Porque las responsabilidades entregadas a todos nosotros, en la práctica, terminan siendo ignoradas. Porque en este tiempo estamos viviendo de forma individualista, velando cada uno por sus propios intereses, porque se nos ha olvidado que nuestros actos influyen en los demás, porque cada día ignoramos más lo que es vivir en sociedad. Y porque vemos a diario casos de corrupción y falta de transparencia en la política, el mundo púbico, en las empresas, el mundo privado, en la calle o nuestras propias oficinas, que nos hacen opinar y criticar al respecto, pero cada día nos aleja más de querer participar y ser parte de la solución.
Porque es necesario inculcar desde pequeños los comportamientos éticos y los valores que permiten una convivencia social respetuosa.Porque es necesario enseñarles a los niños la responsabilidad social, el amor por su país, por la democracia, por la justicia y los derechos humanos. Y yendo más al hueso, porque es necesario educar sobre el amor al prójimo, sobre el respeto a la comunidad y sobre la necesidad de enriquecer la participación ciudadana; es que se promulgó este año la Ley 20.911 que contiene el nuevo Plan de Formación Ciudadana y Derechos Humanos que desde ahora se incluye de manera transversal y en varias asignaturas en todos los establecimientos educacionales del país.
“Chile tiene un déficit en formación ciudadana, cómo nos tratamos, en el clima escolar, porque el respeto y la vida en común se aprende en la calle, se aprende en la familia y se aprende en la escuela”, señaló la Ministra de Educación, Adriana del Piano, tras la aprobación y promulgación de la nueva Ley a fines de marzo pasado, la que entró en vigencia al inicio de este año escolar, y que además busca impulsar, a más tardar en el año 2017, la incorporación de un ramo obligatorio de Formación Ciudadana para 3° y 4° medio.
El Plan Nacional de Formación Ciudadana y Derechos Humanos responde al contexto que afecta actualmente a la política chilena en su conjunto, especialmente en los casos de financiamiento irregular de la política, que descreditan todo lo que representa la función política, alejando a gran parte de la ciudadanía de los espacios de participación.
Entonces, uno de los principales objetivos de este plan es interesar a los niños y jóvenes a ser parte de las decisiones del país, a que mantengan una participación ciudadana constante, que se interesen por la actualidad, por la política y por los cargos de liderazgo social. Que se interesen en la responsabilidad social, en la vida en comunidad y que desarrollen una conciencia crítica, una opinión fundamentada frente a la realidad que les haga querer ser parte del fortalecimiento de la democracia.
¿Qué se busca con esto? Según señala el informe final del Proyecto de Ley, para “prevenir y disminuir la incidencia de actos de corrupción y de faltas a la probidad, se requiere un sistema educacional que forme en valores cívicos de respeto a la convivencia y fomento del bienestar común”.
Y es por esto que la norma establece nueve objetivos:
1.Promover la comprensión y análisis del concepto de ciudadanía y los derechos y deberes asociados a ella; del Estado de Derecho y de la institucionalidad.
2.Fomentar en los estudiantes el ejercicio de una ciudadanía crítica y responsable, respetuosa, abierta y creativa.
3.Promover el conocimiento,comprensión y compromiso de los estudiantes con los Derechos Humanos reconocidos en la Constitución.
4.Fomentar la valoración de la diversidad social y cultural del país, incentivando la tolerancia y el respeto.
5.Fomentar la participación en temas de interés público.
6.Garantizar el desarrollo de una cultura democrática y transparente, implementándolo a través de acciones concretas.
7.Realización de talleres y actividades extra programáticas en que haya una retroalimentación de la comunidad educativa.
8.Formación de docentes y directivos en relación con los objetivos establecidos en la ley.
9.Actividades para promover una cultura de diálogo y sana convivencia escolar.
La ley antes mencionada tiene, sin duda, muy buenas intenciones, pero una cosa son los objetivos que se declaran, y otra es cómo lograrlo. Por eso, conversamos con Valentina Rosas, vicepresidenta de Nosotros Ciudadanos –organización pluralista sin fines de lucro cuyo fin es incentivar la participación política a través de la formación ciudadana–, para discutir qué se necesita para hacer el cambio realidad.
Valentina nos contó que si bien antes existía la Educación Cívica como asignatura concreta, luego se decidió pasar esa materia a través de líneas transversales en varios cursos; pero lo que pasó finalmente fue que esas líneas transversales no se pasaron. ¿Por qué? Porque en general, los colegios tienen sus mallas y contenidos muy apretados, los profesores no tienen suficiente tiempo para preparar sus clases, entonces no quedaba tiempo ni espacio para integrar esta materia.
- Es un muy buen avance, porque se entregan los espacios para que los colegios puedan innovar en esto, para que cada colegio tenga sus propios temas. Esto incentiva a que no se traten sólo temas curriculares, de materia, sino que incentiva crear espacios de democracia. A que existan estudiantes que representen al resto, a que haya instancias de participación y a que los colegios se abran al resto de la comunidad. Pero falta mucho aún. Sigue siendo una materia paralela y sigue existiendo el riesgo de que los establecimientos no lo pasen, porque no indica plazos concretos, ni medidas concretas a seguir. Aunque tengo entendido que el Ministerio de Educación entregará ciertos lineamientos”.
- “Falta mucha mirada ciudadana. Las encuestas del INJUV muestran que los jóvenes en general participan en muy pocos voluntariados, en muy pocas instancias comunitarias, explotan poco las redes de iglesias, organizaciones juveniles, etc. Hay poca enseñanza en la concepción, teoría y en la práctica y eso hace que los jóvenes sean menos participativos, que tengan menos ética, que tengan menos responsabilidad social y que hayan menos ideas de justicia que se practiquen realmente y no solo se discutan a través de las redes sociales”.
- “Es importante que se vuelva a hablar de la comunidad escolar y cómo se relaciona ésta con la comunidad local. Esto los colegios lo tienen que incentivar y hoy día no se está haciendo, por lo tanto los jóvenes salen de cuarto medio con poco sentido comunitario, incluso de quienes están cerca de ellos; entonces si no ven el impacto que está cerca, cuesta más ver el que es más global y que está a escalas mayores”.
- “El Ministerio de educación va a emitir lineamientos respecto a esto, pero la idea es que no volvamos a lo anterior de sólo enseñar sobre la Constitución y la dictadura, sino tratar los derechos humanos, exponer sobre los movimientos sociales, de las olas de inmigración que hoy está teniendo Chile, los problemas con la Araucanía, etcétera”.
- “Para incorporar en los colegios una cultura democrática, es necesaria la práctica. Es necesario manejar contenido, que se entiendan conceptos básicos y reconocer las distintas instituciones del país, pero lo principal es desarrollar habilidades ciudadanas en los estudiantes, con actividades prácticas, con proyectos, relacionar al colegio con las juntas de vecinos que están cerca, generar proyectos con las municipalidades. Cosas que a los estudiantes los motiven y puedan entender y apreciar que hay actos y problemas que nos afectan a todos”.
- “Un ciudadano modelo es uno informado, que está al tanto de lo que está pasando en el país, que conoce las instituciones y organismos en los que puede afectar y participar, pero que también efectivamente participa y opina de forma activa. Que está al tanto de los problemas locales y que participa en la solución de esos problemas, que tiene una opinión crítica, pero que se hace parte de las soluciones. Una persona que aprovecha los espacios de participación y no sólo en las votaciones”, finaliza Valentina.