco de mi propia huerta", cuenta Javier, cuya especialidad es la comida italiana.
En la mayoría de los casos son eventos grandes los que solicitan sus servicios, por sobre 24 personas, que según dice, es el límite para que el dueño de casa no quiera cocinar. Lo que más le piden es el risotto de zapallo con naranja. Su modus operandi es llevar casi todo listo, montar en el lugar para lograr una buena presentación y retirar todo al irse para que en la casa sea como que "aquí no ha pasado nada".
En general, las empresas genera un presupuesto según la cantidad de comida que se le encargue. Los que hacen uso de la cocina, llevan sus propios utensilios y tienen mozos a disposición si es que el dueño de casa los requiriera. .
Así que ya saben: La próxima vez que hagan una comida y no quieran quedar con lumbago al final de la noche (a menos que les encante el tema), ya tienen unos chefs a domicilio que pueden hacer que la mesa de su casa no tenga nada que envidiarle a la de los restaurantes.