Este 2017 es sin duda el año de los Parra en Chile. Celebramos el centenario de Violeta, y los museos y centros culturales del país completo le han dado espacio a la artista en sus carteleras, para homenajearla, aplaudirla y rescatar su gran legado, a 50 años de su muerte.
Este año también es de Nicanor, el poeta más longevo de América Latina, el hermano mayor de la familia Parra, quien educó e impulsó a Violeta a recorrer el país rescatando el folklore. El único hermano que queda vivo del clan Parra original, que en septiembre cumple 103 años; y que recién acaba de lanzar El último apaga la luz, obra selecta que conforma el legado esencial del antipoeta, para quienes quieran adentrarse en su lectura por primera vez o para quienes quieran releerlo de forma cronológica, recordando sus distintas facetas y máscaras.
En El Definido conversamos con Matías Rivas, poeta, editor y director de Publicaciones UDP, quien seleccionó los poemas reunidos en este libro de más de 400 páginas de la editorial Lumen; que incluye desde sus Poemas y Antipoemas, La cueca larga, pasando por El Cristo de Elqui, El Rey Lear, Hojas de Parra, hasta poemas dispersos reunidos bajo el subtítulo “Calcetines Huachos”, que incluye, por ejemplo, El rap de la Sagrada Familia.
Rivas lleva 15 años editando a Parra, y en esta entrevista nos cuenta el por qué de este nuevo libro y también nos cuenta cómo ha sido conocer y trabajar con este genio, precursor y rockstar indiscutido.
Matías Rivas |
"Porque es un chiste sobre las despedidas. Porque yo creo que Parra nos va a enterrar a todos al final. Cuántas veces lo han tratado de matar, diciendo que ya tiene más de 100 años, que ya está gagá. No, el viejo la lleva, todavía funciona y escribe. Es más, tiene una obra inédita tremenda que no la conocemos.
"Porque es necesario poner al día su obra y este libro lo publica Lumen, una editorial que circula por toda Latinoamérica. Entonces esta antología se va a leer en toda la lengua hispana, y hace tiempo que no se editaba la obra de Parra en grande. Muchos se quedaron con su obra de los ‘80 solamente. Pero Parra siguió. Aquí se ve que continúa vigente y actualizado. Que sigue siendo un provocador".
"Tuve que leer las obras completas. Me encerré tres meses a leerlo y a tomar decisiones. Y una de ellas fue que Parra tiene varios personajes, máscaras, y eso quise rescatar. Poemas y Antipoemas, por ejemplo, tiene máscaras y voces de personajes medio kafkianos, un tipo angustiado, enredos con mujeres, muchas trampas. Después va cambiando y aparece el Energúmeno, un personaje desafiante; después El Cristo de Elqui, un predicador a quien le roba la voz para hablar en dictadura; luego le roba la voz a Shakespeare y escribe El rey Lear; después en Los discursos de Sobremesa muestra la máscara más parecida a él, donde mezcla el ensayo con la poesía; y termina con El rap de la Sagrada Familia, que escribió cuando el rap todavía no estaba de moda".
"Fui a tocarle la puerta de su casa en Las Cruces y él me dijo que no, que costaban 1 millón de dólares los derechos, que por ningún motivo. Fui 15 veces, hasta que me dijo ‘veamos’. Mi propuesta era publicar El rey Lear y me gané su confianza prometiéndole que pasaría de ser un gran poeta a una estrella de rock. Y eso fue lo que pasó. El lanzamiento del libro lo confirmó como un ícono, con una performance espectacular que hizo sobre los mapuches. El libro se ubica rápidamente entre los más vendidos. Y desde ahí me convertí en su editor. Él siempre ha necesitado más a un manager, a alguien que lo cuide de las entrevistas, a alguien que lo proteja y que busque ubicarlo siempre en lo alto".
"Es un trabajo arduo, él revisa palabra por palabra, y por eso es que cada libro requiere de un trabajo de años. Es completamente meticuloso y perfeccionista. Pero es el autor más receptivo y humilde que conozco a cualquier tipo de acotación sobre lo que escribe, sea un niño o cualquier persona común que le dé su opinión. Él siempre tiene dudas, hasta el final y en eso creo que radica su genialidad".
"Nicanor Parra no sólo es un poeta sino que se preocupa del formato editorial, de la disposición de los versos, de los espacios en blanco, del tamaño del libro, de la tipografía. Está muy metido en todo lo paraliterario. Parra es un investigador del lenguaje. Siempre quiere actualizarse y escribir como hablan se habla en la actualidad. Entre lo bueno y lo nuevo, él siempre va a preferir lo nuevo. Es tremendamente radical. Te escucha hablar y va anotando, pregunta términos nuevos para referirse a situaciones o a personas. Incluyó el "chispeza" de Gary Medel, por ejemplo. Y además es un poeta muy técnico. Se dio cuenta que los endecasílabos son las frases que nosotros decimos y que se quedan en la mente. No es que sean versos libres como se cree, son versos blancos y eso lo logra sólo un genio".
"Nicanor Parra no tiene muchos paralelos. El único que podría serlo es Andy Warhol, porque no le gusta hacer cosas que salgan mal. No le gusta hacer cosas que no tengan éxito, que no sean populares. Parra es profundamente popular, la gente lo reconoce en la calle. Si pasa por la esquina se le tiran muchedumbres encima. Eso no le pasa ni al Beto Cuevas, ni a nadie en Chile. Es el único rockstar real, entonces no está para sacar discos malos. Es el único escritor que ha recibido a todos los presidentes en su casa, porque ellos quieren verlo, no al revés".
"No. Cuando tú has sido miembro de los cinco finalistas del Nobel muchos años, como es su caso, ya es mucho más a que te lo hayas ganado. Los grandes escritores, generalmente son finalistas del Nobel y no los que se lo ganan. Aquí no saben con la chichita que se están curando, Parra tiene mucho carrete".