Nuestra industria musical está pasando por tiempos agitados: por una parte, va creciendo rápidamente y en los últimos años ha alcanzado importantes logros en materia de legislación, asociatividad y difusión; pero por otro lado, sigue sufriendo de falencias tanto económicas como institucionales y de capital humano. Polémicas como la suscitada por el programa “Música a un Metro” hablan de situaciones de precariedad que siguen siendo demasiado frecuentes a día de hoy en nuestro medio nacional.
Por otra parte, los actores de la música chilena adolecen de un serio desconocimiento de materias legales, financieras y tributarias, que son claves a la hora de formalizar un proyecto creativo. La posible solución de obtener asesoría no es en realidad tan posible, ya que la inestabilidad económica en el rubro y la falta de recursos en general dificultan la contratación de asesores expertos. Debido a esto, “hacer legal” una iniciativa musical, como un sello o una gira internacional, es extremadamente difícil.
Hoy en día el porcentaje de música chilena hecha por músicos o sellos independientes es altísimo: según estadísticas del CNCA, el 98% de los discos lanzados en Chile el año pasado fueron producidos sin la influencia ni financiamiento de ninguna compañía multinacional. Esta poca cobertura de los grandes sellos musicales, acontecida desde fines de la década de los ’90, obligó en su momento al surgimiento de pequeños sellos autogestionados que, con el tiempo, han cobrado una relevante fuerza. Si bien esto habla muy positivamente de la capacidad de nuestros gestores y productores locales, también supone el manejo de la industria musical por parte de individuos movidos más por el amor que por el manejo técnico del negocio, con todos los pros y contras que ello implica.
“Ningún director de sello partió pensando que fuera negocio, más bien al revés, era casi una necesidad de subsistencia. La industria estaba muy deprimida y los grandes sellos no estaban pescando a los artistas chilenos. Entonces, como en respuesta a una carencia y no planteados como una empresa, nacieron varios de estos sellos”, dice Sebastián Milos, fundador del sitio de descarga legal de música PortalDisc y directivo de IMI Chile.
Es difícil, por otro lado, que coexistan muchos medios pequeños sin un ente central que los agrupe o coordine: cuantificar el consumo y la producción cultural en nuestro país se hace extremadamente difícil cuando el Consejo de Cultura, el INE y la SCD manejan cada uno sus propias estadísticas. Se hace imposible contar con índices confiables y generales que guíen las acciones a realizar para potenciar a nuestros artistas cuando la información está toda desaparramada.
La Asociación de Industria de Música Independiente, IMI Chile, viene desde 2013 llevando a cabo esta función agrupadora y gremial, junto a una veintena de sellos discográficos y empresas relacionadas con la música independiente, como Algorecords, Quemasucabeza, Discos Río Bueno y la Asociación de Músicos Independientes de Valparaíso.
Nodo de Música Chilena es su proyecto más reciente y también el más ambicioso. Con un programa orientado a los resultados de largo plazo, IMI Chile busca formalizar y consolidar los avances que nuestra industria ha logrado en los últimos años, con el objetivo final de exportar nuestra música y hacerla famosa en el extranjero.
“Hemos logrado articular a instituciones que habitualmente no tenían ningún vínculo con la música. Haciendo nexos con gente de estas instituciones es que, tanto Corfo como ProChile, se han unido a todo el trabajo que hace el Consejo de la Cultura. Es algo inédito que ProChile y Corfo estén, recién desde este año, con una línea de apoyo a la música chilena. Estas líneas suelen estar destinadas a sectores mucho más tradicionales, como la producción de madera y salmón, o videojuegos y cine en el caso de las industrias creativas.”
Esta labor coordinada ha sido trascendental, pues ha significado comunicar a entidades que “no hablan un mismo idioma”.
“Fue todo un logro conseguir que instituciones tan volcadas a la productividad entendieran que la música tiene un espacio importante, y que a pesar de que no hay cifras oficiales, se ve que genera un movimiento tremendo a nivel de industria.”
Para comenzar a generar cambios, Nodo ha propuesto un plan de trabajo que recién comienza a mostrarse, y que durante este año tendrá un predominio de actividades teóricas: en primera instancia se llevarán a cabo una serie de investigaciones para diagnosticar las principales fortalezas y carencias de nuestro medio musical, y posteriormente, durante el segundo semestre, se dictarán una serie de capacitaciones y talleres en materias administrativas y legales, con expertos invitados a impartir talleres abiertos y armar mesas de trabajo.
A partir de 2017, Nodo pasará a su etapa más práctica, con apoyo a acciones concretas como asistencia a ferias internacionales y organización de seminarios.
La importancia de participar en estas ferias internacionales es marcar presencia en la industria mundial. “Es la instancia para mostrarse ante agentes de booking, directores de festivales, directores de sellos, prensa especializada en música, agencias de management y productores de conciertos”, dice Sebastián Milos, desde el otro lado del teléfono. Participar de forma regular en estas ferias garantiza una visibilidad en el medio y expresa una intención como país de dar a conocer nuestra música en el mundo.
“Si bien hay actividades concretas, como los paneles, las charlas y los shows de las bandas, también hay muchas instancias informales en las que puedes presentarte con gente y mostrar lo que haces”, completa Milos, quien está partiendo con una delegación chilena y cuatro bandas (Foex, Tunacola, Chicago Toys y Planeta No) a la feria Primavera Sound en Barcelona. A esta actividad se suma la feria Fim Guadalajara, en la que en estos momentos se encuentra participando otra delegación junto a la banda chilena We Are The Grand.
Sebastián Milos, fundador de PortalDisc y socio directivo de IMI Chile |
Un prediagnóstico del trabajo investigativo llevado a cabo por IMI este año, ha arrojado que no estamos mal parados para tomar este desafío de promocionar la música nacional en el mundo. Contamos con varias fortalezas de las cuales podemos valernos para presentar nuestra música fuera del país.
En primer lugar, existe en el extranjero la percepción que hoy en día los artistas chilenos son muy buenos y están haciendo muy buenos trabajos. Esta es una variable subjetiva, por lo que es difícil de medir con cifras exactas. Sin embargo, sí se puede precisar que Chile está visto en el extranjero como un país innovador que exporta excelente música, lo cual no es menor.
En segundo lugar, la producción musical nacional va en pleno crecimiento, tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Esta industria creció un 377% el último año, y la tendencia apunta a que seguirá creciendo. Según datos de Portaldisc, desde el año 2010 se vienen produciendo más de un millar de discos cada año, cifra sorprendente si consideramos la población del país… Y el hecho de que casi la totalidad de este material es independiente.
A nivel de audiencia, existe una inquietud por consumir música, y la industria está respondiendo a esto con un abultado catálogo de material nuevo y un movimiento de conciertos y festivales que hablan de una industria en pleno dinamismo.
Por último, una importante fortaleza es que hoy se está entendiendo por fin el valor de la asociatividad en la música chilena: músicos y sellos están comenzando a trabajar con sus pares en gremios y colectivos, con una mucho mayor capacidad de lograr sus objetivos, gracias a la creación de personalidades jurídicas y planes de trabajo que hacen que todo funcione bajo el alero del profesionalismo y la formalidad.