Organizada por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) en asociación con la Fundación Música de Chile, la Feria Pulsar viene desde el año 2010 presentándose como una actividad de puesta en escena común, para que distintos actores de la industria musical, de diversas regiones del país y del extranjero, presenten sus avances y logros ante otros actores del rubro y al público en general.
Con más de 50 agrupaciones tocando en vivo, más de 100 stands y la presencia de Argentina como invitado especial, la Feria Pulsar es el panorama ideal para quien desee comprar discos, ver dónde estudiar música o simplemente conocer nuevas bandas. En la cartelera figuran nombres como Inti Illimani, Christian Gálvez, Amanitas, Guiso, La Rata Bluesera, Matías Cena, Fármacos, Nano Stern, Astro y Weichafe, solo por nombrar algunos.
El año pasado la convocatoria superó las 18 mil personas y el crecimiento sostenido de la asistencia cada año parece anticipar que este año tendremos un marco de público de proporciones masivas.
Conversamos con Mario Rojas, vicepresidente de SCD, sobre la historia de esta feria y de cómo la visualiza a futuro.
Tiene una serie de connotaciones, pero básicamente “pulsar” proviene de “pulso”, que es el pulso del corazón, pero también es el pulso de la música. Para que haya un ordenamiento rítmico tiene que haber un pulso; sin éste, no habría música.
Bueno, hace cinco años nosotros estábamos analizando el fenómeno de la industria musical en Chile, y en realidad es algo que venía dando vueltas en nosotros desde hace mucho tiempo, porque la industria ha venido evolucionando en los últimos años y hoy hay otra manera de entender en qué consiste la música. Como sabemos, los grandes sellos ya no hacen el trabajo de la forma tradicional que todos conocíamos: han surgido toda una serie de nuevas plataformas digitales.
Luego, a esto le sumamos una revisión que hicimos a otras ferias que existen en el mundo, como la Primavera Sound o la Feria de Cannes. Fuimos pensando en cómo incentivar a la industria sin tener que hacer un festival, que en Chile es algo casi como una tradición: en Chile mucha gente entiende que para estimular a la industria de la música hay que hacerlo a través de festivales, pero, como hemos observado, los festivales ya no cumplen el mismo rol hoy en día: los festivales hoy apuntan hacia afuera, están más enfocados en traer artistas internacionales y los artistas chilenos ahí juegan un rol secundario.
De ahí nace la idea de crear una feria como Pulsar, que permita que estén todos los actores de la industria de la música involucrados: actores culturales, económicos, formativos, institutos, escuelas… todo lo que tenga que ver con la música.
Bueno, yo creo que hay una relación muy directa, en el sentido de que las producciones independientes han ido copando la escena y eso ha coincidido con una especie de despertar, de efervescencia en la música chilena, en todos los estilos musicales. La cantidad y la calidad de músicos chilenos que se están proyectando al mundo es excepcional. De verdad, creo muy sinceramente que quizás nunca antes habíamos tenido un momento tan especial como este en la música chilena. Y lo divertido es que la gran industria de la música en Chile está ausente. O sea, ha sido el circuito independiente el que ha copado los espacios y se ha abierto hacia el mundo con mucho sacrificio, pero a la vez con mucho talento, que no había habido antes en Chile, yo creo.
Obviamente eso se debe a que hay más y mejores escuelas, que hay mayor interés y que la gente tiene una mayor conexión con lo que está pasando musicalmente en el mundo. Como somos un país tan alejado, que está en la última colita del mundo, creo que efectivamente existía una sed de parte de la gente, que hoy está siendo satisfecha mediante toda esta explosión de la música. Yo creo que en ningún otro país de América Latina esto se está dando con tanta fuerza como en Chile.
No hemos tenido grandes dificultades, yo creo que es la música chilena la que ha tenido dificultades, pero con el tiempo tenido logros parciales, como la ley de 20% de música chilena en las radios. Para llegar a eso tuvimos que luchar por ocho años. Eso habla indiscutiblemente de una mirada, de cómo los grandes medios ven a la música chilena, y nosotros queremos revertir eso. Yo creo que la gran dificultad es la mirada de la gran empresa, porque no se ve como un producto exportable, se ve como un producto de menor calidad, lo que es un tremendo error.
Yo creo que esto se arrastra de un tiempo en el que la música se veía como algo censurable, a la que no había que dejarle mucho espacio porque podía ser un motor de opinión. Yo creo que esa etapa tenemos que superarla como país: hay que entender que la música no solo es cultura e identidad, lo que también es en gran medida, sino que también puede ser un buen negocio. ¿Y por qué no?
Lo que pretendemos nosotros es lograr que Pulsar sea, como en otros países, una feria que se tome la ciudad: que no esté enclaustrada en un solo espacio, sino que además haya funciones en teatros, plazas, parques, de forma simultánea a la feria… Y que la feria durara, no sé, una semana ponte tú.
La gracia es que la sociedad entienda que la música no es solo el sonido que sale de la radio, o lo que sale de un aparato digital, sino que detrás de la música hay mucho pasando siempre: la idea es incentivar que haya periodismo especializado, revistas de música, programas de música, que la gente identifique a sus artistas… Todo eso hasta ahora había pasado muy poco, y siento que la huella que estamos dejando es justamente potenciar eso. Ahora último ha ido in crescendo, y eso me hace creer que la Feria Pulsar es una muy buena idea y tenemos que seguir potenciándola.