En estos tiempos donde la mayoría marcha por alguna causa –por la educación pública, para que suban los sueldos, por las minorías sexuales y un largo etcétera–, a veces me dan ganas de salir a la calle, aunque por otras cosas. Feliz marcharía por reformar las isapres o por un cambio al sistema actual de adopción, por ejemplo. Y también marcharía contra la cultura de lo “desechable”.
Hoy por hoy todo es reemplazable. Ya casi nada se repara; preferimos darlo de baja, comprarlo de nuevo y ya. Las zapaterías y sastrerías de barrio están por desaparecer, sobreviviendo sólo algunas que hacen bastas express o fusionadas a una tintorería. Y si bien los servicios técnicos de electrodomésticos y computadores aún se mantienen, la tecnología en general también es altamente desechable, sobre todo hoy, cuando las ofertas para comprar un nuevo smartphone o tablet se encuentra hasta debajo de las piedras. Las cosas tienen cada día una vida útil más corta y de ahí nació la filosofía de “reciclar” lo más posible. Fue y es una muy buena idea, pero a estas alturas no es suficiente. Quizá nunca lo será. Se sigue reciclando en un bajo porcentaje en comparación a las cifras totales de desecho, por lo que seguimos nadando en una ola de basura que va a parar a nuestros bosques, océanos o, simplemente, nunca sale de nuestros barrios, acumulándose sin control en vertederos.
Y si reciclar no basta ¿qué hacemos? Les diría: “no produzcamos basura”, pero eso sería una utopía. No obstante, la propuesta está cerca. Para complementar el reciclaje debemos optar, cuando se pueda, por artículos de larga vida, es decir, que no se eliminan (o al menos no en un buen rato). Se sorprenderían al saber la cantidad de elementos desechables que, ya sea por comodidad o por ignorancia, usamos más que nada por ser de muy acceso rápido y uso masivo, pero no dejan de ser basura segura. Son cosas fácilmente reemplazables y aquí se los puedo demostrar. El cliché dice que los pequeños gestos logran grandes cosas y si de cuidar al planeta se trata, es la pura y santa verdad, así que atentos a estos 4 consejos para desechar (excluir, descartar) lo desechable.
Según la American Action Association (AAA), se estima que los estadounidenses botan alrededor de 25 millones de vasos de café cada año, así como 2.5 millones de botellas de plástico cada hora. De hecho, éstas constituyen el 18% de la basura total que se produce en EE.UU. Por su lado, los vasos desechales, en su mayoría están hechos de poliestireno, compuesto que no puede ser reciclado completamente y que permanece en la tierra durante 500 años desde su desecho. Para colmo, según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer el poliestireno sería un posible cancerígeno, ya que cuando se calienta el vaso, los químicos se traspasan a la comida o bebida en el contenedor. La recomendación: tenga a mano en la oficina y en el auto su mug favorito. La U. de Standford asegura que usarlo 18 veces recién equivale al gasto de 1 solo vaso desechable, en término de agua, energía y basura potencial. Además, algunas cafeterías de moda dan suculentos descuentos si llevas tu propia taza. Qué mejor.
Nunca nos cuestionamos el uso de cubiertos de plástico cuando vamos a un local de comida rápida.“Son reciclables”, piensa la mayoría y es cierto. Sin embargo, ¿es realmente necesario producir tal nivel de basura diaria? Un estudio del Reino Unido concluyó que el tiempo promedio de uso para este tipo de cubiertos es sólo 3 minutos. ¡Tres! El consejo: guarde en el cajón de su escritorio o en la cartera un tenedor y cuchillo propios, de plástico o metal; lo importante es que sean suyos y pueda reutilizarlos cuantas veces quiera. He visto entretenidos cubiertos “portables” en varias tiendas de diseño y artículos de cocina, en malls o por internet.
Casi tanto como la gastronomía peruana, los restaurantes y deliveries de sushi han entrado con fuerza en Chile, por lo que el uso de palitos desechables nos es tremendamente familiar. Y así de inofensivos como se ven, de a poco se están transformando en un dolor de cabeza. Como referencia, en China se desechan cerca de 60 billones de palitos cada año y Japón ostenta un número todavía más alto dado que allá entregar palitos “nuevos” a cada cliente es símbolo de la pureza y calidad de la comida. Pueden parecer inofensivos, pero son uno de los grandes causantes de deforestación en Asia. Sin ir más lejos, el equivalente a 3.8 millones de árboles se talan cada año en China para este fin.
De todas maneras, es en estos mismos países donde nació el movimiento BYOC (“Bring Your Own Chopsticks”, trae tus propios palitos), apoyado por la acción de Greenpeace que persuadió a cientos de restaurantes en Beijing para que no dieran palos desechables a menos que el cliente lo pidiera expresamente. La petición: consigue y guarda tus propios palitos. Hay algunos de madera o plástico a la venta en muchas partes. Así, cuando hagas un pedido a domicilio, podrás pedirle al repartidor que no te envié ninguno. Y si vas a un restaurante, saca personalidad y lleva los tuyos.
Para dar cifras locales, cada chileno usa 500 bolsas plásticas al año según el Centro de Sustentabilidad de la U. Andrés Bello. La mayoría de ellas son de polietileno de baja densidad, aunque algunas empresas han optado por las biodegradables. Son más “amigables” con el medio ambiente que las primeras, pero igual se convierten en basura fácil y demoran 150 años en degradarse. El ruego: prefiera las bolsas reutilizables de género u otro material. Casi todas las grandes tiendas y supermercados las ofrecen, así que no hay excusas.
Sí, hemos visto varias campañas de corte público y privado con algunas de estas opciones, pero aún no se ha generado la reacción esperada en la población. Por lo mismo, nunca está demás el recordatorio. Y es cierto que llevar tus propios palitos de sushi al restaurant puede dar vergüenza, para qué decir si llegas con tus propios cubiertos a McDonalds, pero los más informados (y, por ende, más conscientes) debemos dar el ejemplo. Al final, llevar a cabo estas propuestas requiere más carácter que otra cosa, personalidad que, si se usa y usa y usa, es casi imposible de desechar.