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Guía para padres - ¿Buenas noches?

Criar niños es agotador y un buen descanso es indispensable para padres e hijos. ¿Qué hacer, entonces, cuando los niños se despiertan una y otra vez durante la noche y exigen la atención de sus progenitores?

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-11-14 | 15:00
Tags | niños, infancia, crianza, educación, sueño, insomnio, paternidad, maternidad, infancia, dormir
"Cuando un niño se despierta en la mitad de la noche reiteradamente, es porque asocia que puede dormir con los papás"

Es de noche y en la casa de los Pereira todos duermen luego de acostar a Julia, de 3 años, que ha exigido que le lean varios cuentos para quedarse dormida. Sin embargo, a las pocas horas la niña se despierta y se dirige a la cama de sus papás. De pie al lado de su madre, le dice “tengo hambre” y ella agotada se levanta, le hace una mamadera y la lleva a acostarse a su cama. Al poco rato los padres se despiertan nuevamente por el llanto de la niña, el que ignoran en un comienzo, pero como no se le pasa, el papá se levanta para ir a verla. Ella le dice que tiene miedo, que quiere dormir con él, a lo que el padre accede. Se queda dormida con sus padres y la traspasan a su cama, pero antes de que suene el despertador, ella vuelve a pasarse a la pieza de sus papás, quienes rendidos, terminan durmiendo con ella. 

Cuando finalmente suena el despertador a las 7 de la mañana, a los padres y a Julia les cuesta mucho despertar y pasan todo el día irritables por el cansancio. Después de varios meses similares, se dan cuenta que no pueden seguir así, por lo que deciden analizar qué están haciendo, buscar estrategias para cambiar los malos hábitos de sueño de Julia y ponerse firmes al respecto. 

Ellos saben que para el sano crecimiento y desarrollo de un niño, se debe contar con cierta cantidad de horas y en determinado momento de la noche. (No es lo mismo dormir diez horas de 9 pm a 7 am, que las mismas horas de 12 am a 10 am). También comprendieron que es importante hacer algo al respecto para la sana convivencia familiar, tanto para tener tiempo para ellos, como para no estar todos irritables por el cansancio.  

Analizaron la rutina que estaban teniendo para hacerla dormir y se dieron cuenta de que su preciosa Julia, una niña obediente y amorosa, en las noches se convertía en una pequeña tirana y ellos, sin tener conciencia, se lo estaban permitiendo. 

La rutina del dormir 

Dormir es un hábito que se aprende,  por lo que supone practicar una secuencia de acciones hasta que éstas se llegan a internalizar. Por eso definieron una rutina de acostada que realizaron de la misma forma todos los días:

  • A partir de las 7 de la tarde empezaron a hacer ambiente para bajar la intensidad: no se ve más televisión (aunque pareciera que los tranquiliza, a nivel cerebral es una sobre estimulación), se apagan algunas luces, se habla con una voz más tranquila y no se hacen juegos que exijan mucho movimiento. Le dan comida y luego la bañan para calmarla y, tras un rato de juego tranquilo, le avisan que queda poco tiempo para irse a dormir. Decidieron usar la tecnología para esto, poniendo una alarma en el celular que le avisa a Julia que en 10 minutos más debe ir a acostarse y la segunda alarma es el llamado a dormir. 
  • Si ella decía que no tenía sueño, lo cual puede ocurrir en algún momento, le decían que si bien entienden que no tenga sueño en ese momento, igual debía descansar y acostarse porque su cuerpo lo necesitaba. Y le pasarían cuentos para que pudiera mirar ella por un rato.
  • También decidieron que, cada noche, uno de los dos se haría cargo de acostarla, para que no fueran ambos los que gastaran energía en esta tarea. Quien tuviera la responsabilidad ese día la  acompañaría a su cama, le pasaría su muñeca favorita, le contaría un cuento, le daría un beso de buenas noches y le diría que se dormiría sola, pero que ellos estarían muy cerca, para finalmente dejarla dormirse sola. 
  • Decidieron que no la acompañarían hasta que se duerma, ya que eso genera una dependencia poco sana, que hace que necesite de los papás al lado para poder dormirse y que la pone ansiosa ante su ausencia. Por eso deben enseñarle a dormirse sola.
  • Determinaron que no se podía quedar dormida en la cama de los papás, sino que solo en la suya. Le mostraron que su pieza y su cama son lugares buenos, seguros y agradables, por lo que se preocuparon de que asociara su habitación solo a experiencias positivas. Para ello, procuraron no castigarla en su pieza.
  • Cuando despertaba en medio de la noche y se iba a la cama de los papás, decidieron ponerse firmes en no permitir que se quedara ahí y se turnaban para llevarla de vuelta a su cama. Si Julia se mostraba muy ansiosa o con miedo, le explicaban que la acompañarían un ratito, pero que después ella se dormiría sola. La mayor parte de las veces, cuando un niño se despierta en la mitad de la noche reiteradamente, es porque asocia que puede dormir con los papás. Es importante que entienda que cada una tiene su propia cama, que existen espacios personales y límites de los otros que deben respetarse y que los papás también tienen que tener momentos para poder estar a solas. 
  • También decidieron que con el siguiente hijo que estaban esperando, iban a implementar todas estas medidas desde un comienzo, ya que es mucho más fácil enseñarlo a la primera que re-enseñar algo que ya está mal aprendido.

Esto fue muy cansador por un tiempo, tuvieron que armarse de paciencia y requirió de mucho esfuerzo, pero empezaron a ver frutos. Julia andaba más descansada durante el día, le costaba menos levantarse en las mañanas y los padres andaban menos irritables y cansados, por lo que eran más pacientes y su relación más llevadera, además de poder tener un tiempo para ellos como pareja. Todo el esfuerzo valió la pena porque Julia aprendió a quedarse dormida sola, ya no se despertó más en la noche y todos pudieron dormir bien.