Todos hemos escuchado hablar sobre la generación de Ninis, esos jóvenes de entre 15 y 29 años que "Ni estudian, Ni trabajan" por diversas razones, y cuyo término (peyorativo para muchos) se inventó a fines de los 80 en Gran Bretaña.
El término se expandió rápidamente hacia el habla hispana y hacia Chile, ubicando a nuestro país como el con la tasa más alta de la OCDE de jóvenes NINIs o desocupados: 18% de la población o más de 500.000 chilenos.
Situación que, por lo general, vuelve locos a los mayores, a los más conservadores, a los sociólogos, políticos, psicólogos y educadores; ya que no responde a la "expectativa" que la sociedad tiene sobre los jóvenes y sobre el desarrollo natural de un país, y que se asocia también al clásico "No estoy ni ahí" del Chino Ríos.
Pero esto no es tan así. Si bien puede ser cierto en algunos casos que hay falta de responsabilidades, el centrar el fenómeno solamente en el desinterés e individualismo de los jóvenes de hoy en día, le resta importancia al principal motivo de esta realidad: la falta de oportunidades.
Por esto mismo, y con el fin de potenciar a los jóvenes con un apodo positivo y de mostrarlos en otra realidad que también existe y que es común, la Fundación Forge acuñó el término "Jóvenes ET" que se refiere a los jóvenes que "Estudian y Trabajan", y que a diferencia del marcianito de la película, son completamente aterrizados.
En Chile, estaríamos hablando de 330.000 jóvenes chilenos que trabajan y estudian, cifra que va en aumento año a año. Jóvenes que requieren habilidades superiores para poder planificar y compatibilizar sus responsabilidades; y que esta fundación los ayuda de forma gratuita, fomentándoles la finalización de los estudios y facilitándoles el ingreso al mundo laboral con empleos de calidad.
En Chile, el programa de Forge está dirigido a jóvenes que se encuentran cursando el último año de enseñanza media de los 42 colegios técnico-profesionales con los que trabaja la fundación.
Los jóvenes interesados participan de un programa gratuito de 4 meses, que los capacita en habilidades para el trabajo, como desarrollo de hábitos, habilidades comunicacionales, aptitudes técnicas y sociales; para luego acompañarlos y apoyarlos en su entrada al mundo laboral.
Una vez terminada la capacitación, que se desarrolla luego del horario escolar; los jóvenes pasan a tutorías, proceso en el que tutores guían y acompañan a los jóvenes en el difícil camino de conseguir un trabajo.
Dayana Romero Miñoz (19) estudia Auditoría y a la vez, trabaja en PriceWaterhouseCoopers, empleo al que llegó a través de Forge al pasar por el Programa Formación y Trabajo: "Participar en el Programa de Fundación Forge me permitió, más que nada, potenciar habilidades que tenía ocultas en mí, principalmente por timidez", y agrega que “el apoyo para conseguir trabajar y estudiar el mismo tiempo fue especialmente para fortalecer mi convicción de lo que quería hacer y el camino a seguir".
Además, la fundación ofrece un curso especial para 40 jóvenes que no forman parte de la red de colegios técnicos asociados, que hayan terminado el colegio y estén en busca de trabajo, donde se los capacitará, y ayudará a buscar empleos de calidad.
En estos años, el proceso ha sido muy efectivo: el 80% de los jóvenes que han pasado por el programa encuentra empleo de calidad. Este 2017 ya se encuentran con la tercera generación. La primera, compuesta de 80 jóvenes, se encuentra hoy trabajando y los 400 jóvenes de la generación 2016 están hoy en proceso de entrar a sus primeros empleos, los que están obteniendo gracias al apoyo de sus tutores y de la red de empresas Forge.
Este 2017 Forge Chile capacitará alrededor de 900 jóvenes en su programa Formación y Trabajo, acompañándolos de forma gratuita, en la transición entre el colegio y el mundo de las empresas.
Sergio Ponce (19), otro joven que participó del programa, hoy está trabajando en Schindler, y se prepara para entrar a estudiar pronto: “Participar en el Programa de Forge me ayudó en el tema de las habilidades blandas, para enfrentar una entrevista, mejorar mi dicción y lenguaje corporal. Además, Forge me ayudó a tener ideas claras, a buscar un horizonte y a luchar por mis metas y objetivos”.