Gravedad – Cuando grande NO quiero ser astronauta

El Barbón lo pasó bien pasándolo mal, con esta película sobre un naufragio espacial, que nos recomienda entusiastamente ir a ver.

Por Alfredo Rodríguez @AlfreoRodriguez | 2013-10-25 | 10:44
Tags | cine, crítica, Gravedad, Sandra Bullock, George Clooney, entretención, arte
"No es de terror, tampoco de suspenso. Gravedad, como todas las de naufragio, es una historia de angustia"

Hace tiempo que no veía tanta expectación por una película que no fuera parte de una franquicia (como son actualmente el 90% de las producciones de Hollywood). Quizás por el director, quizás por el impactante trailer, el hecho es que Gravedad generó un interés tal, que hasta a mí me dieron ganas de ir a ver una película protagonizada por Sandra Bullock (Máxima Velocidad 2, qué bodrio) y George Clooney (Batman y Robin, qué bodrio). ¿Y qué tal? ¿Llenó mis expectativas? 

¡Totalmente! Y a continuación les explico por qué.

Primero, la sinopsis.

¿De qué trata la historia? La versión corta: de un naufragio, pero en el espacio. La versión larga: después de recibir un entrenamiento express de 6 meses, la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock) viaja al espacio para reparar el telescopio Hubble junto a George Clooney y un equipo de extras a los que ni siquiera les veremos la cara. De pronto, una lluvia de pedazos de satélites rusos los impacta a toda velocidad, destruyendo su nave espacial (transbordador) y al equipo de extras, dejándolos totalmente solos en el espacio.

El espacio es el nuevo océano.

No es de terror, tampoco de suspenso. Gravedad, como todas las de naufragio, es una historia de angustia. Y la genialidad de la película está en descubrir que el espacio, un lugar que desde que somos niños nos ha parecido alucinante, puede ser mucho más aterrador que cualquier lugar de la tierra. Porque Cuarón (el director y guionista) se las arregla para encontrar un paralelo entre cada elemento de un naufragio en el mar y un naufragio espacial (el barco pasa a ser una nave, las olas que golpean la cara sin cesar se reemplazan por los infinitos giros de la protagonista incapaz de detenerse en el vacío y el agua para beber, el oxígeno), logrando rescatar los aspectos más espeluznantes y espectaculares de la vida en el espacio, para hacer de este viaje una experiencia terrible (donde la imposibilidad de frenar en el vacío ingrávido es probablemente el aspecto mejor explotado). Todos elementos que podrían no parecer tan terribles si no fueran narrados con la maestría del director, que logra que nos pongamos en los zapatos (las botas de astronauta) de la protagonista, durante toda la aventura.

Una experiencia deslumbrante.

Siempre digo lo mismo y Gravedad no es la excepción: no se trata de una película perfecta. Sus pifias son menores y pasan por algunos recursos forzados, medio metidos con calzador (como la historia de la hija de la protagonista) y el hecho que yo sintiera que el momento más angustiante de la película estuviera al principio y no en el clímax. 

De todas formas, es de lo mejor que he visto en mucho tiempo. Con una factura impecable, en la que uno no es capaz de distinguir las imágenes computacionales de las reales (si es que hubo alguna) y una narración empática, que te mantiene metidísimo en la historia, Gravedad es una trama simple contada de manera espectacular, lo que la vuelve una experiencia fascinante.

Si quiere ir al cine para salir feliz de ver una buena historia, le recomiendo Gravedad. Lo que sí, vaya consciente de que, como en toda película de naufragio, en algunos momentos lo pasará realmente mal y no tendrá más opción que rezar para que, aunque parezca imposible, todo termine bien.