Imagen: Gojko Franulic

WhatsApp sirve para algo que no sabías

Nuestro columnista Miguel Ortiz nos habla de como han cambiado las relaciones con tanta tecnología. Pero también nos enseña una utilidad de WhatsApp que no conocíamos: recuperar amistades. Y en tres simples pasos.

Por Miguel Ortiz A. @ortizmiguel | 2014-07-14 | 18:16
Tags | whatsapp, redes sociales, facebook, twitter, iphone, skype, amistad, relaciones

Todo comenzó hace aproximadamente un año. La frase de Rodrigo, un amigo, me golpeó con fuerza. Me lo encontré paseando con su polola, en un mall: “Desde que tienes iPhone que no nos vemos… es decir, hace exactamente cinco meses”.

-¿Desde que tengo iPhone?

-Sí. Porque con WhatsApp nos mantenemos conectados, al tanto, y ya no necesitamos juntarnos.

De lo manifestado por Rodrigo, afortunadamente, logré sacar varias conclusiones. Me dejó pensando. Y además de agendar en ese mismo minuto una junta -“próximo martes a las 19:00 en tu depto, yo llevo el vino”-, le inventé una nueva utilidad a la aplicación de mensajes favorita de mis contactos. Antes de explicar su funcionamiento, me detendré brevemente en sus principios fundacionales.

Uno de ellos es, lo admito, una frase cliché encontrada en una web de autoayuda: “Todo el mundo quiere tener un amigo, pero pocos se toman la molestia de ser uno”. En efecto: ¿cuántas veces le hemos cobrado sentimiento a algún amigo porque “desapareció”? Lo sensato, sin embargo, sería reconocer que nosotros también nos salimos del mapa, porque cultivar una amistad es trabajo de dos.

Mis cavilaciones también me llevaron a analizar el rol que cumplen las tecnologías en nuestra vida. Las facilidades para estar siempre conectados con el resto (e-mail, WhatsApp, Twitter, Facebook, Instagram, Skype, teléfono, etc.) nos han acostumbrado a mantener relaciones a distancia, y  se ha ido perdiendo el “cara a cara”. Muy gráficamente lo decía un meme que me envió mi madre, hace un par de días: “Científicos han descubierto una novedosa forma de chatear en directo, a través de la voz y en 3D. Lo llaman ‘TOMARSE UN CAFÉ CON ALGUIEN’”.

Radica ahí lo triste de ese “no necesitamos juntarnos” que me enrostró Rodrigo.
No lo digo yo, lo define Wikipedia: “La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida”.

Más comunes y más valiosas, habría que añadir. Por algo ha sido perenne objeto de inspiración para el cine, las historietas, la televisión y la literatura universal. Ahí están Athos, Porthos y Aramis; C-3PO y R2-D2; don Quijote y Sancho Panza; Sherlock Holmes y Watson; Los Tres Chiflados; Timón y Pumba; Batman y Robin; Sheldon, Leonard, Penny, Howard y Raj; Bart y Milhouse; Beto y Enrique; Scooby y Shaggy; Pedro Picapiedra y Pablo Mármol; Woody y Buzz Lightyear; Tintín y Milú; Ross, Chandler, Joey, Phoebe, Monica y Rachel; Condorito y el Cumpa, Harry Potter y Ron; Tom Sawyer y Huckleberry Finn; Shrek y el burro… ¿se animan a seguir ustedes con el listado?

El mismísimo Aristóteles, padre de la filosofía, le dedica el libro VIII y IX de su “Ética nicomáquea” al valor de la amistad.

En fin. Por las mismas ramas por las que me fui, regreso para exponer mi invento y explicar su función. WhatsApp sirve para algo que no sabías: recuperar amistades. A continuación, transcribo el manual para el usuario. Son sólo tres simples pasos:

1)    Abrir la aplicación y bajar con el scroll hasta el último contacto de la lista. Comenzar a revisar los nombres de las personas con las que has hablado, de abajo hacia arriba… de pronto, como por arte de magia, aparecerá alguien a quien no vemos hace tiempo. También resulta útil para estos efectos revisar la agenda telefónica y descubrir aquellos “¿qué habrá sido de Fulanito?”.

2)    Redactar un mensaje atractivo, simpático, amistoso: “Hola! Desde enero (ver fecha de la última conversación) que no hablamos. Qué ha sido de tu vida? Te tinca que nos tomemos un café?”. El café puede ser también un té, o una cerveza, un chocolate caliente, un vino o una whiscola. Da igual, el brebaje es sólo la excusa para reunirse.

3)    Inevitablemente la invitación dará pie para comenzar una conversación y ponerse al día vía WhatsApp. ¡Alto ahí! Hay que dejar tema para la junta en vivo. De lo contrario, habremos caído en la misma trampa de la que pretendíamos salir.

Y si bien no he bautizado esta nueva utilidad que le di a mi celular (se aceptan propuestas de nombres), es una función que suelo activar de cuando en vez. Mientras escribo esta columna, por ejemplo, retomo el contacto con Rafael, a quien había visto por última vez en el matrimonio de su hermana, la Rosario, hace ya ene semanas. Gracias a WhatsApp, y a tres simples pasos, lo volveré a ver mañana, a las 18:00 horas, en una cafetería de Lastarria.