Cara a cara: A fondo con la ley Monsanto

El proyecto de ley de Obtentores de Vegetales ha movilizado a varias organizaciones para impedir que se apruebe. El Definido quiso dar a conocer las dos caras de la moneda, para que entendamos mejor sobre qué discutimos y lo más importante, cómo afecta a nuestro agricultores.

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-08-30 | 11:03
Tags | Ley Monsanto, Obtentores de Vegetales, transgénicos, semillas, agricultores

Las redes sociales hierven con el tema, aunque la prensa tradicional ha mantenido un silencio casi total al respecto. Se trata de la polémica respecto a una ley que podría cambiar por completo el panorama del agro chileno. 

Muchos creen que el proyecto de ley que busca ampliar los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas (también llamadas variedades) se llama Ley Monsanto. Sin embargo, es sólo una denominación de un grupo contrario a su aprobación. Algunos consideran que es tan estricta que sólo una transnacional como Monsanto podría cumplir con los requisitos que se le pedirá a las personas e instituciones para comercializar un producto genéticamente modificado. 

El asunto es que el proyecto, cuyo nombre real es Ley de Obtentores de Vegetales y al cual se le quitó la urgencia esta semana, ha generado una ola de comentarios, tanto a favor como en contra, distorsionando en algunos casos la propuesta legal y por ende haciendo muy difícil para el ciudadano común entender de qué se está hablando.

Quienes la defienden aseguran que potenciaría el desarrollo de nuevas variedades, recompensaría la innovación y favorecería la competitividad nacional. Del otro lado, quienes la desaprueban, dicen que afectaría a los pequeños agricultores, incentivaría el cultivo de transgénicos y dispararía el precio de las semillas. 

Para tener una visión más objetiva, quisimos tocar los temas que han sacado más ronchas en el debate y le preguntamos a dos autoridades de la materia qué tenían que decir al respecto. Como defensor del proyecto de ley entrevistamos a Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio, asociación que agrupa a las compañías desarrolladoras de biotecnología agrícola. Del lado contrario, acudimos a María Isabel Manzur, bióloga y directora de Chile Sustentable, iniciativa de organizaciones ecologistas y académicos, cuyo objetivo es impulsar una transformación del modelo vigente hacia un desarrollo basado en criterios de sustentabilidad. 

Pongámonos en contexto

Chile, junto a otros 70 países, conforman la Unión Internacional para Protección de las Obtenciones Vegetales  (UPOV), organización que vela por la protección intelectual de semillas. De este total, 51 naciones están adheridas a la actualización que se realizó en 1991, lo que se denomina UOPV91. Cuando nuestro país firmó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos el 2004, aseguró que ratificaría el convenio y pasaría del sistema UPOV78, al UPOV91. 

El proyecto de ley para actualizar el acta,  que ingresó a la Cámara de Diputados durante el gobierno de Michelle Bachelet en enero de 2009, fue aprobado y luego en el Senado el año 2011. Ahora, para que Chile se adhiera al convenio UPOV91, se requiere modificar los criterios legales sobre la protección vegetal, ya que el sistema da libertad a cada país para legislar internamente según sus propios intereses.

Lo que hoy está en el Congreso es la adecuación de la Ley sobre Obtención de Vegetales, que establecerá el marco regulatorio que se aplicará bajo el convenio ya aprobado y no si Chile entra al sistema de UOPV91, dado que aquello ya fue aprobado.

Las preocupaciones y las respectivas visiones al respecto

Nota: Puedes votar cada título para expresar tu opinión

1) Semillas nativas pasarán a manos de transnacionales

Miguel Ángel: El acta 1991 mantiene inalterados los requisitos que debe cumplir una nueva variedad para ser susceptible de protección, es decir, debe tratarse de una variedad nueva, distinta, homogénea y estable. Los requisitos de no haber sido comercializada antes (nueva) y el de no ser conocida ni figurar en listados de especies vegetales (distinta), invalidan todas las aprensiones de que cualquier persona se va a poder adueñar de vegetales o semillas nativas o con uso histórico en nuestro país.

María Isabel: El proyecto de ley dice que deben ser nuevas y distintas las semillas para que alguien pueda obtener los derechos de propiedad, pero las semillas tradicionales que no están registradas y que no son comercializadas, cumplirían perfectamente los requisitos para ser protegidas y podrían ser patentadas, dejando de estar en mano de los agricultores.

2) Habrá una explosión en el precio de las semillas

Miguel Ángel: Las actualizaciones del acta 78 al acta 91, no conllevan la posibilidad de un aumento en los costos para los pequeños agricultores. UPOV 91 deja libertad a los países para regular el privilegio del agricultor, que es la posibilidad de que los agricultores usen en su propia explotación el producto de la cosecha de variedades protegidas, para siembras posteriores (puede significar menores costos para los pequeños agricultores). 

María Isabel: Obviamente que van a subir de precio, porque las semillas transgénicas son mucho más caras y es perfectamente sabido. Toda semilla además, por definición, que tenga un derecho de propiedad intelectual es más cara, si no, no tendría ni un sentido patentarla. Además, si un agricultor se equivoca y compra una variedad protegida, la cultiva y cosecha el próximo año, lo pueden perseguir hasta quitarle todo el vino o harina o todo lo que ganó con su comercialización,  lo que ya sucede en EEUU y Canadá. Esta acta es mucho más estricta. 

3) El agricultor no va a poder competir contra una empresa grande

Miguel Ángel: En Chile existe el registro de variedades oficialmente descritas del SAG, el cual contiene más de 1.770 variedades, de las cuales aproximadamente 700 ya cuentan con derechos de propiedad intelectual al día de hoy, las cuales a su vez son la base de la agricultura y fruticultura chilena. (...) De las otras 1.000 variedades vegetales sin protección intelectual, nadie se podrá adueñar y se podrán usar, almacenar y comercializar libremente por cualquier persona.

María Isabel: El tema es que a medida que van avanzando estas leyes, una compañía se come a otra: Monsanto compró Anasac (empresa chilena). Ciertas variedades empiezan a desaparecer porque las compañías de semillas están siendo compradas por transnacionales que venden sólo semillas patentadas. Por su parte, los agricultores no están siendo precavidos y no están guardando sus semillas... no hay ley que promueva su protección.

4) Los agricultores no podrán guardar sus semillas para el año entrante

Miguel Ángel: Uno de los beneficios del acta UPOV91 es que deja libertad a cada país para legislar sus propios intereses, como por ejemplo el  “privilegio del agricultor”, el cual hace referencia a que el agricultor puede guardar semilla para uso propio y autoconsumo.  De modo que el parlamento chileno tiene ahora la posibilidad de asegurar dicho derecho, adecuando su Ley sobre Obtención Vegetal (Ley 19.342).

María Isabel: Queda a criterio de cada gobierno si lo van a permitir o no. Aquí en el proyecto de ley hay algunas acepciones, pero no para todas las variedades chilenas. Se restringen de todas maneras los derechos de los agricultores, antes todas las variedades estaban libres, son derechos ancestrales protegidos por la FAO.

Consultado sobre si el proyecto de ley contempla el "privilegio del agricultor", el asesor científico de la Oficina de Estudios y de Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, Patricio Parodi, aseguró que sí figura y que él mismo contribuyó en su redacción (artículo 48).   

5) Se potenciará el cultivo de alimentos transgénicos

Miguel Ángel: No. Esta ley no tiene nada que ver con los cultivos transgénicos. La ley es sobre los derechos de propiedad intelectual sobre las nuevas variedades vegetales. Las variedades vegetales se obtienen por diversas metodologías y técnicas (cruzamientos, mutagénesis, poliploidías, biotecnología, etc). 

Por otra parte, existe el proyecto de Bioseguridad de Organismos Vegetales Modificados (transgénicos) en el Senado de Chile. La autorización o rechazo de los cultivos genéticamente modificados en el país dependerá exclusivamente de ese proyecto y en nada dependerá de UPOV91 o la ley de Obtentores Vegetales.

María Isabel: Efectivamente son cosas distintas, pero se influencian ambos proyectos. Esta iniciativa también toca semillas transgénicas patentadas. Los agricultores que las venden tienen contratos muy detallados donde se les impide usar las semillas para el otro año y los que las han usado, han sido perseguidos por las compañías. Hay veces que los agricultores tienen semillas transgénicas por error, porque un pájaro pasó por ahí. El caso de Percy Schmeiser es un ejemplo de esto. 

6) No se compensa a agricultores, campesinos y pueblos indígenas por aportar material de origen

Miguel Ángel: Hoy todos pueden utilizar los recursos genéticos chilenos para desarrollar nuevas variedades vegetales. Las nuevas variedades vegetales no son desarrolladas sólo por grandes empresas, sino que muchas de ellas son desarrolladas por agricultores y por instituciones públicas y universidades.

Con un sistema de propiedad intelectual sobre nuevas variedades vegetales, sin duda los principales beneficiados son los agricultores, campesinos y pueblos indígenas, ya que constantemente podrán acceder a nuevos materiales que se adapten de mejor manera a sus requerimientos agrícolas y de producción.

María Isabel: En Chile no hay una ley de acceso a recursos genéticos. Esas semillas son de uso libre, yo creo una semilla nueva y la patento y desde entonces nadie puede hacer nada con ella, solo plantarla o cosecharla y comérsela. ¿Qué pasó con la semilla que brindaron los agricultores?, Además, ellos después tienen que pagarle a la empresa por acceder al derivado de su variedad. Una ley jamás le debería prohibir resembrar o no poder acceder a ciertas semillas por precios prohibitivos. Creo que derechos colectivos de agricultores sobre sus semillas ayudaría a equilibrar la balanza.

Consultado Patricio Parodi sobre una posible legislación para el acceso a recursos genéticos, aseguró que no es un tema pendiente: Las semillas que utilizan agricultores, campesinos y pueblos indígenas no son utilizadas para modificaciones genéticas, si se diera el caso, naturalmente habría compensación, pero generalmente son patrimonio de la humanidad y tienen que utilizarse conscientemente. 

Sin duda los temas sí son discutibles y ambas partes tienen argumentos potentes para mantener sus posturas. Ahora, la mejor herramienta que tenemos nosotros para debatir, es a través de la información, escuchando cada postura y evaluando el peso de sus argumentos, sin prejuicios. 

En base a lo que leíste, ¿Cambió tu visión del tema o se reafirmó? ¿Con cuál postura te quedas? ¿O piensas que hay un camino intermedio?