No gaste más, gaste mejor

Si bien el dinero no hace la felicidad, el modo de gastarlo puede marcar la diferencia entre obtener satisfacciones duraderas o sólo aumentar nuestras preocupaciones. El libro Happy Money ofrece 3 sencillos consejos para que ocurra lo primero.

Por Francisca Solar @FranSolar | 2013-10-23 | 12:26
Tags | felicidad, dinero, donaciones, riqueza, emociones, plata, gastos, consumismo
"El destino de lo gastado es tanto o más importante que el monto que se invierte"

Eso de que “el dinero no hace la felicidad” a estas alturas es ciencia dura. Con tantos ejemplos a mano a lo largo de la historia, pocos se atreverían a contradecir la frase. “Los ricos también lloran”, profesaba una famosa teleserie y con razón. Sin embargo, si bien una abultada cuenta corriente no “hace la felicidad”, de que ayuda, ayuda, diría usted y ahora por fin la ciencia está de acuerdo. La pillería está en el uso inteligente del recurso: acumular y gastar no sería la clave, sino “cómo se gasta” lo que ya se tiene. Esa es la propuesta de dos académicos estadounidenses en el libro Happy Money, trabajo conjunto entre la facultad de Psicología de la U. de British Columbia y la Harvard Business School.

Aumentar las arcas personales es una preocupación inmemorial. ¿Quién no quisiera ver subir su sueldo de vez en cuando? ¿Recibir una cuantiosa herencia de un tío desconocido? ¿Encontrar 5 lucas botadas en la micro? Incluso los que se han partido el lomo para recibir buenas remuneraciones y llegan relajados a fin de mes, están buscando constantemente formas de maximizar –y aparentar– lo atesorado, muchas veces a costa de grandes sacrificios que, a su vez, merman esa “felicidad” alcanzada. Mantener un determinado estilo de vida es una gran fuente de estrés. Si ganas más, te compras un auto más caro ¡Y qué alegría mostrarlo en la calle! Pero cuando te enteras de cuánto gasta en bencina, cuánto te saldrá la revisión técnica o el cambio de un repuesto, la sonrisa se borra automáticamente.

Lo concreto es que “tener más” no es garantía de felicidad y también lo saben varios ganadores del Loto y Kino, para quienes la alegría de tener el cheque les duró menos que sus 15 minutos de fama, con gastos poco deliberados o ingenuos. Por eso en Happy Money, tras evaluar el comportamiento de compra de muchísimas personas, hacen hincapié en que el destino de lo gastado es tanto o más importante que el monto que se invierte. Aprenda a gastar “mejor” y será más feliz que el señor Luksic, dicen estos gringos, dando 3 infalibles tips para pavimentar el camino.


1. Comprar experiencias

Cuando se realizó el estudio, se le pidió a todos los participantes que hicieran una lista de sus gastos mensuales que no fuesen las clásicas cuentas fijas como la luz o el agua. El resultado arrojó que la mayor parte del dinero se destinaba a “cosas” –comida, tecnología, música, libros– lo que, según los expertos, sólo satisface una felicidad inmediata y no ayuda a mantenerla en el mediano plazo. Por lo tanto, recomiendan comprar “experiencias”, como ir al teatro, viajar o algo tan simple como cenar fuera de la casa, ya que el placer que se vive en esos momentos suele perdurar por más tiempo, incluso al recordarlos un año después. Pero adosan un consejo: nunca realizar la misma experiencia muy seguido o bien intercalarla con otras compras. En el fondo, que no se convierta en una rutina, pues eso mata el encanto.

2. Invertir la lógica de consumo

Estamos bombardeados por ofertazos del retail con eso del “compre ahora y pague en chorrocientas cuotas”, así como los bancos lanzan variados créditos con “contrate ahora y empiece a pagar en diciembre”. El estudio apunta a que hay que dar vuelta la premisa, es decir, pagar ahora y consumir u obtener el objeto/experiencia más adelante. Esto permitiría no sólo evitar el nefasto lastre de endeudarse más de la cuenta, si no que alargaría el placer de lo comprado mucho más allá de la compra misma. Si pagas inmediatamente el monto total de un pasaje que ocuparás en tres meses más, por ejemplo, a esa felicidad inmediata añadirás una cuota extra después: el día que viajes tu vuelo ya estará pagado, por lo que tendrás la sensación de que viajas gratis (aunque tu razonamiento sepa lo contrario). ¡Funciona!


3. Hacer regalos

Produce mucho más placer que gastar en uno mismo, aseguran los expertos, ya que compartir con otro (el aumento de la interacción social, en términos generales) es una de las claves para ser feliz. Y ahí también entran las experiencias: comprar un televisor o un celular es generalmente para uso individual, pero viajar o salir a comer se hace de a dos o más. Ese gasto “grupal” es más satisfactorio a la larga. En Happy Money definen este paso como “invertir en los demás”, donde incluyen las donaciones a caridad, ya que hacer algo positivo por el resto permite crear conexiones más emocionales que materiales y, por ende, una felicidad más perdurable.

Mientras sigue levantándose temprano para sobresalir en su trabajo y conseguir un ascenso que le suba el sueldo, ponga en práctica alguno de estos consejos. ¿Quién sabe? Quizá algún día se vuelva más feliz que su jefe y eso sí que es felicidad.