10 cosas que tanto odiamos de la Navidad (y cómo podemos cambiarlas) – Parte 2

Llega la segunda parte del artículo que busca invalidar a ese Grinch que llevamos dentro y que a ratos sale a la luz. A continuación, 5 cosas que (quizás) odiamos de la navidad, y cómo encontrar la forma de solucionarlo.

Por Alfredo Rodríguez @AlfreoRodriguez | 2013-12-10 | 11:00
Tags | navidad, celebración, regalos, Grinch, El Barbón
"La navidad no es una fuente de alegría o amargura asegurada, simplemente es una oportunidad"

5. Maldito negocio.

¿Odias que las grandes tiendas llenen su arcas con el negocio de la navidad? ¿maldices al viejo pascuero por hacer más rico a los ricos? ¡Pues no tiene por qué ser así! Como siempre, es casi imposible cambiar el comportamiento del vecino, pero si no comenzamos por nosotros entonces, ¿Por quién? Prefiramos los negocios pequeños, los productos hechos a mano o producidos a baja escala. Premiemos a los pequeños productores sobre los grandes importadores, eligiendo muy bien donde y a quién comprar. Es probable que el proceso de compra sea más largo, pero también más agradable al no tener que ir a meterse dentro de un mall colapsado.

4. Maldito materialismo.

¿Odias que la gente solo piense en los regalos? Muchas veces nosotros los adultos somos peores que los niños, pero lo disimulamos mejor. ¿Cómo deshacerse del factor materialista, tan potente de esta fiesta? La primera idea que se nos viene a la mente es no regalar nada a nadie, pero yo creo que hay un signo aún más potente: decirle a tu familia y amigos que esta navidad no quieres recibir regalos. Ahora, si además te molesta tener que andar comprando cosas para el resto solo por su valor material, lo que recomiendo es hacer regalos sin valor material. Una tarjeta, una galleta, un pequeño bombón de chocolate que sirva solamente para decirle a la otra persona que te acordaste de él. Bueno, y para qué decir el escribir una carta sincera, de corazón: Probablemente es el mejor regalo que cualquier persona pueda recibir.

3. Maldito amigo secreto de la oficina.

¿Odias el amigo secreto de la oficina? ¡No eres el único! Y no, la mejor solución no siempre es renunciar. Tampoco declarase enfermo o pedir un día administrativo. Antes de intentar huir de la situación habría que hacerse la pregunta: ¿Qué es lo que tanto me molesta de la celebración en la pega? Yo creo que es la mezcla entre dos cosas: La sensación de cinismo por estar celebrando junto a gente que no amas profundamente y que se trata de una celebración mucho menos cálida que cualquier otra, llegando a veces a ser muy incómoda. La siguiente pregunta entonces es ¿Por qué le exiges que sea algo que no es? Es tu trabajo, no tu familia, es obvio que no va a ser la celebración más conmovedora del año. Es solo un momento para compartir con quienes trabajas, y quizás no están ni cerca de ser tus amigos, pero con quienes compartes más tiempo que con tu familia. Yo pienso que vale la pena aguantarse los chistes fomes y los silencios incómodos con tal de darle un poco más de humanidad al ambiente laboral.

2. Maldito estrés de nochebuena.

¿Corres de un lugar a otro para no perderte ninguna celebración? ¿Te sientes agotado de solo pensar todo lo que tienes que hacer en solo 6 horas? ¡Pues piénsalo de nuevo! Se supone que la navidad es una “Noche de paz, noche de amor†y no es necesario tener que sacrificar lo primero y privilegiar lo segundo. La clave en este aspecto es aprender a soltar para disfrutar. No se puede estar con todos en una sola noche. La buena noticia es que no es la única navidad, el próximo año vendrá otra y así sucesivamente. Recuerda: ¡menos es más! Es posible organizarse para pasar una navidad con tu familia y la siguiente con la de tu pareja y así privilegiar el disfrutar cada celebración por sobre el cumplir el hito de ver a cada persona en medio de una maratón inaguantable. La clave es ser creativo y flexible.

1. Maldito cinismo.

¡Todos compartiendo felices, como si nada, cuando hace un par de días se sacaban los ojos! Bueno, quizás es un poco exagerado el ejemplo, pero hay quienes odian que la navidad se celebre a pesar de los problemas que puedan existir dentro de las familias. Quizás hayan problemas dentro de la familia, pero ¿no te parece bueno por un momento olvidarse de los problemas y pasar un buen rato juntos? No se trata de suponer que todo se solucionó por acto de magia, sino de aprovechar el pretexto de la navidad para enfocarse en lo que nos une. Después habrá tiempo para arreglar las cosas.

Feliz navidad para ti también.

Como ven, todo tiene solución, al menos a escala personal. La navidad no es una fuente de alegría o amargura asegurada, simplemente es una oportunidad: está en nosotros aprovecharla. Tal como escribió la lectora Rocío Sandoval en un comentario de la columna anterior: “La navidad puede ser tan linda como nosotros queramos hacerlaâ€. Todo depende de nosotros. Mi recomendación es que si consideramos que hay algo profundamente mal en la forma en que se celebra la navidad, lo primero que hagamos es mirarnos a nosotros mismos, para buscar la forma de transformar eso que no nos gusta en algo nuevo, que sea positivo, constructivo y nos ayude a celebrar con alegría.

¡Feliz navidad para todos!