A nivel de inconsciente colectivo, el título de “Woodstock Chileno” siempre ha caído sobre el famoso Festival Piedra Roja (nombre utilizado por la prensa para referirse al lugar del evento, llamado originalmente Piedra Rajada), celebrado en Las Condes en 1970. Además de ser el primero en reunir de forma masiva a los seguidores del rock psicodélico y la cultura hippie, fue este festival el que remeció moralmente a la conservadora sociedad de la época, y llevó por primera vez a los jóvenes al centro de la discusión pública.
"Resulta lógico que los jóvenes se diviertan sanamente a una edad en la que están ausentes las tensiones propias de la vida adulta. El baile y el canto siempre han sido vehículos eficaces en tal sentido, pero ahora se ha descubierto una verdad inaudita: que el bailarín o el artista que canta o toca un instrumento para compenetrarse a fondo de su tarea debe haber ingerido alguna droga o que ellos creen tal (…) En países que gozan de un avanzado nivel de desarrollo no producen perjuicios mayores actitudes de esta índole de rebeldía, pero en naciones como Chile el daño que estos grupos de adolescentes se infieren a sí mismos y el impacto que provocan sobre otros menudos congéneres son notablemente mayores. Quienes en el día de mañana tengan que afrontar el arduo camino de la vida no podrán contar en su favor estos testimonios de escapismo de la realidad.”
La cita proviene de una editorial publicada por El Mercurio el 13 de octubre de 1970, titulada Festival de “Los Domínicos”, y sirve para graficar cómo el Festival de Piedra Roja encendió las alertas de prácticas “inmorales” que, hasta entonces, no habían levantado mayores preocupaciones en los adultos de la época.
La gran polémica y la escasez de registros fotográficos (ni hablar de audio o video), sumada a su mención en libros y películas, convirtieron a Piedra Roja en un verdadero mito de la historia reciente. Desde su realización ha sido constantemente comparado con el festival de Woodstock, suscitado un año antes en Nueva York. De hecho, sus organizadores recibieron inspiración del premiado documental Woodstock: Three Days Of Peace & Music, que registraba lo acontecido durante dicho festival, y que fue exhibido en cines chilenos durante 1970.
Pero más allá del mito, investigaciones periodísticas y testimonios de los mismos protagonistas de Piedra Roja coinciden en que el festival en sí tuvo poco de música y mucho caos: robos, consumo problemático de drogas y graves falencias logísticas marcaron la pauta durante los tres días que duró el festival. El mito de una cumbre hippie celebrada en torno a grandes pilares de la música nacional nunca fue tan lindo como la memoria colectiva busca recordarlo.
En cambio hoy existe un festival chileno que, con el mismo amateurismo inicial de Piedra Roja, pero un poco más de suerte y buena gestión, sí ha logrado crecer para convertirse en el símil nacional más cercano a lo que se logró en Woodstock ’69. Hablamos de Woodstaco.
Woodstaco nació como iniciativa de un grupo de amigos de Curicó que deseaban compartir una fiesta al aire libre, desconectados de su rutina y con una buena dosis de música en vivo. Uno de ellos, Felipe “Enaco” Salas, se consiguió el patio de su casa, otros consiguieron unos enormes cajones de fruta para armar el escenario, y con una luz halógena iluminaron el espacio para los cerca de 70 amigos que llegaron a disfrutar de la única banda invitada: Los Gatos Negros. Nada de refuerzo sonoro, ni equipamiento más profesional que el que los organizadores lograron conseguir entre sus cercanos. Todos coincidieron en que la fiesta fue como un Woodstock en la casa de Enaco. Dicho y hecho: Woodstock + Enaco = Woodstaco. Era diciembre de 2008.
Para enero de 2010 la organización optó por llevar el incipiente festival a un terreno en Rauco (10 km. al noroeste de Curicó) con mejor organización y un terreno ideal, con río y todo. La parrilla de bandas incluyó, entre otras, a los legendarios Bandoleros de Teno.
Los años posteriores Woodstaco creció exponencialmente, aumentando su oferta musical a decenas de bandas de diversos géneros musicales, y su convocatoria se elevó por sobre el millar de personas.
Gráfico del crecimiento de la convocatoria de Woodstaco año a año, desde sus inicios hasta 2014. Gráfico de elaboración propia, a partir de información extraída de www.woodstaco.com |
El festival llegó finalmente a instalarse en la Montaña de Teno, en la puerta norte de la VII Región desde 2012, y se ha consagrado con el tiempo como uno de los eventos imperdibles del verano. A diferencia de otros festivales como Lollapalooza o Rockout, en los que el público va durante el día y vuelve a dormir a sus casas, Woodstaco es una instancia de convivencia en la que la gente va y acampa por varios días en medio de la naturaleza. El objetivo es construir lazos de convivencia entre quienes asisten, y reforzar el trato cara a cara, lejos del estrés de la ciudad y la frialdad de las relaciones virtuales.
El cuidado de los organizadores por mejorar cada año las condiciones de higiene y seguridad, además de la consensuada buena onda de todos los que asisten, ha ayudado a que Woodstaco sea un evento de éxito sostenido, sin tragedias ni disturbios que lamentar.
Uno de los grandes aliados en la organización de Woodstaco es la agrupación de músicos independientes Colectivo Enjambre, que desde 2013 participa en el festival con un escenario propio y una gruesa convocatoria de artistas.
Al aliarse, la agrupación apenas contaba con seis meses de existencia, y Woodstaco era un festival que comenzaba recién a meter ruido en los circuitos rockeros emergentes. Hoy Enjambre es uno de los colectivos de música independiente más importantes del país, y Woodstaco es un festival posicionado y consagrado como una de las principales vitrinas de música underground chilena.
Y como el festival apunta a la participación, quien desee tocar en Woodstaco es bienvenido a postular: todo lo que se debe hacer es ingresar a Groovelist y completar el registro para formar parte del Escenario Enjambre de Woodstaco 2017. Asimismo, quienes deseen postular su stand para vender, pueden hacerlo aquí.
Woodstaco 2017. |
Durante más de siete años la organización ha destinado dinero de sus bolsillos para costear los gastos de producción de un festival de esta envergadura. Al comienzo la entrada se pagaba con donaciones en alimentos y especies, que luego eran entregadas a la comunidad curicana, pero los gastos crecieron y se debió implementar un pago de entrada que sigue siendo ridículamente barato. La preventa el año pasado partió en $11 mil pesos, con derecho a tres días de camping y música en vivo. Este espíritu desprendido, nacido de un grupo de amigos que arma un festival para escuchar la música que aman, es el que ha terminado por convertir a Woodstaco en una cumbre musical, de buena convivencia y respeto por la naturaleza.
Fechas: 13, 14 y 15 de enero.
Lugar: Por confirmar.
Venta de entradas por sistema Puntoticket, valores y fechas de preventas serán publicadas pronto. Line Up, información oficial y más en www.woodstaco.com
Nota: está prohibido ingresar alcohol al festival.