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Muchos hemos soñado con viajar a lo largo de Chile en tren, y nuestra angosta geografía pareciera hacer el trabajo más fácil para construir o revivir vías de ferrocarril que nos trasladen por nuestros variados paisajes. Más aún si podemos hacerlo ultra rápido.
¿Qué se entiende por tren bala? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? ¿Es una idea viable para Chile? Para aclarar todas esas dudas y más, hablamos con Rafael López, ingeniero civil español, director general de Desarrollo en Idom (consultora de ingeniería y arquitectura) y todo un experto cuando de trenes de alta velocidad se trata. Después de todo, trabaja en eso desde el 1986, ha trabajado en la construcción de algunos que se pueden encontrar en Europa y ha dirigido una serie de estudios de viabilidad en esta materia.
Se trata de trenes de alta velocidad, los que tienen algunas diferencias con los más convencionales. Por ejemplo, pueden moverse a velocidades que superan los 300 km/h (mientras que los tradicionales lo hacen entre 60 km/h y 100 km/h), aunque en España no lo hacen a más de 200 km/h por un tema de regulaciones.
Otra característica, es que requieren de un sistema de señalética y vigilancia completamente distinto. Al ir a una velocidad tan alta, es necesario tener un sistema de control de las vías que entregue información rápidamente. Al menos en el caso de Europa, Rafael explica que estos trenes tienen un mecanismo de monitoreo que va recopilando información sobre lo que ocurra en la vía, desde 13 kilómetros más adelante de donde vaya el tren.
Como podrán esperar, no son nada baratos. El costo en una línea de alta velocidad se compone de dos elementos principales: la infraestructura de las plataformas o estaciones y la de las estructuras ferroviarias (como las vías, durmientes, rieles, desvíos, la alimentación de energía, comunicaciones, señalización, etc).
Eso sí, las estructuras ferroviarias dependen de la topografía. O sea, si nos enfrentamos a un terreno con relieve favorable (prácticamente plano), el costo de la infraestructura puede llegar a ser de CLP$ 4,5 mil millones por kilómetro. “Ahora, si tienes que enfrentarte a túneles y viaductos con una altura tremenda, la infraestructura básica puede subir a treinta millones de euros (CLP$ 22,5 mil millones) por kilómetro”, agrega López. Y desgraciadamente, ese es precisamente el caso de nuestra accidentada geografía.
Por otro lado, el componente de las plataformas es un costo estándar que puede estar en torno a los CLP$ 12 mil millones el kilómetro.
Así que el valor total de crear un sistema de trenes rápidos, dependiendo de las condiciones topográficas en las que nos encontramos, según el experto, puede llegar a costar entre CLP$ 30 mil millones y CLP$ 60 mil millones por kilómetro.
De acuerdo a esa cifra, el costo de construir un tren que recorra los 3.000 Kms de Arica a Puerto Montt, se movería entre los CLP$ 90 billones y los CLP$ 180 billones (entre 136 mil millones y 272 mil millones de dólares).
Sabemos que hablar de números tan grandes marea, pero para que se hagan una idea, esto equivale a entre dos y cuatro veces el presupuesto total del Estado para el año 2017, que fue de 45 billones de pesos.
Por supuesto, construir es una cosa, pero mantener funcionando al servicio es otra, y cuando se trata de trenes bala, tampoco esto es barato. Para saber cuánto costaría esto último, debemos considerar el costo por mantenimiento de la infraestructura (que como imaginarán, es muy importante cuando debes guiar un verdadero cohete de miles de toneladas) y el costo de operación del servicio.
En el caso del mantenimiento, este artículo del NY Times señala que un estudio europeo lo cifró en unos CLP$ 57 a 82 millones por kilómetro al año. Es decir, para el tren Arica - Puerto Montt, esto serían unos CLP$ 172 a 245 mil millones al año.
Y con respecto a la operación, el mismo artículo señala que existe una gran variabilidad que depende de una enorme cantidad de factores, y que va de los CLP$ 40 a los $ 200 por kilómetro por cada pasajero. Es decir, para el recorrido Arica - Puerto Montt, el costo de operación iría entre CLP$ 123.000 y los $ 614.000 por cada pasajero transportado. Así que, a menos que estuviesen subsidiados, los pasajes no podrían valer menos que eso.
Está bien. Es medio carozzi, pero ¿qué ventajas conlleva? Una de sus principales gracias es que cambia totalmente el paradigma de la comunicación entre ciudades, explica Rafael.
“Entre Sevilla y Madrid tomo un tren. Son alrededor de 500 Km. de distancia y llego en dos horas (algo que se habría demorado cinco horas y media en auto). Entro a la estación y en cinco minutos ya estoy dentro del tren, mucho más rápido que los aeropuertos, por ejemplo”.
Tampoco tiene comparación con el tipo de viaje que se hace con un vehículo privado que no puede superar los 120 km/h y, entre otras cosas, asegura que suelen entregar un servicio puntual, mejoran la comunicación entre ciudadanos de distintas ciudades, favorecen la movilidad de personas y hasta se reducen los accidentes (en comparación a otros medios de transporte terrestres).
En otras palabras, es como el renacimiento del tren en el siglo XXI. De hecho, “la movilidad que existe ahora en Europa no se concebiría sin los trenes de alta velocidad que hay ahí”, sostiene Rafael.
No todo lo que brilla es tren bala y bien lo sabe este experto. Por eso, al momento de hablar de las desventajas, lo primero que menciona es lo caro que es este transporte para los pasajeros. Y no exagera. Por ejemplo, en Japón el valor de un viaje solo de ida de Tokyo a Fukuoka (que están a poco más de 1.000 Km. de distancia, similar a la distancia de Santiago a Puerto Montt) en temporada regular cuesta 23.950 yenes, equivalente a CLP$141.400 aproximadamente y el trayecto toma cinco horas. En Europa, un pasaje económico de París a Berlin, que están a una distancia similar, cuesta unos CLP$ 68.000, pero estos pasajes están fuertemente subsidiados por el Estado.
Además, la infraestructura que requiere para entregar seguridad a un medio de transporte que se mueve a esa velocidad, es muy exigente. Eso se refleja en que es necesario que las vías se emplacen en tramos prácticamente rectos. Casi no se pueden tener curvas, ya que es necesario que los trenes reduzcan considerablemente su velocidad para pasar por ahí.
Tampoco sirven como transporte de carga, ya que estos miden su eficacia según el peso que son capaces de transportar, en vez de la velocidad en la que lo hacen. En ese sentido, para que los trenes de carga sean eficientes, deben transportar 2.000 o 3.000 toneladas en un kilómetro de longitud (porque además son muy largos). Algo imposible para los trenes de alta velocidad, que a lo más son capaces de mover 200 toneladas en un espacio mucho menor.
Rafael es tajante al momento de hablar sobre un tren bala que atraviese al país de norte a sur. “Para Chile, con la longitud que tiene, evidententemente una línea de alta velocidad de norte a sur no podría ser. Pero en distancias entre Santiago y Valparaíso o Santiago y Concepción, sería muy eficiente”.
¿Y por qué? Principalmente, porque este medio de transporte es muy bueno para tramos que llegan hasta los 700 kilómetros. Más allá de eso, el avión empieza a ser más competitivo y los números hablan por sí solos. ¿Se acuerdan del pasaje en tren bala de Tokyo a Fukuoka?
Como dijimos, cuesta alrededor de CLP$ 140 mil y recorre una distancia similar a la de Santiago-Puerto Montt en cinco horas (aunque aquí dependería de la cantidad de estaciones que se construyan y de qué tan recto sea el recorrido). Pero, ¿cuánto cuesta actualmente ese viaje,en temporada baja, con las opciones que tenemos ahora en el mercado? (En cifras de 2017):
En ese sentido, Rafael explica que cada modo de transporte tiene su función, pero que cuando las distancias son más grandes, el avión tiene un papel más determinante.
En definitiva, pareciera que para la realidad geográfica, demográfica y económica del país, un tren bala de Arica a Puerto Montt tendrá que quedarse en el cajón de los sueños. Pero la buena noticia es que, según este experto, ya existen al menos dos tramos que sí serían viables y que podrían ser el primer paso para ir construyendo ese sueño.