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Guía para padres - 15 preguntas para saber cómo lo estás haciendo

El cambio de año es una buena oportunidad para evaluar cómo estamos haciéndolo como padres. ¿Estamos satisfechos con nuestro estilo de crianza? ¿Dónde podemos mejorar? Estas preguntas pueden ayudar a enmendar el rumbo.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2013-12-26 | 16:05
Tags | niños, padres, paternidad, infancia, crianza, educación, familias, madres, maternidad
Lo importante no es no equivocarse, eso sería imposible, sino tener la flexibilidad y apertura para darnos cuenta de nuestros errores y ser capaces de enmendar el rumbo.

*Esta nota fue originalmente publicada en 2013.

Un año más que se acaba y tenemos distintas formas de despedirlo y recibir el año que comienza. En medio de las celebraciones de diciembre, podemos aprovechar y buscar una instancia para reflexionar respecto a cómo hemos estado en nuestro rol de padres y fijarnos nuevas metas.

Es importante ser capaces de detener por unos instantes nuestra actividad cotidiana, que muchas veces nos consume y darnos el tiempo para hacernos consientes de la formación y cariño que le estamos dando a nuestros hijos.

No existen los padres perfectos ni un estilo correcto de paternidad. Los padres queremos hacer lo mejor en la educación y formación de nuestros hijos, pero es muy probable que en muchas cosas nos equivoquemos. Por eso, fin de año es un buen momento para detenerse y mirar lo que estamos haciendo.

Lo importante no es no equivocarse, eso sería imposible, sino tener la flexibilidad y apertura para darnos cuenta de nuestros errores y ser capaces de enmendar el rumbo en caso de ser necesario.

Es importante que esta reflexión, en la medida de lo posible, se haga entre ambos padres, porque por una parte, el otro puede darnos una mirada diferente de cómo lo estamos haciendo y que nosotros no somos capaces de ver, pero también porque es fundamental que el niño sienta que sus dos padres están “remando para el mismo lado” en lo que corresponde a su educación, aún en los casos en que ellos no estén juntos como pareja.

Si tenemos más de un hijo, es importante hacer el análisis en forma individual, por cada hijo, ya que no siempre somos iguales con todos los niños y es importante lograr ver la individualidad de cada uno, lo que cada uno está viviendo y lo que necesita de acuerdo a su edad, temperamento y capacidades.

A continuación, algunas preguntas que pueden ayudarnos en el análisis:

  1. ¿Le demuestro diariamente que lo quiero y que mi amor es incondicional? ¿En qué detalles de la vida diaria lo hago?
  2. ¿Me preocupo de que generemos un vínculo de confianza y se sienta seguro? ¿Tengo una relación cercana con él? ¿Me doy el tiempo para tener momentos de disfrute con él?
  3. ¿Qué tipo de autoridad ejerzo? ¿Me siento conforme con ella? ¿Tiendo a ser demasiado autoritario o permisivo o más bien soy capaz de combinar firmeza y cariño?
  4. ¿En mi casa se vive un clima de paz y armonía? ¿O gasto mucho tiempo de nuestra relación en retos y castigos?
  5. ¿Le doy refuerzo positivo, diciéndole lo bueno que es, lo bien que hace algunas cosas o felicitándolo cuando mejora en lo que le cuesta?  En resumen: ¿Me preocupo de que tenga un buen autoconcepto y autoestima positiva?
  6. ¿Soy capaz de ponerle límites? ¿Logro darle la contención que necesita?
  7. ¿Me preocupo de incentivar su autonomía, de que sea seguro de sí mismo?
  8. ¿Me preocupo de ser un ejemplo para mis hijos en relación a las cosas que me importan o les exijo cosas que yo mismo no cumplo?
  9. ¿Me preocupo de transmitirle valores? ¿Cuáles son los valores prioritarios que como familia queremos inculcar?
  10. ¿Siento que conozco a mi hijo, sus defectos y virtudes, gustos e intereses? ¿Cuál o cuáles han sido los principales logros de mi hijo durante este año?
  11. ¿Respeto sus gustos y diferencias? ¿Soy capaz de aceptarlo tal cual es?
  12. ¿Me preocupo de potenciar sus talentos?
  13. ¿Hago diferencias con su(s) hermano(s) en el trato que le doy?
  14. ¿Qué desafíos enfrenté este año en mi rol de padre? ¿Cómo los he ido logrando superar?
  15. ¿Qué estilo de familia somos y queremos ser? ¿Cómo lo estamos haciendo para eso? ¿Tenemos un sello que nos caracterice?

Si bien esta lista puede resultar un tanto larga, lo animamos a terminar bien el año y darse el tiempo para reflexionar sobre estos temas, ya que como son parte de nuestro quehacer cotidiano, podemos caer en pasarlos por alto y no ser conscientes respecto a ellos. Si frente a alguna o algunas de estas cuestiones usted siente que ha tenido dificultades, no se desanime. Por el contrario, el primer paso para el cambio es la toma de conciencia. Darse cuenta de que existen cosas que podemos mejorar en nuestra relación con los hijos o en la forma en que estamos construyendo nuestra familia, nos da la posibilidad de plantearnos metas concretas para poder crecer durante el año que viene. 

Ser padres es un desafío maravilloso, lleno de sorpresas y alegrías, pero también de dificultades. En la medida que no nos dejemos estar y permanezcamos revisando nuestro quehacer cotidiano, es más probable que podamos superar los obstáculos, lo que nos permitirá crecer a nosotros como personas y también a nuestros hijos.