Elecciones en Chile ¿Un culebrón venezolano?

Una lectora venezolana nos cuenta su apreciación personal sobre la historia política de Venezuela y las similitudes que cree que se están empezando a gestar en los discursos actuales.

Por Titi Rodriguez @titi_rod_arte | 2013-11-14 | 14:03

Desde mi infancia en Venezuela que recuerdo escuchar: “antes estábamos mejor” o “cada vez estamos peor” y siempre me pregunté: ¿Qué tanta maravilla me perdí que todos anhelan con volver a la Venezuela de los 60s-70s? ¿Qué podemos hacer para llegar a ser lo que éramos? Para contestarlo, voy a partir por hacer referencia a una frase que mi papá siempre me repetía: “El que conoce la historia, tiene mejores herramientas para formar el futuro” y por eso, hablaremos de historia.

Partamos por decir que Venezuela llegó a ser uno de los países con mayor desarrollo y crecimiento en el mundo entre los años 1955 y 1970. La mayor parte de este crecimiento se originó por estrictas medidas económicas, sociales y de infraestructura, que tomadas bajo el gobierno dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez entre 1953 y 1958, luego generaron un gran impulso cuando se retomó la democracia.

Así, igual como a Venezuela le tocó vivir una dictadura 20 años antes que Chile, los acontecimientos posteriores también tienen similitudes con la actualidad de Chile, país al que llegué hace 6 años. Exactamente hace 20 años, tras un prolongado boom económico una vez recuperada la democracia, a Venezuela le tocó vivir una escalada en los discursos populistas que la llevaron a una historia de fuertes reformas, cambios de Constitución (Asambleas Constituyentes), cambios o “ping-poneos” del mando entre derecha-centro-izquierda, sin una formación de un plan económico y social de largo plazo con leyes para lograrlo. Es decir, lo que se hacía en un gobierno, se abandonaba en el siguiente.

Se entró en un espiral negativo desde el famoso “Viernes negro” de 1983, una explosión de lo incontenible, malas medidas económicas y sociales trajeron fuertes y constantes devaluaciones, inflación (una de las más altas de Latinoamérica) e impagable deuda externa, entre otros. 

Pero lo peor no termina ahí, el espiral continúa y se convierte en caída libre, nuevas explosiones sociales en 1989 con el famoso Caracazo y en 1992 con el intento de Golpe de Estado al Presidente Carlos Andrés Pérez por parte del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías, luego elegido democráticamente en 1998. En cuanto al detalle de los 14 años de gobierno de Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, este se presta para otra columna, pero los resultados los pueden ver todos los días en los periódicos. Continúa la caída libre. 

Venezuela pasó entonces de ser un súper país, a ser un país extremadamente endeudado, extremadamente inseguro, con altos niveles de pobreza, que dejó escapar el desarrollo a pesar de tener una de las reservas de petróleo más grandes del mundo.

¿Creen que los venezolanos alguna vez pensamos que esto iba a pasar? La culpa de la situación de Venezuela, no es de Hugo Chávez ni de los 40 años de presidentes irresponsables anteriores, si no de los cambios de leyes que permitieron que el que llegara al mando hiciera “lo que le dé la gana”. Situación que se acentuó una vez aprobada la Asamblea Constituyente en el gobierno de Hugo Chávez, con la cual el poder ejecutivo se convirtió en el “dueño y señor” del país.

¿Se presta para vicios y es mejorable el sistema electoral en Chile? Claro que sí, pero ¿Han pensado en los vicios que tendríamos si es que se pierde por completo el balance que permite que se gobierne mediante consensos, respetando a las minorías y por lo tanto, asegurando cierta estabilidad? Y por lo mismo, sin importar si el gobierno es de izquierda, de centro o de derecha, es bueno que las decisiones importantes sean pasadas por un congreso equilibrado. 

¿Tiene fallas e injusticias que resolver Chile? Por supuesto, todos los sistemas tienen y hay que trabajar en solucionarlas, pero no olvidemos que en comparación con latinoamérica, Chile tiene uno de los mejores índices económicos, buen acceso a la educación, menos pobreza y menos desempleo. Incluso hasta ha subido posiciones en el ranking de los países más felices del mundo.

Por eso, estas elecciones son claves y no ir a votar por no ser obligatorio es una gran irresponsabilidad y les aseguro puede ser muy perjudicial para el país. Dejemos de pensar “esto en Chile no puede pasar”. Todos los presidentes que dejaron a Venezuela en la ruina entre 1958 y 1999, fueron elegidos en promedio por un 36% de la población electoral, con una abstención cercana o mayor al 50%.

Votemos por medidas adaptadas a las necesidades del país hoy y a futuro, los países se construyen progresivamente, tengamos paciencia. Votemos por medidas realistas que sean económicamente sostenibles, es más fácil construir y desarrollar con dinero en el bolsillo. No necesitamos otro castillo de naipes en Latinoamérica. Votemos con la intención de mejorar Chile, pero de a poco, buscando los casos de éxitos concretos que nos guíen y sin probar fórmulas radicales que luego nos sorprendan con resultados inesperados.