Imagen: Gojko Franulic

Así con los tráilers

Nuestro columnista estrella, en una nueva crítica filméfila, nos habla de los trailers y de por qué los considera los Hitler de la industria.

Por Hermes Antonio | 2014-06-20 | 14:43
Tags | hermes el sabio, flims, cine, crítica, trailers, películas, teasers
Todos saben lo que son los tráilers de películas, ¿verdad? Un tráiler es básicamente el “comercial” que te vende una película equis, y es lo que dan en el cine antes de la película principal junto al comercial de Coca-Cola y el corto de Segurito que nos dice que en caso de cualquier emergencia hay que salir por la puerta que dice “Salida” y hacerle caso al compadre espinilludo que corta la entrada y te entrega los lentes 3D porque él es el único que puede salvar tu vida etc. El tráiler es lo que nuestros abuelitos llamaban “sinopsis”, y desde que se inventó Internet que los tráilers se transformaron en el pan de cada día.

Porque todos los días sale un tráiler nuevo, y todos los días nos entusiasmamos y quedamos verdes por ver la última película de Hollywood. Incluso estamos pendientes de ver más de un tráiler de las películas que queremos ver.

Primer sale el “teaser” (tráiler cortito calientasopa), después sale el “tráiler 1”, el “tráiler 2”, el “tráiler internacional”, y el “tráiler definitivo”. Y más encima están lanzando clips y la cacha de la espada. De hecho, antes del estreno de Amazing Spider-Man 2 un loco editó todos los tráilers y clips que habían salido, y sumaban en total como treinta minutos de película. ¡Cómo tanto!

El otro día hablaba con un amigo y llegamos a la conclusión de que queríamos ver TODAS las películas nerds hollywoodientas que estaban por estrenarse. Así no más. Todas. Así de buenos eran los tráilers de Spider-Man, Godzilla, X-Men, etc. Pero después de pensarla un rato llegué a la conclusión de que los tráilers son lo peor. El cáncer del cine. El Hitler de las películas. El Patricia Maldonado de la industria.

Primero, son puro marketing. Nada más. La industria de las películas por estos días funciona así: Hay que llevar a la gente al cine, el primer fin de semana. Eso es lo único que importa. No que las películas sean buenas, no que la gente quiera verlas de nuevo, que vaya el primer fin de semana y compre la entrada. Fin.

Cualquiera que trabaje en las películas me va a respaldar. Si a una película le va mal el primer fin de semana es un fracaso. Saquemos las copias rápido de las salas para perder la menos plata posible y olvidémonos. Si siguen a algún peliculasta chilensis en alguna red social sabrán que esto es así con el cine chileno también.

Los compadres siempre están pidiéndole a su público que vaya a ver la película por favor, que hay que apoyar el cine chileno y por favor se los suplico compren la entrada por el amor de Dios, etc.

Esto explica que los tráilers tiren TODA LA CARNE A LA PARRILLA y no se guarden ninguna sorpresa. ¿No les ha pasado que llegan a ver la película que esperaron mucho tiempo solo para descubrir que el tráiler mostraba las mejores escenas?

Si la película es chistosa les apuesto plata que el tráiler mostró los mejores chistes, y si es una película de grandes efectos especiales, lo más probable es que uno quede loco con toda la parafernalia y después no se lleve ninguna sorpresa. De hecho se me ocurren varios ejemplos de tráilers que muestran EL FINAL DE LA PELÍCULA. ¿Cómo tanto? Ahí tienen.

Los que hacen los tráilers están tan interesados en venderte la entrada, que les da lo mismo poner escenas del FINAL. Su señoría, no tengo más argumentos.

Mentira, sí tengo.

Segundo, todos los tráilers son iguales. Le han dado tanto al tráiler que de a poco todos se empezaron a parecer, porque los de Hollywood son poco originales y repiten aquellos tráilers que han funcionado. Siempre un momento brígido, siempre una escena de efectos especiales filete justo antes de terminar el tráiler, todo igual.

Es la única explicación para que tantos tráilers tengan esas cornetas estruendosas que tenía el tráiler de Inception. O que todos los tráilers de “comedias” usen ese recurso de tener una canción de fondo, para silenciar abruptamente la canción cuando viene el remate de un chiste. Al que se le ocurrió, genio. El silencio abrupto hace que uno se ría simplemente para llenar el silencio, como si el tráiler estuviera diciéndole a uno “Aquí tienes que reírte, dale”. A los millones que le copiaron al genio: Abúrranse. Ya no funciona.

Tercero, no sé ustedes pero yo estoy chato de caer en la trampa de los tráilers maestros. Es la única explicación de por qué SIEMPRE quiero ver la nueva película de Transformers aunque TODAS HAN SIDO COMO EL FORRO.

Los magos de los tráilers hacen tan bien su pega que hacen que se me olvide lo malas que eran las películas anteriores, y siempre termino diciendo “Mmm, no se ve mala, quizás esta SÍ es buena”. Y TATE, siempre me rompen el corazón. Como decía Confucio, “Engáñame una vez, qué vergüenza tú. Engáñame dos veces, qué vergüenza yo. Engáñame tres veces, qué vergüenza departamento de marketing de las películas de Michael Bay”.

Y todo esto es porque al final los tráilers son un ataque a los sentidos del fliméfilo. Ponen música filete, ponen escenas aisladas que se ven a toda zorra, y chantan una fecha de estreno, y uno está listo. Ya quiere comprar las cabritas.

Es cierto que hay excepciones. Fuera de Hollywood hay tráilers que buscan mostrar otra cosa. Los personajes, la historia, la onda. Incluso dentro de Hollywood sacan tráilers que no se pueden creer lo buenos (como el de La Red Social, ¿se acuerdan? O los de las películas de Christopher Nolan que después todos quieren copiar). Pero vayan a ver cualquier taquillazo de Hollywood y se van a dar cuenta de que todos los tráilers son iguales y hacen que todo TODO se vea bueno.

Así que filo con los tráilers. No los voy a pescar más. Voy a ir a las películas limpio, sin haber visto nada de nada, para así sorprenderme. Qué bacán hubiese sido ver The Avengers sin saber que al final era Hulk el que atajaba a Iron Man antes de hacerse bolsa en Nueva York. Es increíble cuando pasa, pero ya llevábamos seis meses viendo la escena en todos los spots habidos y por haber. Si realmente nos gustan las películas, no necesitamos el comercial que nos la venda, ¿o sí?

Igual el último tráiler de El planeta de los simios: Confrontación está increíble, sí o no: