Antes que todo, partamos por lo más básico. Los poderes del Estado se dividen en tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Y la libertad condicional de reos otorgada la semana pasada corresponde a una decisión del Poder Judicial y a los Tribunales de Justicia. Nada tiene que ver aquí la Presidenta ni el Gobierno. Lo especificamos porque se han visto miles de comentarios en redes sociales culpando a la presidenta Bachelet y nos parece importante aclararlo.
Tras la decisión judicial de otorgar permisos de libertad condicional a más de 1.800 reos, la semana pasada, se generó una gran polémica al respecto, la que se evidenció este lunes con la encuesta Cadem de la semana, que arrojó que el 80% cree que la liberación condicional de reos provocará más delincuencia y el 85% afirma que se debe revisar la resolución de los tribunales.
La mayor polémica se dio tras conocer la cantidad de reos que obtuvieron el beneficio, superior a otros años, sobre todo en ciudades puntuales, donde los permisos se le otorgaron al 90% de los solicitantes, como en el caso de Valparaíso. Además, llamó la atención pública que varios de los reclusos habían cometido delitos de alta connotación social como asesinatos o violaciones, y esto, al hacerse público, activó el pánico y las alarmas, más aún cuando se supo que los informes de Gendarmería de varios de estos reos, tenían evaluaciones negativas.
Es más, el propio Gobierno y los partidos políticos cuestionaron la decisión del Poder Judicial, afirmando que había actuado así para reducir el hacinamiento carcelario, sin analizar el mérito de cada caso; pero éste respondió que los jueces aplicaron la ley correctamente. Hay que agregar también que los medios de comunicación y los políticos han comunicado cada caso de los reos que tras el beneficio han vuelto a delinquir, aumentando así la percepción de inseguridad pública (6 de los más de 1.800 reos beneficiados a nivel nacional han reincidido a la fecha).
A todo lo anterior, se suma la habitual confusión que genera el nombre "libertad condicional", ya que muchos piensan que se trata del fin de la condena, lo que no es efectivo, como veremos más adelante.
A raíz de esto mismo, el director de Gendarmería, Tulio Arce y la ministra de Justicia, Javiera Blanco, asistieron este lunes a la Comisión de Constitución del Senado para discutir una propuesta que modificaría el otorgamiento de libertades condicionales, aumentando el piso mínimo de años para que el condenado pueda acceder al beneficio, entre otras medidas.
Recordemos que el actual régimen de libertad condicional comenzó a aplicarse el año 2012 con la ley N°20.587 bajo el gobierno de Sebastián Piñera, y no corresponde al término de una condena, sino al permiso a ciertos reclusos con buen comportamiento de cumplir la pena en libertad, con la obligación de firmar una vez a la semana en un Centro de Apoyo para la Integración Social, todo bajo un proceso de supervisión y seguimiento para asegurar así la reinserción social.
Una de las principales modificaciones que se realizó a la norma, fue el retiro de los Secretarios Regionales Ministeriales (Seremi) de Justicia de la decisión de otorgar el beneficio. Esto porque una vez que pasaba por la comisión del Poder Judicial, el listado era entregado a los seremis de la carteras, quienes finalmente decidían a quién liberar y a quienes no, volviendo la decisión en algo meramente político, en opinión de muchos. En cambio, hoy en día, cada Corte de Apelaciones debe analizar los informes remitidos desde las cárceles para otorgar o no el beneficio.
Las principales razones por las que se otorgan la libertad condicional:
- Para descongestionar las cárceles y evitar así tragedias como la de la cárcel de San Miguel, tras el incendio del año 2010, donde murieron 81 reos por el evidente hacinamiento.
- Para abaratar costos del sistema penitenciario.
- Para premiar e incentivar el buen comportamiento de los reclusos.
- Para dar una oportunidad de reinserción social transitoria y vigilada, y así permitir una futura reinserción laboral y social fructífera y permanente.
¿Cuáles son los requisitos para postular a la libertad condicional?
- Aquellos que hayan cumplido la mitad de la condena y 2/3 de ella para el caso de delitos violentos.
- Quienes cuentan con conducta intachable.
- Los que hayan aprendido un oficio o mantenido una actividad laboral.
- Aquellos que hayan asistido con regularidad y provecho a la escuela del establecimiento penal.
- Con todos los requisitos anteriores cumplidos, Gendarmería elabora un informe que se presenta a las cortes de apelaciones del país, quienes deciden finalmente si otorgar o rechazar la solicitud de beneficio.
- Si la persona a la que se le otorga la libertad condicional comete otro delito, se ausenta sin autorización de su lugar de residencia o si falta dos semanas consecutivas a firmar; el beneficio puede ser revocado.
Conversamos con Juan Pablo Venegas, director ejecutivo deProyecto B, fundación chilena que busca contribuir al proceso de reinserción socio laboral de jóvenes que han infringido la ley, mediante la oferta de oportunidades laborales; y nos contó qué es lo que está fallando en nuestro sistema penal. Según él, no tiene nada que ver el permiso de libertad condicional, sino el encarcelamiento en sí mismo.
- ¿Es efectivamente mucho más alto el número de permisos otorgados este 2016, respecto a años anteriores?
“Las estadísticas son engañosas, dependiendo de cómo se usen. Nosotros entendemos que no es que se hayan incrementado tremendamente respecto a los períodos anuales, lo que sí es llamativo es que en algunas zonas, se incrementaron las autorizaciones que dieron las cortes de apelaciones respecto a años anteriores. Siempre se han dado autorizaciones entre el 10 y el 15%, no más, y durante este período por ejemplo, en el caso de la V Región, se otorgaron el 90% de las solicitudes. Y claro, surge el temor engendrado sobre la base de asuntos que tienen que ver con el mismo procedimiento y también con la experticia que pueden llegar a tener los jueces en términos de la asignación de este tipo de beneficios, y el conocimiento del perfil real de a quien le están otorgando el beneficio”.
- En este caso, se supo que muchos de los beneficiados tenían informes de conducta negativa de Gendarmería. ¿Por qué se les concede igual el beneficio?
“Hay informes que indican no recomendar la asignación de libertad condicional. Pero hay particularidades. Una de las debilidades que tiene el informe de Gendarmería es que no establece criterios para evaluar el riesgo futuro de nuevos delitos que puede llegar a cometer la persona. Para eso hay que aplicar instrumentos que están comprobados a nivel internacional, que también existen en Chile, y son aquellos que te permiten evaluar riesgos criminógenos. Si la persona siente o no un nivel de responsabilidad importante respecto al delito que cometió, si cuenta con apoyo familiar, si continúa vinculado a pares antisociales, si cuenta con avances de sus procesos de formación interna, si participó de nivelación educativa, si tiene evaluación sicológica favorable, etc. Esto actualmente no se incluye en los informes de Gendarmería, sólo se incluyen los requisitos formales de procedimiento” (los que mencionamos al principio de la nota). Entonces las cortes de apelaciones no toman mucho en cuenta los informes, y se rigen según sus propios criterios”.
- ¿Consideras necesario volver a incluir en la toma de decisiones a los seremi de Justicia?
“Sólo si el seremi pone a un profesional experto en evaluaciones de riesgo, pero el seremi como actor político no va a aportar mucho más a tener un criterio que de alguna manera le permita decir a la ciudadanía: este sujeto es más peligroso o menos peligroso. El criterio político está prejuiciado y prima el criterio conservador: menos libertades condicionales supuestamente es más seguridad.Pero nadie te asegura eso. Puedes liberar a menos personas, pero a lo mejor liberaste a los más peligrosos, porque insisto, no hay criterio técnico para la toma de decisiones”.
- Entonces, ¿qué pruebas verifican que la libertad condicional es efectiva para la reinserción?
“Hay estudios internacionales y nacionales sobre reincidencia que señalan que las personas que logran acceder a beneficios de libertad condicional, que logran procesos de reinserción más vinculados con la comunidad, más vinculado con relaciones sociales y que no permanecen mucho tiempo en la cárcel; logran niveles de reincidencia más bajo. Normalmente son la mitad de las reincidencias, comparadas con las de las personas privadas de libertad”.
- En este caso particular, 6 de los 1800 reos con libertad condicional ya han vuelto a delinquir. ¿Es este un número que debe preocupar?
“Antes de entender la criminología, uno debe entender que así como en otros problemas sociales, las probabilidades de que uno recaiga en el problema es la base inicial, porque siempre está esa posibilidad. Creemos que hoy el miedo es lo que está motivando a las personas a que insistan que la gente siga privada de libertad, pero en términos reales, lo que pasa en Chile al menos, es que los primeros 90 días son claves para las personas que salieron de vuelta a la sociedad. En esos primeros días hay que brindar mucha asistencia técnica, mucho respaldo, vinculación con redes y ojalá alguna especie de resguardo en términos de sostenibilidad económica. Esa persona no puede salir a la calle y quedarse en la puerta de la cárcel sola. Eso fue lo que pasó con uno de los presos de Valparaíso. Pero uno de 800 es un dato casi anecdótico, se comunica sólo para generar pánico colectivo”.
“Y respecto de la reincidencia en general, si tú miras los resultados de Paz Ciudadana, la reincidencia siempre es más baja cuando se está en una sanción que es en libertad. ¿Por qué? Porque no pierden vínculos sociales, porque el daño que se provoca al interior de la cárcel por la sola privación de libertad y por las vulneraciones a los derechos que se sufren dentro de la cárcel, están minimizados”.
En efecto, según los datos de Paz Ciudadana, en Chile entre el año 2007 y el 2011, la reincidencia general en sistemas cerrados equivalió al 50,5%, es decir 5 de cada 10 condenados volvió a delinquir; y en sistemas abiertos el 27,7%, dentro de la cual el menor porcentaje de reincidentes correspondió a aquellos con libertad vigilada o condicional (19,5%) y la mayor tasa a aquellos con reclusión nocturna (43,7%). Además, del porcentaje total de reincidentes del sistema abierto, sólo el 55,5% tuvo que cumplir su nueva pena en la cárcel.
- ¿Por qué entonces, según la Cadem de esta semana, el 80% de los ciudadanos cree que la libertad condicional solo aumenta la delincuencia?
“Porque no tienen idea de lo que están hablando. Porque a la gente no se le transmiten los resultados de evidencia que hay sobre los buenos resultados que hay con la libertad condicional. Es responsabilidad de los políticos, de los medios de comunicación,no saber explicar bien el fenómeno. La cárcel está fracasada absolutamente. Estudios de reincidencia indican que las personas privadas de libertad tienen un porcentaje de reincidencia de entre un 50 y 70%. Además, es el mecanismo más caro del circuito de sanciones. La mantención de cada reo le cuesta al Estado (o sea a nosotros y nuestros impuestos) cerca de $ 400 mil pesos mensuales.Hay cerca de 49.000 personas en la cárcel hoy en Chile. Eso equivale entonces a más de 20 mil millones de pesos mensuales. Esa misma plata podría invertirse en buenos sistemas de reinserción y no en más cárceles. Entonces, si te sale más caro privar de libertad y tengo peores resultados es obvio que voy a preferir que mis impuestos se vayan a aquello que es mucho más efectivo. ¿O no?”.
Lo que nos señala Juan Pablo se evidencia, por ejemplo, en el exitoso caso de Ohio, del que les contamos anteriormente en esta nota, donde decidieron dejar de gastar en cárceles e invertir en el futuro de los jóvenes a través de programas en libertad. Descolapsaron las cárceles y lo que generaron fue niveles de reincidencia mucho más bajos.
- Si la libertad condicional no es el problema, ¿cuál es entonces?
“Lo primero es entender que la cárcel es un fracaso.Estamos en el siglo XXI y estamos ocupando una tecnología de la época de las cavernas para no resolver nada, porque en las cárceles no se hace intervención social, ni sicológica; y la intervención educativa y laboral es paupérrima. Y segundo, no se ha invertido lo suficiente ni se han transparentado los buenos resultados que tiene la libertad condicional.”.
“Hay una especie de ceguera y obsesión con tener un solo tipo de solución para un problema que hoy en el mundo tiene miles de soluciones; y es pensar que la cárcel es la única solución al tema. Es como pensar que para un dolor de muela y para un cáncer, la solución es la misma. Que para un dolor de muela se necesita quimioterapia o que para un hígado en mal estado, necesitas sólo aspirina y no un trasplante. Ese es el tema. Pensar que aquellas personas que están metidas en el robo como primerizos o que tienen 2 o 3 delitos iniciales por hurto o robo, tienen que ir a la cárcel de inmediato, cuando se puede intervenir de mucha mejor manera con un buen programa de reinserción educativa y laboral. En Proyecto B hemos comprobado que los jóvenes que pasan por un programa laboral reinciden hasta en un 20% menos que aquellos que no lo tienen. A lo que hay que apuntar entonces es a generar programas que permitan a las personas a tomar la decisión a más temprana edad de no seguir delinquiendo”.