Para enfocar mejor tus problemas, llora

Está científicamente comprobado que un buen llanto puede producir beneficios similares para el organismo que una buena carcajada. Llorar es la herramienta natural que tiene el cuerpo para tranquilizarse.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-07-09 | 15:12
Tags | llanto, emociones, salud, risa, ciencia

Reír es bueno para la salud ¿Qué duda cabe? Como si la experiencia personal de lo bien que se siente uno tras estallar en una buena carcajada no fuera suficiente, toda clase de estudios lo confirman. Tanto es así, que incluso una sonrisa forzada ha demostrado tener efectos positivos para la salud. 

Lo inesperado es que llorar desconsoladamente es casi igual de beneficioso. 

A lo largo de la historia se ha traspasado la idea de que el hombre no debe llorar. Afortunadamente algo hemos avanzado en derribar ese estereotipo de hombre sin sentimientos y se le ha permitido, en mayor medida, liberarse de sus sentimientos sin vergüenza. De todas maneras hay diferencias intrínsecas por género: Las mujeres no sólo lloran cuatro veces más que los hombres, también la duración del llanto y la cantidad de lágrimas derramadas cuadruplica al llanto masculino. Así también a las mujeres les resulta natural sollozar, cosa que a los hombres casi nunca les nace. 

Tanto la risa como el llanto nos permiten descargar tensiones y destraban consecuencias ventajosas para nuestro organismo. De la risa se ha comprobado que libera hormonas como la endorfina, ayuda a estimular la imaginación, favorece la actividad mental, calma la ansiedad y retrasa el envejecimiento. Ahora, ¿Qué se ha comprobado que produce el llanto?

Primero hay que aclarar que hablamos del llanto emocional, ese que brota cuando vivimos una experiencia dolorosa, cuando sentimos rabia o cuando empatizamos con alguien que está triste. De hecho, el ser humano es el único ser vivo que experimenta este tipo de llanto, dando la razón a que cumple una función vital para el desarrollo humano. 

El encanto de llorar

La principal consecuencia de llorar es que activa ciertas hormonas que producen un efecto tranquilizador. Cuando alguien llora, libera tristeza a través de las lágrimas. El bioquímico del Centro Médico St. Paul-Ramsey de Minnesota, William H. Frey, ha investigado el tema de las lagrimas y descubrió que el llanto ayuda a mejorar nuestro estado anímico porque se liberan sustancias desestresantes tales como el cloruro de potasio y manganeso, endorfinas, prolactina, entre otras. O sea que para no deprimirse, la mejor solución es escuchar al cuerpo y permitirle desahogarse a través de su método natural para eliminar el dolor. 

Otro beneficio de llorar es que previene úlceras o colitis crónica ya que estas enfermedades están totalmente vinculadas al estrés y quienes lloran son personas más sanas, según doctores de la universidad de Pittsburg. Entre quienes contienen las emociones, el estrés se desencadena con mayor facilidad en su organismo, ya que retienen las hormonas de la adrenalina y no permiten que el llanto actúe como calmante, regulando su respiración y ritmo cardíaco. Por algo después de un buen llanto terminamos durmiendo sobre el primer objeto que vemos. 

El doctor Frey también asegura que llorar no sólo permite desahogarse y distender las emociones, si no que le permite a las personas ver las cosas con mayor claridad ya que las penas obstruyen el intelecto. Se asocia mucho  la sensación después de un buen llanto a lo que produce una tina de agua tibia: Te relaja, te despeja y te reconforta. Esto no sucede con la risa, que al exigir un mayor movimiento en los músculos (400), se relaciona a la sensación después de hacer deporte. Incluso hay quienes dicen que cinco minutos de carcajadas equivalen a 45 minutos de ejercicios. 

La invitación no es a andar con unos pañuelitos metidos en el bolso, si no a transparentar las emociones cuando las sintamos y vivir los procesos de manera natural. Si nos guardamos las emociones, sobre todo las que nos afligen, tarde o temprano explotaremos y nos haremos un daño que podría haber sido completamente evitable. Acompañarte de quienes confías es una buena manera de aprender a llorar.