*Esta nota fue publicada originalmente en 2013.
Teresa es mamá de Isidora, quien está próxima a cumplir dos años y siempre pensó que esa edad era el momento preciso para sacar los pañales. Su familia le preguntaba constantemente cuándo daría este paso y le sugerían que aprovechara el verano para hacerlo. Finalmente decidió sacarle los pañales porque el buen clima haría más ameno las veces que se hiciera pipí. Pasó todo el verano persiguiendo a Isidora para que fuera sola al baño, cambiándola de ropa más de una vez al día y teniendo que lavar mucha ropa sucia, lo que la tenía cada vez más tensa. Al principio trató de tomárselo con calma, pero con el pasar de los días, comenzó a ponerse nerviosa y agotada del trabajo que esto implicaba. Además, su paciencia se agotó y comenzó a retar a Isidora cada vez que se hacía. Cuando terminó el verano y Isidora entró al jardín, después de un par de semanas que se hizo en múltiples ocasiones, tuvo que ponerle nuevamente los pañales porque su hija no era capaz de controlar esfínter.
Existe la creencia de que el verano más cercano a los 2 años hay que sacarle los pañales a los niños a como dé lugar, sin considerar los tiempos de cada niño. El control de esfínter es un proceso complejo en el que confluyen tres factores: el componente biológico o madurez propia del niño, el factor emocional y el proceso de aprendizaje. En general la madurez para sacar los pañales de día se da entre los 2 y 3 años, y entre los 3 y 5 los de noche, pero en cada niño hay tiempos diferentes y es fundamental que como padres sepamos distinguirlos y respetarlos.
Por eso no es aconsejable comenzar con el entrenamiento si no se ha visto ciertos signos que reflejan que el niño está preparado para controlar esfínter durante el día. Algunos signos de madurez son:
1. Que el niño sea capaz de pasar al menos 2 horas seco.
2. Que el niño sepa distinguir o darse cuenta cuando se ha hecho y que esto le signifique una incomodidad.
3. Que el niño sea capaz de entender y obedecer algunas instrucciones simples.
4. Que el niño sea capaz de bajarse los pantalones por sí mismo.
Con respecto al factor emocional, el niño a esta edad (entre los 2 y 3) está en la etapa en que reconoce su “yo” como distinto al de sus padres y se da cuenta que tiene una voluntad propia, lo que lo lleva a entrar en una búsqueda de su propia autonomía. Este proceso debe ser facilitado por los padres, brindándole la seguridad y confianza para explorar y atreverse a hacer cosas por sí mismo. En este contexto se debe insertar el control de esfínter, como un paso más en la búsqueda de hacerse más grande y autónomo. Por eso, es muy importante que el aprendizaje para el niño sea una experiencia significativa y positiva, caracterizada por el sentimiento de logro, refuerzo y cariño de sus padres, no por el de una tarea que no es capaz de hacer, que le queda grande, porque eso le llevará a frustrarse y un aprendizaje forzoso puede afectar a su autoconfianza.
Teniendo el factor emocional y biológico a favor, se debe comenzar el aprendizaje. La manera en cómo le enseñamos influirá mucho en su efectividad. Existen diferentes técnicas que pueden utilizar los padres, pero lo importante es que se destaquen los logros y que sea una experiencia positiva.
Para saber cuándo sacarle los pañales en el día, es importante que se combine que el niño esté lo suficientemente maduro y el clima, priorizando lo primero por sobre lo segundo. Es más, es mejor atrasar un tiempo el proceso y sacar los pañales más tarde que apurarlo por aprovechar el verano.
En el primer caso no habría ninguna consecuencia negativa para el niño, mientras que en el segundo, puede, por una parte, generar inseguridad en el niño, y por otra, hacer que el proceso no sea efectivo.
Algunas estrategias que pueden facilitar el proceso.
Sacar los pañales no debe ser sólo un tema práctico para los padres, sino un hito importante dentro del desarrollo del niño. Por eso, la clave para que este aprendizaje sea positivo y potencie el desarrollo de la autonomía, es que ellos siempre sientan que sus padres están a su lado, acompañándolos y orgullosos por el gran paso que están dando.