Imagen: César Mejías

El plan nacional que busca promover el cine chileno (principalmente dentro de Chile)

Últimamente la industria audiovisual chilensis ha vivido muy buenos momentos. “Historia de un oso”, “No”, “Jackie”, “Neruda”, “Una mujer fantástica” son algunos de las obras nacionales que han tenido una gran aceptación en el extranjero. Pero, ¿qué pasa en Chile? Ahí los datos no son tan alegres, así que les contamos qué se está haciendo al respecto.

Por Rodolfo Westhoff @rwesthoff | 2017-04-13 | 07:00
Tags | cine, chileno, peliculas, politica, nacional, plan, publico

Entre el 2010 y el 2015, solo el 13,5% de las películas que se presentaron en los cines del país fueron de origen chileno. Pero eso no se queda ahí. Dentro de ese mismo período, nada más ni nada menos que el 6,5% del público total fue a ver una película chilena. Es decir, el 93,5% de los chilenos prefirió ver una película extranjera (versus lo que pasa en Francia, en donde el 40% de la audiencia ve cine nacional).

Pero ojo, que estos datos son bastante inestables. Por ejemplo, en el 2000 la asistencia a películas chilenas correspondió al 1,69% del total, aunque en el 2003 subió a 14,9%, para después bajar a un 2,3% en el 2010. Sí, la pesadilla de las estadísticas. Después de todo, la asistencia a este tipo de filmes cambia considerablemente dependiendo de si hubo un hit audiovisual o no. ¿Cómo así?

Bueno, un ejemplo claro de eso es lo que ocurrió en el 2004. Ese año, la cifra de espectadores de cine chileno llegó a 1.200.000 aproximadamente. En tanto, el hit de ese entonces fue la película Machuca, de Andrés Wood, la que fue vista por 650.000 personas. Así que prácticamente la mitad de la gente que vio cine chileno en la pantalla grande el 2004, en realidad fue a ver solo Machuca.

Y hay que tener en cuenta que estos hits son algo excepcional. Entre el año 1999 y el 2014 se estrenaron 258 películas chilenas y solo cinco superaron los 400 mil espectadores. O sea, únicamente el 2% de los filmes nacionales se transforman en un éxito de taquilla.

El problema que surge

A raíz de todo esto, se desprenden una serie de complicaciones para el mundo fílmico del país. Una de ellas es la poca constancia que tiene la audiencia al momento de consumir cine chileno. Esto dificulta la planificación y el desarrollo de la industria (y su raíz no siempre está en el contenido, que en algunos casos puede ser muy bueno, sino que en factores como educación y difusión, por ejemplo).

Otro problema que aqueja a la industria audiovisual nacional, es la alta centralización de recursos y participación. La mayor parte de esta actividad se concentra en las regiones Metropolitana y Valparaíso, lo que a su vez se traduce en una falta de representatividad y una limitación de contenidos.

Eso también tiene que ver con cuánto cine se está viendo en el país. En la Región de Arica y Parinacota existen 475 butacas de cine y en la de Aysén hay solo 211. ¿En la Región Metropolitana? 43.258. Una distribución muy desigual, incluso si consideramos la proporción de habitantes.

¿Cómo resolverlo?

Esto habla de una industria que necesita soluciones y para combatir esto, se creó la primera Política Nacional de Campo Audiovisual, que consiste, en pocas palabras, en un programa con más de 80 medidas que buscan solucionar una serie de problemas que aquejan al rubro. Fue elaborada por el Consejo Nacional de Cultura y se viene trabajando desde el 2015 .

Pero ojo, que se habla de la “primera” política de este tipo, porque hasta ahora básicamente contamos con la ley 19.981. Esta fue promulgada en el gobierno de Ricardo Lagos y se basa en el fomento audiovisual, en donde el Estado se compromete a apoyar, promover y fomentar la producción audiovisual en el país, pero que no traza líneas en materias de largo plazo. Y las críticas apuntan a que esta ley ya está obsoleta en algunos casos, ya que la industria ha ido evolucionando rápidamente desde entonces.

Las medidas que se proponen

¿Las buenas noticias? Este plan entró en vigencia hace cuatro meses y pretende, de aquí a cinco años más, convertirse en hechos y resultados concretos que beneficien al área audiovisual. Todo esto, teniendo como principal foco a los espectadores y la necesidad de acercarlos al cine nacional.

En El Definido revisamos de qué se trata esta nueva política y dentro de las más de ochenta medidas que contempla, destacamos las tres más potentes:

Fomentar la circulación, difusión y distribución de obras nacionales a lo largo de todo el país (de una manera más equitativa): para esto, el plan contempla promover el financiamiento de espacios alternativos de exhibición, como salas independientes, centros culturales, espacios de la Dibam (Dirección de Bibliotecas y Museos), entre otros. Es decir, que consumamos obras audiovisuales chilenas en todas partes y no solo en el cine.

También está contemplada la promoción de instancias de capacitación y profesionalización de la gestión de espacios en los que se podrían exhibir películas y otras obras audiovisuales. La idea es enseñarle a las personas que administren este tipo de locales, a hacerlo de una manera más eficiente, sobre todo en materia de difusión (para que así llegue más gente a ver películas ahí).

Otras medidas tienen que ver con establecer alianzas con los municipios para poder llevar el cine chileno a los colegios públicos (qué envidia) y promover convenios con los medios de comunicación para difundir lo que está produciendo la industria audiovisual nacional.

Formación de públicos para el audiovisual, desde la comunidad preescolar, escolar y educativa: se cree que los escolares son clave al momento de crear un público para el cine nacional. En ese sentido, involucrarlos con el cine es una medida fundamental para después contar con gente que realmente disfrute de este tipo de películas. Para eso, el plan considera una serie de intervenciones dentro y fuera de los colegios para promoverlas, ya sea a través de talleres, charlas, exhibiciones, visitas de creadores, etc.

Obviamente, no solo para que el cine chileno tenga más espectadores, sino para que la sociedad chilena sepa disfrutar más la cultura y las creaciones nacionales.

Fortalecimiento de la política internacional audiovisual y de la difusión en el extranjero: para esto se busca crear un plan de difusión de la producción audiovisual chilena, a través de muestras en el extranjero. Esto se llevará a cabo mediante alianzas con las embajadas y pretende darle mayor presencia a la industria nacional fuera del país.

Está claro que no existe una receta mágica para asegurar la difusión y la asistencia a las salas en donde se esté presentando obras audiovisuales chilenas, pues eso depende de varios factores. De todo modos, esta política parece ser un buen punto de partida para fortalecer la producción audiovisual del país y así darle el espacio que se merece para que tanto chilenos como extranjeros puedan gozar del arte nacional.

¿Crees que son medidas útiles para promover el cine chileno?