No entiendo el arte

¿Es arte un escusado sobre una roca? ¿Todo es subjetivo? Muchas preguntas son las que surgen a la hora de hablar de qué es el arte. El Barbón se preguntó lo mismo y tiene una serie de factores que pueden resultar reveladores a la hora de responder.

Por Alfredo Rodríguez @AlfreoRodriguez | 2013-11-08 | 10:40
Tags | Arte, concepto, artista, obras, significado, valoración

¿Sientes el arte como algo lejano y difícil de comprender? Yo, que creo tener sensibilidad artística, muchas veces me siento ajeno, como si el arte perteneciera a un mundo que poco a poco se aleja a una dimensión inalcanzable. Otras personas lo ven más radicalmente aún y declaran no entender nada. Cuántas veces no hemos dicho frases como “Ahora cualquier cosa es arte ¡llevan un basurero al museo y es arte!” o “¿Y este qué se cree para hacerse llamar artista?”. Hace rato que me vienen dando vueltas esas ideas en la cabeza, y creo que la problemática de fondo es que simplemente no sabemos qué es el arte. Y como yo soy patudo, en vez de ir a preguntarle a un experto, me pregunté a mi mismo: ¿Qué es el arte para mí? La respuesta, que explico a continuación, me resultó enormemente reveladora.

Del artista o del público.

La primera idea que se me viene a la cabeza es que es el artista quien decide lo que es el arte. Voy, construyo una catedral, pinto un óleo, tomo una flor o rompo un vidrio y decido que es arte. Si quiero (y puedo), lo pongo en un museo, una galería, un pedestal o el living de mi casa. O incluso un cajón cerrado. Pero cuando pienso en esta alternativa y me parece algo limitada: Una obra que nadie ha visto ¿es arte? O peor aún: una obra que muchos han mirado pero que a nadie le ha producido nada ¿es arte? ¿Solo porque quien la creó lo decide así? Y entonces surge la pregunta inversa: Y si nadie creó la obra ¿es arte?

Porque puedes ir caminando por la calle, mirar un muro, y ver una mancha de musgo con una figura particular que te recuerda algún evento en tu vida, alguna idea potente o que te evoca algún sentimiento profundo. Ahí no hay artista, la mancha es simplemente fruto del azar, pero si se vuelve una experiencia tan significativa para mí ¿Por qué no llamarla arte? Y si lo hacemos, entonces el arte depende solo del espectador, y el artista se vuelve irrelevante ¿no?

Mi idea del arte.

Para mí, la existencia del arte requiere la existencia de ambos, artista y público. El artista, que no es necesariamente quien crea o construye una obra, sino que es quien le da el carácter de arte a un objeto y lo entiende como medio para conectar con otras personas. Y el espectador, que es quien encuentra, en ese objeto rescatado por el artista, un valor que lo conecta con la obra, y a través de ella, tanto con el artista como con sí mismo. Entonces, el arte surgiría como un elemento de conexión entre personas, y es la existencia de ese vínculo significativo el arte mismo. Por lo mismo, es esperable que ese vínculo no siempre se logre, y que esa persona a la que no le genera nada la obra difícilmente la considere arte.

Mi arte.

Entonces, romper un vidrio en mi casa, sin que nadie me vea ¿no es arte aunque yo lo considere así? (en ausencia de un espectador) ¿La mancha de musgo en el muro tampoco? (en ausencia de un artista). Para mí sí lo son, pero porque la supuesta ausencia de un espectador o artista, en ambos casos, no es tal. Si, como artista, realizo una obra en la soledad de mi taller que está llena de significado para mí ¿no estoy entonces siendo también espectador de la obra? Y al revés, si yo rescato una azarosa mancha de musgo en un muro ¿No me convierto en artista por el solo hecho de rescatarla? Hay quienes valorarán menos aquel arte que solo vincula a una persona consigo misma, pero es internarse en una inerte discusión de calidad versus cantidad. Al final, decir que una obra es mejor que otra porque conecta con más personas no necesariamente es correcto. Porque en el arte no existe lo correcto, solo existe una experiencia, un mensaje, un vinculo, una conexión que puede ser personal y única,  y esa relevancia íntima no puede ser medida sin simplificar su riqueza.

Ese carácter incalculable es una de las cosas que me gustan del arte, al menos de aquello que yo considero arte. Porque el arte es mío, y yo lo defino como quiero, sin importar lo que diga la academia o la Rae, y por eso nadie nunca me lo va a quitar. Lo genial es que también puede ser tuyo, sin necesidad de estar de acuerdo conmigo. Solo necesitas apropiarte de él, definirlo como quieras y disfrutarlo libremente. Y te invito a hacerlo y preguntarte ¿Cómo es mi arte?