Dicen por ahí que "el mal es tan grande y poderoso como la creencia misma que uno le presta". De hecho, de solo pensar en lugares donde la oscuridad es real, da una especie de escalofríos que hasta ahora solo hemos experimentado en el cine. Por lo mismo, resulta interesante para cualquier espectador, porque está en nuestra naturaleza humana descifrar las cosas que la ciencia nunca ha podido explicar y que están ahí, en un pequeño lugar de Italia esperando para ser reveladas.
Un día cualquiera, William Friedkin, el director de la mítica película El Exorcista (1973), recibe una curiosa invitación de parte de un sacerdote de 91 años: visitarlo en Italia y presenciar un exorcismo real de una mujer que lleva años siendo acosada por un demonio. El director, aprovechando la oportunidad, acepta con la única condición de poder registrar todo para posteriormente convertir esta experiencia en un documental.
El padre Gabriel Amorth (quien envía la invitación), es un católico devoto que ha ejercido la práctica de exorcismo en la Diócesis Romana desde la década de los 90. Ha realizado innumerables exorcismos en su carrera, y prácticamente es considerado como la autoridad oficial relacionada a "estos temas". Incluso, antes de empezar a conocer el caso principal, el documental nos cuenta el caso de un hombre y su hermana, quienes buscaron de forma desesperada la ayuda de un exorcista y finalmente fue el padre Amorth, quien pudo liberarlos del tormento unos años atrás.
En cuanto al exorcismo que nos lleva a ver este documental; Friedkin, quien hace de protagonista y testigo de esta historia, nos adelanta que nada de lo que hayamos visto en ficción se parece a lo que realmente sucede dentro de un exorcismo.
Lejos de los efectos especiales ultra exagerados de Hollywood, un episodio de posesión demoníaca –según cuenta Friedkin– puede verse como un estado de trance agresivo, con la persona afectada hablando en otros idiomas y el lugar de la ceremonia comienza a ponerse con una temperatura helada. Nada de telequinesia, vómitos verdes o contorsionistas. Además, estos episodios ocurren de forma espontánea, a diario, semanal o mensual, explica.
Los que se someten a este ritual católico (como Cristina, la mujer que se vuelve el eje de esta historia), quedan a disposición de una serie de rezos del sacerdote y de un grupo de familiares, con cuatro personas sosteniéndola para que no se haga daño o hiera a los demás. Algo bien light si comenzamos a compararlo con las películas más conocidas sobre el tema, o incluso la misma El Exorcista.
(Eso es todo lo que diré con respecto a lo que ocurre dentro del documental, lo demás, deberán descubrirlo ustedes mismos...je, je).
Como es de esperar, este documental no solo muestra "la ceremonia" en que el sacerdote se ve frente a frente con la presencia demoníaca (unos veinte minutos de arduo exorcismo), además, propone discutir cuál es la línea de verdad o sugestión, de boca de varios expertos en el tema: religiosos y hombres de ciencia.
Lo curioso, es que muchos de estos doctores y especialistas mentales, no descartan que Cristina esté bajos los efectos de una enfermedad o trastorno que ellos puedan desconocer. Sus gritos guturales y expresiones que por momentos rayan en lo imposible, pueden tomarse como signos claros de una enfermedad muy avanzada, o simplemente de situaciones que nuestro cerebro aún no está preparado para hacer calzar en nuestra realidad.
"Esto no es ficción. Es diferente a todas las películas. Y estuve ahí para filmarlo", dice Friedkin antes de comenzar la ceremonia de exorcismo, y es que el director, 45 años después de haber establecido las nuevas coordenadas del cine de terror, ahora pareciera ser que busca reafirmar sus convicciones con el género, pero desde una vereda mucho más Mondo que informativa.
Si recuerdan bien, la solemnidad del padre Merrin en El Exorcista, se sostenía sobre un carácter serio aunque cansado. En este documental, el padre Amorth es un hombre igual de solemne, aunque con la suficiente energía para sacarle la lengua al demonio, lanzar bromas en medio del exorcismo o incluso declarar que es un fanático de la historia protagonizada por Linda Blair. Ahí encontramos una simetría sobrecogedora de dos obras que están unidas por un hilo larguísimo de cuatro décadas, pero que al fin y al cabo, hablan de lo mismo desde dos perspectivas: la de la ficción y la de la realidad.
Entonces, ¿qué es verdad en este documental? ¿Qué vemos realmente? ¿Le creemos al director? (quien a propósito, es un maestro de los efectos especiales y fue uno de los primeros en retratar un exorcismo agresivo). Este documental deja las interrogantes en el aire, porque hay cosas que simplemente debes ver para creer.
68 minutos de exorcismos, cuestionamientos y mucha realidad. Esta puede ser una de las pocas oportunidades que tendremos para ver a un director siendo un personaje más dentro de su propia historia.
Casi como una secuela, aquí el padre Amorth es Merrin, Cristina es Regan y el mismo Friedkin, es –a sus ochenta y dos años– el hombre pisando el límite de la incredulidad y la fe como el padre Damien Karras ¿Dará el salto hacia lo desconocido?
Así es The Devil & The Father Amorth, creer o no es cosa de cada uno. Véala y saque sus propias conclusiones.