Se podría decir que el litio es como el mineral que te está saliendo hasta en la sopa. Son tan variados sus usos, que llega a sorprender encontrarlo tanto en tratamientos antidepresivos (en muy pequeñas dosis) como en la fabricación de vidrios y cerámicas, además de una serie de otras cosas más. Aunque de todas sus funciones, el protagonismo que ha adquirido en el mercado de las baterías ha sido lo que ha transformado al pequeño Li (como se llama en la tabla periódica) en el mineral de moda. Y es que su capacidad de almacenar una gran cantidad de energía cae como anillo al dedo en una sociedad donde uno de los mayores problemas para la mayoría de las personas, es la corta duración de la carga de los teléfonos inteligentes. #FirstWorldProblems
No por nada, el medio The Economist publicó un artículo a comienzos de este año en el que se refiere al litio como el "Metal crecientemente precioso", aunque metafóricamente, ya que de precioso no tiene mucho; pero sí ha logrado engatusar a varios actores del comercio mundial. De hecho, el valor de la tonelada de litio carbonatado se duplicó durante el año pasado, llegando a bordear los US$ 14. Aunque está a años luz de los más de US$ 4.500 que cuesta la tonelada de cobre.
Como si no fuera poco, dos meses atrás, el prestigioso banco de inversiones, Goldman Sachs, se refirió al litio como "la nueva gasolina", dentro de un mercado que por ahora mueve alrededor de dos mil millones de dólares al año a nivel mundial. Así, sigue siendo un mercado pequeño. Sobre todo si lo comparamos sólo con las ventas anuales de Codelco (que corresponden alrededor del 10% mundial), las que durante sus mejores años ha llegado a los US$ 17 mil millones.
Y todo esto debería traducirse en buenas noticias para Chile: el país alberga el 57% de las reservas mundiales de este material, según un informe publicado el 2014 por el Servicio Geológico de Estados Unidos. Además, goza de una gran ventaja competitiva en cuanto a la extracción de este producto: en el Salar de Atacama se encuentran las mayores y mejores reservas del mundo, con excelentes índices de evaporación (algo clave en este proceso) y cercanía a un puerto.
En ese contexto, Chile es el segundo productor a nivel mundial, después de Australia. Entonces, ¿cómo se está pintando el panorama del litio en el país?
Los ojos del país empezaron a girar hacia el litio en pleno régimen militar y en medio de la Guerra Fría. Sus potenciales propiedades para el uso en fusión nuclear, lo transformaron en un material "estratégico" en Estados Unidos y después lo fue también en Chile, desde 1983.
La fusión nuclear nunca llegó a transformarse en una opción viable, así que el litio nunca cumplió esa expectativa, pero su carácter estratégico se ha mantenido a través del tiempo, más que nada debido a su relativa escasez a nivel mundial, su gran concentración en el país y su valor en el desarrollo de tecnologías de almacenamiento de energía.
Actualmente, el marco legal respecto a la producción del litio estipula que sólo puede ser explotado a través de las empresas del Estado y sin la necesidad de una legislación especial. Sin embargo, el mayor productor de este mineral es la empresa privada SQM, quien se adjudicó la licitación a través de unos Contratos Especiales de Operación del Litio.
En vista de la necesidad de perfeccionar la regulación en torno a este mineral y el futuro de este, a mediados del 2014, la Presidenta Bachelet creó la Comisión Nacional del Litio para estudiar los pasos que se deberían seguir para desarrollar la industria de este en el país. Finalmente, la semana pasada la Comisión le entregó su propuesta a la Mandataria, quien en esa oportunidad sostuvo que “el litio es un mineral de futuro, tan importante que incluso algunos le han llamado el petróleo blanco del siglo XXI. Un recurso que pone a Chile en una posición de privilegio frente al mundo, y no podemos darnos el lujo ni de desperdiciarlo ni de malgastarlo”.
Pero también tomó distancia de la idea de continuar en la senda de ser un país exportador de materias primas, al afirmar que "nuestra situación económica es la mejor prueba de que no podemos depender de una matriz productiva acotada, ni mucho menos limitarnos a la exportación de commodities".
Por eso mismo, en la propuesta, además de reafirmar su carácter estratégico y por lo tanto, no concesionable, se definieron una serie de aspectos relacionados a cómo evolucionar la industria ligada a este material.
Por ejemplo, se estableció un convenio entre Corfo y Codelco, para avanzar en productividad y la sostenibilidad de la producción del litio, además de destinar recursos para la innovación de este campo que se encuentra en un período de gran expansión.
Así también, a partir de la Comisión nacerá un programa de investigación y desarrollo tecnológico asociativo para optimizar los sistemas de almacenamiento de energía solar a través de este mineral. El propósito de esto es transformar a este tipo de energía en una alternativa competitiva, de suministro continuo y con "precios atractivos". Los encargados de llevar a cabo esta labor serán el Ministerio de Energía, el CIFES (Centro para la Innovación y el Fomento de las Energías Sustentables) y la Corfo.
En conclusión, una parte importante de la nueva política del litio en el país contempla la innovación y el desarrollo de este mineral tan versátil. Pero, ¿qué tanto se puede hacer con él?
Aplicaciones del litio: Desde medicina hasta aire acondicionado
Como mencionamos anteriormente, una de las funciones más atractivas del litio en el último tiempo es su capacidad de almacenar energía en las baterías para autos, teléfonos, y básicamente, cualquier aparato eléctrico o electrónico. Pero ¿sabías que un poquito de carbonato de litio puede servir en el tratamiento de trastornos bipolares. Sobre todo para reducir el riesgo de suicidios (aunque la lista de efectos secundarios es eterna).
También es usado en sistemas de aire acondicionado y de control de humedad. El bromuro y el cloruro de litio contienen propiedades higroscópicas (que absorben mucha humedad), lo que transforma a este mineral en tu mejor compañero de oficina durante los días calurosos.
Otro de sus propósitos es la fabricación de grasas lubricantes a base de jabones de litio y en la producción de caucho sintético.
Además, está presente en una serie de industrias, como la del vidrio, cerámica y aluminio. Por ejemplo, aumenta la productividad y reduce el consumo de energía en el proceso de obtención de aluminio.
Sin embargo, cualquiera de estas vías podría servir para explorar nuevos usos para el material.
Pero por muy maravilloso que suene el panorama actual del litio, no se pueden dejar de mencionar algunos temas que complican un poco la situación. Por ejemplo, sus altos costos de producción. Aunque como mencionamos anteriormente, Chile tiene una ventaja comparativa en este tema, el problema que esto implica no deja de ser menor tanto para el país como para el desarrollo del mineral a nivel mundial. Esto, por el menor interés que podría generar su explotación y la desventaja en la que se podría situar frente a otros sustitutos más baratos.
Otra cosa también es la posible aparición de nuevas alternativas que reemplacen a este producto estrella. Desde hace tiempo se vienen investigando materiales como el grafeno y los nanotubos de carbono por su capacidad de almacenamiento de energía.
Además, las concentraciones de litio necesarias para la fabricación de algunos productos son bastante bajas. Por ejemplo, en las baterías de autos representa alrededor del 5% de los materiales utilizados, lo que lo mantiene como un producto de exportación secundario.
Por último, la privilegiada posición de Chile en cuanto a su posesión podría no ser tan privilegiada después de todo, pues algunos estudios indican que las reservas mundiales podrían estar más distribuidas de lo que se piensa.