*Esta nota fue originalmente publicada en 2013.

Hay quienes eligen qué películas ir a ver por su tráiler, otros deciden según el elenco e incluso hay quienes eligen por el título y el afiche mientras están en la fila para comprar las entradas. Pero existe un grupo, al que pertenezco, que con un tono medio sabiondo aseguran que el criterio más importante al elegir qué ver en el cine es quién dirige la película. Y, al menos cuando yo lo digo, mucha gente, además de considerarme un snob, me pregunta intrigada: “Pero a fin de cuentas, ¿qué hace en concreto un director?”. Porque todos sabemos que es quizás el cargo más importante en una película, pero no todos tenemos tan claro al ver la película, en qué se refleja su trabajo.

¡El director no hace nada!

El director no actúa, no compone la música, no la interpreta, no graba las escenas, ni siquiera es el que toma los pedazos grabados y corta en pedazos para ponerlos unos tras otros (proceso montaje/edición). Bueno, a veces hacen algunas de estas cosas, pero no es un requisito. El director, en rigor, pareciera que no hace nada, porque cada aspecto de la película está cubierto por otra persona: encargado de efectos visuales, coordinador de piruetas, encargado de casting, guionista, encargado de efectos sonoros, director de fotografía y un infinito etc. Entonces, ¿qué hace en la práctica? 

Un director toma decisiones. Es como un capitán encargado de que un barco llegue a destino. Coordinando a toda la tripulación, pero con la importante diferencia: el director es quien decide el destino. Es cierto que si le piden realizar una nueva película de la franquicia Terminator y le entregan el guión listo, no va a poder filmar una película infantil de Los Pitufos, pero lo que hay que entender es que con un mismo guión es posible filmar mil películas diferentes.

Todo depende de la visión

La verdadera labor del director es tomar decisiones para que la película responda lo más posible a la idea que él tiene de cómo debe contarse esta historia en específico. Y mientras más respetado sea el director y más destacada sea su trayectoria, más poder de decisión tendrá sobre cada aspecto de la película.

Una buena forma de ver como un director le puede dar un aire totalmente diferente a una historia es ver las películas de Misión Imposible. ¿Por qué son tan distintas unas de otras? Porque aunque el actor, la franquicia y el género es siempre el mismo, cada director ha entregado una visión muy diferente en cada película.

¿No crees que el director tenga tanto poder para cambiar el tono de una historia? Mira este ejemplo:

Para este ocioso cibernauta, “Papá por siempre” (Mrs. Doubfire), más que ser la historia de un papá tierno, es la historia de sicópata y, con las mismas piezas de la película, es capaz de narrar la misma historia, pero de manera radicalmente diferente. Increíble ¿no?

El valor del director

La gracia del director no es controlarlo todo, menospreciando la labor de su equipo y haciendo el trabajo por ellos. La gracia de un buen director es que tiene una idea clara de cómo aprovechar al máximo el potencial narrativo de un guión y conduce al equipo para que cada uno trabaje en pos de un objetivo común: hacer brillar ese potencial que él encontró e imaginó al leer la historia.

Por eso, a la hora de ver una película, a algunos nos importa tanto el director. Porque al final los guiones son como los chistes y los directores son como los humoristas: un buen humorista es tan buen narrador que puede hacer reír con un mal chiste. La clave es ser capaz de ver donde está su potencial. Un humorista talentoso es sinónimo de risa segura.

¿Qué opinas del rol del director?