A guardar, a guardar, que el mundo se va a acabar

Parece obvio guardarlos y respaldarlos, pero de algún modo, siempre nos las arreglamos para terminar perdiendo nuestros archivos más valiosos. Francisca Solar recomienda cuatro opciones para prevenir una tragedia tan evitable.

Por Francisca Solar @FranSolar | 2013-09-11 | 09:38
Tags | respaldos, archivos, tecnología, internet, mail, dropbox, seguridad, datos
"Un 88,5% de los encuestados afirmó haber perdido datos o archivos desde sus equipos. Para deprimirse."

Un chiste cuenta que no existe estudiante que no haya perdido su tesis al menos una vez por problemas computacionales. Apagones de luz, pantallazos azules repentinos, fallas de Word, qué sé yo. Desde trabajos con un par de párrafos hasta seminarios de grado completos, cuántos personajes han visto desaparecer meses de esfuerzo ante sí. Para qué hablar de la sangre, sudor y lágrimas que cuesta recuperar lo perdido…

Lo curioso es que, a pesar de que esta constatación nunca pasa de moda, continuamos evadiendo el hábito de recurrir a la opción “guardar” cuando se escribe un documento. Y ese desinterés se extiende a todo archivo potencial de borrarse o perderse: mp3, fotos, presentaciones y un largo etcétera, dejándolos a su suerte en su dispositivo original como si no corrieran ningún riesgo. 

Rara vez hacemos copia o respaldo de algo. ¿Se siente identificado? Claro: según el último sondeo del laboratorio de ESET, presentado esta semana, un 31,5% de los latinoamericanos no tiene copia del contenido de su PC, un 50,8% no respalda la información de sus notebooks y, el más grave de todos, un 73,9% nunca ha guardado los archivos alojados en sus celulares. Por lo mismo, los siguientes resultados no sorprenden: desde octubre 2012 hasta la fecha del sondeo, un 88,5% de los encuestados afirmó haber perdido datos o archivos desde sus equipos. Para deprimirse.

Sin embargo, hay tantas soluciones a mano que saltarse el mal rato es más fácil de lo que usted cree. Así que déjeme darle un consejo. Cuatro, en realidad.

Hágase amigo del crtl+G (ctrl+S si su software está en inglés o cmd+S, para los que usan Mac).Ya va siendo hora, ¿no? Ríndase. Son dos míseras teclas, pero pueden ahorrarle una úlcera. Tóquelas harto, no se van a enojar. Quiéralas. Apriételas al menos dos o tres veces mientras esté trabajando en un procesador de texto y listo, tendrá siempre un archivo actualizado de su trabajo para volver a él cuando quiera.

Consiga un pendrive o disco duro externo. Son los artículos de almacenamiento portátil más populares, y si bien no son 100% seguros –nada lo es, ya que estamos–, es un gran paso en materia de back-up. Úselos, téngalos siempre cerca y/o bien guardados. Ah, pero no los preste. Perder un pendrive es tan fácil como perder un encendedor.

Mándese el archivo al mail. A estas alturas puede parecer arcaico, hasta riesgoso –borrar un mail por error es habitual–, pero es una solución muy salvadora, sobre todo para los que no son tan techies y suelen utilizar computadores públicos (tipo cibercafé). Servicios de correo como Gmail cuentan con mucho espacio disponible, tanto como para no borrar nunca algunos archivos adjuntos.

Abra una cuenta en Dropbox o sucedáneos. Guardar archivos en una “nube”, como se le llama a este tipo de sistemas que son algo así como un disco duro “en el aire”, es lo más seguro hoy por hoy, y si bien hay quienes los consideran “complicados”, tienen la ventaja de ofrecer cuentas gratuitas (con espacio limitado) y acceso a ellos desde cualquier dispositivo (estacionario o móvil), tanto para guardar como para revisar su contenido. Dropbox, Google Drive o Skydrive son los más conocidos.

Existen varias otras formas de almacenamiento –especialmente para smartphones, con herramientas nativas para realizar copias de seguridad–, pero considerando que un porcentaje tan alto de personas no practica esto muy seguido, parta por lo más fácil. Elija el camino que menos le complique, pero por favor, elija uno. El que quiera, el que sea. Juan Segura vivió muchos años y sonreía más.