¿No tienes nada mejor que ofrecer, CES?

La famosa feria de tecnología, Consumer Electronics Show (CES), parece estar centrada casi completamente en ofrecer televisores de pantallas más grandes y mejores resoluciones. ¿Es eso todo lo que la tecnología actual tiene para ofrecer?

Por Francisca Solar @FranSolar | 2014-01-08 | 11:00
Tags | tecnología, innovación, ciencia, inventos, CES, productos, mercado, marketing, consumismo, TV, 4K, televisiones, pantallas, celulares, apps
"Si CES saca a la luz una nueva consola de videojuegos, probablemente la aplaudiré. Sin embargo, si lo más importante de la feria son consolas, entonces tengo derecho a preocuparme."

En estos días se está desarrollando en Las Vegas (EE.UU.) una de las ferias tecnológicas más importantes del mundo: la CES, Consumer Electronics Show. Las marcas más relevantes del circuito utilizan esta oportunidad para anunciar con bombos y platillos sus nuevos juguetes, siempre en la pelea de quién es el primero y/o mejor en desarrollar tal o cual innovación. Como periodista del área, sigo atenta cada presentación y lanzamiento, pero debo confesar que en lugar de emocionarme, los últimos años suelo preferir la silla de la cautela. No es que los nuevos gadgets u otros aparatos sean caros, malos o feos (y bueno, algunos lo son); simplemente, suelo preguntarme si realmente los necesitamos.

Hace un buen rato que el desarrollo tecnológico está peligrosamente enfocado en seguir aumentando la lista de necesidades inventadas, en lugar de ayudar a solucionar problemas o necesidades “reales”. Es como si todo fuese nada más que un juego. La proliferación de los televisores 4K o llamados “Ultra HD” en la feria de este año confirma la tesis. Sin caer en grandes tecnicismos, el 4K es simplemente mayor definición y calidad de imagen en comparación al “Full HD”, tecnología disponible en casi todos los LED actualmente a la venta. Son mejores televisores, sí, pero la agresividad publicitaria nos quiere hacer creer que debemos lanzar nuestro LED a la basura porque desde hoy ya está obsoleto. Lo mismo dijeron para la CES 2013 y aquí estamos, aún sin suficiente contenido en 4K como para “disfrutar” los mencionados TVs. Es el eterno lavado de cerebro de la tecnología: nos sentimos obligados a comprar lo más nuevo sólo porque es “lo más nuevo”, no porque realmente lo necesitemos o nuestro gadget actual haya fallado. 

Puro consumo vacío. Y no me malinterpreten: me encanta la innovación en este campo y corro por algunos de los aparatos más codiciados, pero sólo por aquellos que puedan resolver una necesidad existente o que siento que serán un real upgrade a lo que ya poseo. Yo no necesito un televisor 4K. ¿Y ustedes? (vota a favor de la frase si sientes que lo necesitas). Hay una gran masa que hace fila por el último smartphone de la manzanita sólo porque “es el último y hay que tenerlo”, cuando lo cierto es que, si somos estrictos, muchas veces sucede que el nuevo aparato tiene muy poco de “nuevo” en comparación al modelo anterior…

Así, me pasa que veo cada lanzamiento de producto con algo de escepticismo, tratando de descifrar en la cara del gerente de turno si lo que me está vendiendo es humo comercial o innovación real. Y salvo contadas excepciones, sigo viendo demasiadas cajas y poco relleno. Como dice Alejandro Alaluf, “la industria tecnológica se ha transformado en una competencia de ‘quién lo tiene más grande’ en vez de pensar realmente en las necesidades de su público.” Escribió esa columna hace un año y para mí se mantiene igual de vigente.

Paradójicamente, en la previa de CES, la compañía Ericsson lanzó su acostumbrado estudio que destaca las 10 tendencias tecnológicas que supuestamente se impondrán este año y a que no saben cuál es la primera del top ten. Exactamente: la demanda masiva de aplicaciones para celular enfocadas a toda clase de servicios. No es ninguna sorpresa, dado que esa tendencia lleva varios años dando vueltas. En el 2014 simplemente veríamos una natural continuidad en el desarrollo de apps más complejas e interactivas. La pregunta es obvia: ¿por qué no tienen mayor protagonismo en instancias como CES, si supuestamente será la tendencia más importante del año, mucho más importante que pantallas, cables y procesadores?

El resto de la lista brilla por la obviedad y repetición de lugares comunes (la gente usará más plan de datos que llamadas, querrá más seguridad en sus dispositivos, compartirá socialmente lo que ve en TV y así), pero vale la pena destacar las tendencias 2 y 3.

La Nº 2 apunta al auge de las contraseñas biométricas, es decir, reconocimiento de huellas digitales o córneas en lugar de los clásicos passwords. Nada de mal, considerando que se trataría de un cambio en pos de solucionar un problema genuino, como lo es el esfuerzo de recordar intrincadas mezclas de números y letras para cada una de nuestras múltiples cuentas online. Esta tecnología ya existe en el mercado, sólo falta masificarla. Según Ericsson, un 74% de los encuestados cree que veremos un verdadero despegue en esta área durante el 2014.

En el Nº 3 están los sensores que permiten mediciones biométricas (pulso, presión, calorías quemadas, ciclos de sueño, etc) y control de tu salud y bienestar en general. Este desarrollo también lleva un par de años en el mercado pero los aparatos disponibles siguen siendo de nicho tanto por su alcance mediático, como por sus precios. Ahora deberíamos ver una apertura con la aparición de más “brazaletes inteligentes” de diversas marcas y enfoques, tal como ya lo han anunciado en CES. Al menos en eso la feria sí parece alineada con los requerimientos populares.

Sé que algunos dirán que no hay para qué ponerse tan serios, que la tecnología también es entretenimiento y que no necesariamente debe ayudar a curar el cáncer para tener mérito de existencia. Concuerdo plenamente: si CES saca a la luz una nueva consola de videojuegos, probablemente la aplaudiré. Sin embargo, si lo más importante de la feria son consolas, entonces tengo derecho a preocuparme. Es lo mismo con los televisores. Si pantallas más delgadas, flexibles y de mejor resolución es el motivo de la mayoría de las grandes presentaciones (las que, para colmo, ya habían sido anunciadas desde CES 2012), es porque, entonces, no hay mucha novedad que ver o intereses más comerciales se preocupan de pisotear a las verdaderas innovaciones, como este curioso cepillo de dientes o la incorporación del sistema operativo Android a algunos autos. 

No sé quién es el que atornilla al revés, si nosotros por dejarnos embaucar o la industria por presionar las compras impulsivas, pero con el nutrido avance tecnológico que poseemos hoy, bien podríamos esperar que osados productos fueran los verdaderos protagonistas cada año, pero al contrario, vemos cada vez más televisores, más celulares y más pantallas. Deténgase un segundo antes de embobarse con alguna de ellas; autocuestionar nuestras compras tech puede convertirse en un sano ejercicio. Mal que mal, la realidad siempre nos golpea y más temprano que tarde, le hará muy evidente qué producto nuevo en serio necesita y cuál de ellos, penosamente, no.