Estamos en plena época de campañas municipales, pero algo huele diferente en el aire. Puede ser que sea la primavera y el plátano oriental, pero definitivamente no es solo eso. Después de todo, las campañas oficiales comenzaron el 24 de agosto y desde el 23 de septiembre pasado, se dio pie a la etapa de propaganda de este proceso. Pero hay algo que no calza.
Esta vez todo es mucho más sobrio y las calles no están saturadas de palomas y carteles en postes, árboles, veredas y cualquier superficie en general que pueda sostenerlos (a diferencia de lo que solía pasar antes). Y eso que ningún candidato ha sido abducido por marcianos o algo por el estilo.
Lo que pasa es que por primera vez se llevarán a cabo unas elecciones políticas con las nuevas regulaciones que rigen sobre esta materia. Todo esto, a raíz de la agenda de probidad y transparencia que ha impulsado el Gobierno desde el estallido de los casos de corrupción del 2015 (y de los dudosos financiamientos de campañas). Así que a continuación te mostraremos por qué las cosas andan mucho más tranquilas en comparación con otros años.
Hasta ahora, lo más evidente es la falta de carteles en la vía pública. Y eso se debe a que esta práctica ha sido drásticamente restringida a un puñado de sectores, dependiendo de la comuna. Por ejemplo, en Providencia está permitido hacerlo solo en 20 puntos. En cambio, en Santiago Centro (la “madre de las batallas”), solo existen 30 espacios habilitados para esto.
Si quieres ver cuáles son los lugares permitidos para poner carteles en tu comuna, puedes revisarlo en el siguiente link de la página del Servicio Electoral (Servel). Y ojo, que si ves que no se está respetando el trazado, puedes denunciarlo en el mismo sitio.
Aunque eso no es todo. El Servel también lanzó un Manual de Propaganda para campañas políticas, en donde establece las prácticas que están permitidas y las que serán sancionadas. Dentro de estas últimas (además de instalar carteles en lugares no permitidos), está el utilizar muros tanto públicos como privados, para pintar propaganda política. ¿Se acuerdan de esas murallas de casas que en tiempos de campaña decían cosas tipo “Juanito Chaparro, Concejal B-13”? Bueno, nunca más te veremos por ahí, Juanito.
Algo parecido ocurre también con la dimensión de los espacios públicos en los que se podrá hacer campaña. Desde ahora en adelante, los políticos tendrán como máximo dos metros cuadrados para publicitarse. Por otra parte, los carteles que ubiquen en lugares privados no podrán superar los seis metros cuadrados. Así que nada de carteles descomunales o escenarios estrambóticos.
Y hablando de estrambótico, ya no estará permitido el “perifoneo”, es decir: uso de altoparlante, megáfono, altavoces itinerantes o móviles, etc., tanto en espacios públicos como privados. Otro más que no volveremos a ver nunca, don camioncito con altoparlantes.
Lo que también se prohibió fue la propaganda mediante elementos aéreos y se incorporó el concepto de la responsabilidad subsidiaria de los candidatos cuando se trata de los daños que puedan provocar sus brigadistas (o personas que trabajan para su campaña, principalmente con carteles y elementos propagandísticos). En ese sentido, se estipula que “el candidato será subsidiariamente responsable de los daños dolosamente causados por hechos delictuales de uno o más de sus brigadistas con motivo de los actos de propaganda electoral”.
El Servel además publicó un Manual de Consulta de Financiamiento y Gasto Electoral, en donde se especifican una serie de datos importantes. Como por ejemplo, que en estas campañas no se podrán recibir donaciones de empresas, sino que solo de personas naturales. Es decir, si la empresa de Pedrito es Pedrimob Ltd., solo podrá donar como Pedrito y no como Pedrimob Ltd.
Por otro lado, se redujo el monto máximo de gastos en los que pueden incurrir los candidatos, los que quedaron determinados según la comuna en la que estén compitiendo y que dependerá de la cantidad de habitantes vigentes en los registros electorales. En esa misma línea, el máximo de donaciones permitidas también se vio disminuido en esta oportunidad.
Desde ahora, ninguna persona podrá aportar en una misma elección y a un mismo candidato, una suma mayor al 10% de su gasto electoral máximo. Además, los mismos candidatos no podrán aportar con más del 25% del gasto electoral permitido a sus propias campañas.
Así que, en resumen, las municipales 2016 llegaron con menos ruido, menos pancartas y menos plata. La idea detrás de esto es que haya menos espacio para que los candidatos incurran en malas prácticas de financiamiento, toda vez que sus campañas serán más baratas y no necesitarán recurrir a medio mundo para que se las financien. Sin embargo, hay algunos que creen que estas medidas perjudican a los rostros más nuevos, quienes contarían con menos herramientas para poder darse a conocer.
Ahora el desafío para los políticos es hacer campaña de otros modos, usar internet, otras plataformas, y como todos esperamos, mostrar en detalle sus propuestas a la ciudadanía, para que nuestro conocimiento de los candidatos sea más que "una cara bonita". Pronto les contaremos dónde informarse mejor.
Pssst. Y si quieres saber en qué andan los candidatos, cuántos aportes recibieron, qué propuestas tienen (o si quieres denunciar malas prácticas), puedes hacerlo en el sitio Lupaelectoral.cl.