Caminar es demasiado bueno y para eso tenemos pruebas. Por ejemplo, hacerlo durante 20 minutos en medio de tu jornada laboral tiene consecuencias sorprendentes, como mejorar tu concentración, creatividad e incluso obtener paz interior. Aunque también se ha determinado que puede servir para regular la celulitis, potenciar tu apetito sexual y hasta mejorar tu sueño, entre otras cosas.
Y si nos hace tan bien, ¿por qué no siempre lo hacemos? Bueno, razones hay varias: flojera, falta de infraestructura adecuada, flojera, problemas en las piernas, flojera, falta de motivación, flojera, mucho sol, flojera, mucha lluvia, etc.
Pero hay una iniciativa que busca cambiar este panorama. Se trata del Concurso de Innovación Pública Ciudad Caminante de la Universidad Católica, que invita a todos los ciudadanos a enviar sus ideas para solucionar algún problema que entorpezca la experiencia de ser peatón. Literalmente, podía ser cualquier solución y la creatividad estaba invitadísima.
Les contamos que ya están seleccionados las diez ideas finalistas y en El Definido les mostramos de qué se tratan.
Esta iniciativa viene de los valdivianos Francisco Godoy, Javier López y Nicolás Irarrázabal. Al ser Valdivia una de las ciudades más lluviosas de Chile, el mayor problema del peatón es suele ser, precisamente empaparse con la lluvia. Para combatir eso quieren crear un andarivel de paraguas públicos, instalándolo en un sector de alto tránsito peatonal de la ciudad, con un cable que conecte dos puntos de interés. Esto permite colgar una serie de paraguas que ofrecen al caminante hacer el recorrido entre ambos puntos sin mojarse. Y de paso, darle un toque distinto y por qué no, hasta colorido a un cruce de la ciudad.
La idea es de los porteños Aaron Jiménez y Javiera Fernández. Se basa en que Valparaíso se caracteriza por sus escaleras para llegar a los cerros. El problema es que estas no siempre cuentan con descansos y eso termina siendo un dolor de cabeza (y de piernas) para los vecinos de la tercera edad. La solución que presentan entonces, es crear módulos de madera adaptados a las escaleras a través de anclajes, para que los porteños puedan sentarse de manera cómoda para respirar, contemplar su ciudad y seguir su camino.
Los santiaguinos Ignacio Rubio, Domingo Chong, Valentina Reyes proponen implementar fragmentos de cuentos en los semáforos de trayectos con alta frecuencia peatonal, para que sea necesario caminar a la siguiente esquina (y siguiente semáforo) si es que se desea conocer el desenlace de una historia. Es decir, una historia que se va leyendo a medida que se va caminando más. Los cuentos tendrían distintos hilos narrativos según la ruta que se escoja, invitando al peatón a explorar nuevos caminos y salir de la rutina diaria. Los carteles serán visibles cuando los peatones no puedan cruzar, previniendo accidentes de tránsito por cruzar con luz roja y haciendo más entretenido esperar por la luz verde.
Mario Recabarren, de Santiago, propone crear un túnel de fierros pintados en forma secuencial, que va dando vida a una historia visual a medida que se camina a través de él. Cada fierro ayuda a construir una película que transmite el respeto, la ecología, la inclusión y otros hábitos positivos que contribuyen a una mejor convivencia en la ciudad, abordando temas contingentes del sector en donde se encuentra, los que pueden ser de inmigración, diversidad sexual, etc.
Sofía Troncoso, de Machalí, detectó que el canal Lucano separa a las viviendas sociales de los condominios de alto nivel socioeconómico de la zona. Y aunque se trata de un camino cotidiano para gran parte de las personas que viven ahí, hoy se ha transformado en una ruta abandonada. Pero con la construcción de un parque/paseo a lo largo de un tramo del canal, se lograría que este deje de ser un límite y se transforme en un recorrido que integre a la comunidad. Además, permite a los peatones conectarse con la naturaleza gracias al sonido del agua, el calor del sol, y los aromas de las plantas y flores.
Los santiaguinos Jean Pierre Valderrama, Marcos Berríos y Felipe Rojasplantean crear un sendero en pleno Paseo Ahumada, que permita liberar tus pies del estrés de los zapatos de oficina, recorriendo descalzo sobre arena y el pasto durante una cuadra el centro de la capital. La idea es entregarle un descanso al peatón de la velocidad y el estrés que se vive en el sector, con una experiencia que lo transporta al relajo.
Ignacio Acevedo y Valentina Villagra, de Buin, quieren que a través de juegos visuales y de equilibrio, los niños prefieran caminar hacia sus colegios. Esto, a través de la estimulación física y el contacto con la naturaleza. ¿Cómo? Modificando las veredas con superficies y estructuras que hagan del recorrido cotidiano un desafío entretenido. Con esta dinámica también se incentiva las relaciones entre padres e hijos, al ser una actividad que pueden realizar en conjunto.
Paula Sagredo y Nicolás Moreno buscan crear en Santiago una serie de marcas de pasos enumerados sobre la vereda que indican una coreografía. La idea es bailar una canción en medio de la vía pública y hacer más entretenido el viaje. Y funciona así: el peatón se encuentra primero con el nombre de la canción y después con los pasos que lo hacen continuar su camino bailando. Estas pinturas se distribuyen en la parte derecha de la acera, evitando entorpecer el caminar de la gente mientras se demuestra su talento.
Los santiaguinos Camilo Zamorano y Alejandra Bravo se percataron que muchas veces desconocemos quiénes son los personajes detrás de los nombres de las calles. Pero quieren cambiar eso a través de la implementación de placas en los carteles señalizadores de nombres en cada esquina. Con estos, se daría a conocer la historia y el significado del nombre detrás de las principales calles de Santiago, agregando además, datos interesantes que complementen la información.
Milena Prado, de Santiago, propone desarrollar una aplicación colaborativa para teléfonos móviles que permita crear rutas peatonales dentro de la ciudad. Estas se compartirían con otros usuarios que tengan la aplicación, quienes a través de un mapa interactivo podrán ir “dejando huellas”, es decir: marcar un lugar que quieran destacar, ya sea por su valor histórico, comercial, turístico o de cualquier otro tipo. Eso sí, la única condición es que sean relevantes para quien lo haga (y que comparta el porqué).
Una de las gracias de este concurso, es que las ideas no solo quedarán en el papel (o en la pantalla, en este caso). Esto, ya que el proyecto ganador se llevará CLP$ 6 millones para el equipo, de los que CLP$ 4 millones serán destinados a que sea implementada. También habrá un premio de CLP$ 1 millón para la iniciativa más votada y otro de CLP$ 1 millón como mención honrosa. La votación popular se realizará entre el 6 y el 13 de diciembre, fecha en la que se dará a conocer al ganador.