El más famoso invento patentado por el norteamericano Thomas Alva Edison, en 1879, tiene los días contados en Chile. Así como lo hizo la Unión Europea en el año 2009, este 2015 marcaría el fin de la comercialización de la tradicional ampolleta (o bombilla) incandescente en nuestro país.
¿Por qué? Según cálculos hechos por la Comisión Europea, su eliminación en el viejo continente, permitió reducir emisiones de CO2 en 15 millones de toneladas al año y, desde el inicio del proceso hasta el año 2020, se podría llegar a ahorrar la energía equivalente al consumo anual de 11 millones de hogares.
Nuestro país se ha estado sumando de manera gradual a la idea global de “iluminar con eficiencia y promover un ahorro energético”, y es por esto que se prohibirá la comercialización de las ampolletas incandescentes. ¿Cuáles son estas? Las más comunes, aquellas que generan luz a través del calentamiento de un filamento metálico (de wolframio) que tienen en su interior, lo que entrega energía lumínica, pero con un alto grado de ineficiencia: cerca del 85% de la energía que consumen se utiliza en generar calor, en lugar de luz.
El subsecretario de Medio Ambiente, Marcelo Mena, comunicó ayer que a partir de este mes, ninguna ampolleta incandescente podrá ser comercializada en el mercado local, agregando que "ese tipo de medidas va a empezar a implementarse en el marco de una ley de eficiencia energética, que pronto va a ingresar al Parlamento, en la cual se van a empezar a fijar metas para el consumo de refrigeradores, automóviles y para la industria".
Aunque la medida puede sorprender a muchos, no se ha aplicado de un día para otro. Desde el año pasado que se viene restringiendo la venta de estas ampolletas. Primero se eliminaron las bombillas con potencias superiores a 75 watts, luego los mayores a 40 watts y ahora, este mes, se terminará de frentón la comercialización de aquellas superiores a 25 watts. Se han sustituido la mayoría de los alumbrados públicos del país y se ha ido asesorando a las familias más vulnerables respecto al uso de energía eficiente, aportándoles además las luminarias sustitutas.
¿Viviremos a oscuras entonces o volveremos a las velas? Ninguna de las anteriores. Hay reemplazos mucho más eficientes, duraderos y que permiten un mayor ahorro de energía.
Como dijimos antes, un porcentaje muy elevado de la energía que consumen las ampolletas incandescentes se traduce en calor y sólo una pequeña parte se convierte en luz. Por esto es que cuando llevan mucho tiempo encendidas, al tocarlas, nos quemaremos. Son la opción más ineficiente desde el punto de vista de la energía que consumen versus la iluminación que proveen.
En segundo lugar, su costo en comparación a su vida útil es muchísimo más alto que el de una luz alternativa. El ministro dice que “el costo operativo es tan alto, que en un mes se puede pagar la inversión (de su reemplazo) para una vivienda normal y también hay amplios programas de subsidios".
Para su reemplazo, se utilizarán en preferencia las luces LED, laslámparas fluorescentes compactas o de ahorro de energía, tubos fluorescentes o,en último caso, ampolletas halógenas; alternativas que gastan solamente una parte de la energía que necesitan las tradicionales para iluminar, permitiendo un ahorro desde un 60% hasta un 90%, si se utilizan las LED.
Este tipo de ampolletas traducen mayores porcentajes de energía directamente a luz que las incandescentes, siendo las menos eficientes las halógenas (que son una variación de la incandescente y también generan bastante calor) y las más eficientes, las LED, cuyo "pero" es aún un alto costo inicial y una luz demasiado direccional. La opción tradicionalmente más utilizada es la lámpara fluorescente compacta, por su menor costo, aunque esta también tiene defectos: no alcanza su brillo máximo instantáneamente, genera una luz bastante pobre en riqueza cromática y no funciona con dimmers.
A nivel país, supone menores niveles de uso de combustibles fósiles para producir electricidad y esto, a su vez, equivale a menores emisiones de contaminantes locales y de emisiones de gases de efecto invernadero.
Respecto a la vida útil de las ampolletas, las tradicionales duran cerca de mil horas, las halógenas cuatro mil horas, las fluorescentes compactas 20 mil horas y las LED, hasta 50 mil horas. Se calcula que una ampolleta incandescente deberá ser reemplazada 25 veces frente a una LED.
Respecto a los precios, estos oscilan entre los $500 y hasta los $12 mil por unidad, dependiendo de la tecnología, la que día a día va haciéndose más económica. Y si bien las ampolletas tradicionales siguen siendo las más económicas en primera instancia, al utilizar cualquiera de las alternativas, además de reducir el consumo de energía y las emisiones de CO2, pueden ahorrar, según el Ministerio de Energía, hasta CLP $6.100 en un mes, sin requerir ningún tipo de instalación o un soquete especial.
Hernán Calderón, presidente de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus), indicó que le parece una medida bastante arbitraria,afirmando que hay que considerar el costo, ya que las ampolletas de bajo consumo, como son las LED, presentan un valor de mercado marcadamente superior en comparación con las incandescentes.
Explicó que si bien muchos podrán hacer este cambio, muchas familias no podrán realizarlo en su totalidad, debido al alto costo que presentan las ampolletas LED. “Creo que estas medidas son un poco unilaterales y arbitrarias, donde se nos quita una opción que es económica y muchas veces, personas no tienen los recursos para poder optar”, señaló.
Calderón agregó que el ahorro energético debe venir por otros lados, lo que se relaciona con buscar mecanismos para que la cuenta de las personas salga menos, que se brinden alternativas para que los individuos puedan producir su propia energía, ya que cuesta alrededor de $ 3 millones la instalación de paneles solares, lo que generaría ahorro e inyección a la matriz.
Las medidas más frecuentes recomendadas son:
- Apagar las luces y televisores cuando se sale de la habitación.
- Desconectar los equipos electrónicos (aun estando apagados estos dispositivos consumen energía, que se denomina vampiro energético).
- Abrir el refrigerador sólo cuando sea necesario y cerrarlo lo más rápido posible. Además, dejar un buen espacio de ventilación para su cara trasera.
- Calentar sólo el agua que va a necesitar y no llenar siempre el hervidor.
- Reemplazar las ampolletas tradicionales por ampolletas eficientes con etiqueta energética clase A.
- Aprovechar la luz natural y pintar las paredes y cielos del hogar de colores claros, ya que así se puede ahorrar hasta un 5% de electricidad.