El Chile que viene después de Bachelet 2.0

Con el eventual triunfo de Bachelet en las presidenciales se acaban las excusas. Serán cuatro años de gobierno y la sabrosa y esperanzadora pregunta que me hago es: ¿Después qué? ¿Quién vendrá a salvar a los políticos?

Por Antonia Laborde @antonialaborde | 2013-04-02 | 14:59
Tags | política, Bachelet, elecciones
Las elecciones del 2018 serán el rostro de la verdadera renovación de la política.

El problema no es Bachelet, es lo que representa. El descontento social con la clase política se ha visto reflejado en todas las últimas encuestas realizadas y lo más lamentable, es que va en alza. En diciembre del año pasado, el 57% de los encuestados por el Centro de Estudios Públicos (CEP) no se identificaba ni con la Alianza, ni con la Concertación, ni con el Juntos Podemos ¡El 57%! Imposible más claro: La mayoría, de la que tanto hablan todos, quiere algo que no existe y los políticos, no lo están dando.

Soy parte de ese altísimo porcentaje que está esperando hace un buen rato una renovación en la política, en las ideas, en los gestores de estas y que vio nublada la opción de un verdadero cambio cuando, paralelo al descontento, la ciudadanía pidió el regreso de la ex presidenta y hoy actual candidata presidencial, Michelle Bachelet: Una mujer que pareciera estar por sobre la política en nuestro país, una mujer que a pesar de pertenecer a una Concertación con 22% de aprobación, logra más adherentes que los dos principales conglomerados juntos. Sin la intención de ofender al resto de los candidatos, lo más probable es que Bachelet gane las elecciones y, con ese triunfo, me parece que aquellos que no van a votar por ella, también ganan.

El eventual triunfo de Bachelet es el fin definitivo de una era en la que han abundado políticos apalancados y con ideas oxidadas, que incluso entre contrarios tienen sólo un par de comas de diferencia. Nuestro parlamentarios aprueban leyes pero no pasa una hora y dicen que no querían hacerlo, proponen otras que no cumplen y en resumen, la gente siente que le mienten. Como en todo, hay excepciones y estoy segura que hay varios que están luchando por un Chile mejor, pero con el triunfo de Bachelet se acaban las excusas. Serán cuatro sus años de gobierno y la esperanzadora pregunta que me hago es: ¿Y después qué? ¿Quién va a venir a salvar a los políticos? No les quedan cartas bajo la manga. No tienen a quién recurrir para subir hasta ese 50 + 1 que los lleve a La Moneda.

Las elecciones del 2018 serán el rostro de la verdadera renovación de la política. Probablemente no habrá una figura o dos que se den por ganadoras, como el escenario que hemos estado viendo desde que volvimos a la democracia. Serán las propuestas las protagonistas. Los candidatos tendrán que convencernos de lo que son capaces, de lo que quieren hacer, demostrar que es posible cumplir las promesas.

Necesitamos que los nuevos políticos no sean tibios. Queremos escuchar planteamientos claros del Chile que quieren construir y cómo pretenden hacerlo, queremos ver sus planes de gobierno, propuestas transparentes, que se diferencien unas de otras y por sobre todo, que integren. 

Por eso, espero que Michelle Bachelet haga feliz a ese 80% que la estaba esperando y ojalá cumpla sus primeras palabras como candidata sobre hacer una reforma profunda para enfrentar la desigualdad, aunque eso es lo mismo que dijo hace ocho años. Así que ahora esperemos que su mandato sea un símbolo de "la transición" a la renovación de la política. No puede ser que al ver la película 'NO', nos encontremos con tantas caras que siguen instaladas en nuestro Congreso prometiendo lo mismo... ¡han tenido más de 20 años para cumplirlo!