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Un paciente mal asesorado puede pensar que la terapia floral es un reemplazo para el tratamiento farmacológico, cuando no lo es en ningún caso.
Cuando una revista chilena quiere hacer un reportaje relacionado con salud mental infantil, problemas de aprendizaje, estilos de crianza o déficit atencional, hace lo posible por conseguir una entrevista con Amanda Céspedes. Ella es neuropsiquiatra infantil y se caracteriza por dar explicación desde la neurociencia a las dificultades cotidianas de los niños. O, en otras palabras, aprovecha el conocimiento que existe en neurociencia para delinear pautas que ayuden a padres y profesores a promover el desarrollo saludable y feliz de los niños y los adolescentes.
Esta misma neuropsiquiatra es una de las principales promotoras en Chile del uso de la terapia floral en niños. En esta área trabaja junto a su hermana María Ester Céspedes, quien es terapeuta floral. Postulan que las flores de Bach es un tratamiento complementario que ayuda a los niños que están sometidos a un día a día de gran desgaste emocional, como les ocurre a los niños con síndrome de déficit atencional. Para estos niños agobiados la terapia floral sería una herramienta que ayuda a sanar sus heridas emocionales, siempre en complemento con el tratamiento farmacológico necesario y el amor de sus padres.
¿Efecto placebo?
Este caso concreto ilustra la complejidad de la escena. La terapia floral es una filosofía de vida imposible de resumir aquí, pero lo central es que fue creada en el 1900 por el médico Edward Bach y usa la energía de 38 flores. Así, cuando sus esencias entran en contacto con la persona, potencian las propiedades atribuidas a cada flor.
Es una terapia que muchos médicos y otros profesionales de la salud avalan, sin embargo, ellos mismos reconocen que sus beneficios no se pueden demostrar de manera empírica. Dicen que quien busque una demostración de ese tipo para convencerse de usar la terapia, se mantendrá siempre escéptico, pues las flores actúan de una manera diferente a los fármacos u otras herramientas de la medicina.
Por eso, no les sorprende ni les perturba lo que dicen los ensayos clínicos. Estos arrojan que la terapia floral no muestra mayores beneficios que el uso de un placebo. Es decir, que no existe diferencia significativa entre la evolución de una persona que recibe la terapia y otra que piensa que la está recibiendo, cuando en realidad se trata de un compuesto neutro.
Algunas personas no ven nada de malo en que las flores de Bach tengan efecto placebo, definido como la reducción de los síntomas como resultado de la percepción de los pacientes de estar recibiendo una intervención terapéutica. Su argumento es que lo importante es que se sienten mejor. Sin embargo, con esto aparece una pregunta importante: ¿es lícito cobrar por una terapia que tal vez sea agua?
Por esta razón, los terapeutas serios no tienen problema en que el Ministerio de Salud comience a normar la medicina complementaria. Hace más de diez años comenzó un programa enfocado a tener un registro de las terapias más utilizadas, de las personas que la ejercen y a crear un protocolo de atención que sea una barrera de entrada para personas sin formación que buscan ganar plata a costa de la esperanza de mejoría de las personas. Porque quienes creen en la terapia floral, no piensan que se trate de un efecto placebo, sino que las energías de las flores producen un efecto en el organismo.
Por otro lado, es importante acudir a un terapeuta con formación y ética, pues de otro modo puede ponerse en riesgo la salud de la persona. No por un efecto de las flores -que está demostrado que son inocuas- sino porque un paciente mal asesorado puede pensar que la terapia floral es un reemplazo para el tratamiento farmacológico, cuando no lo es en ningún caso.
¿Quiénes recurren a la medicina complementaria?
- Un 56% personas con problemas emocionales
- Un 35% por problemas físicos
- Un 9% por problemas de tipo mental
La terapia floral es la más usada dentro de las medicinas complementarias, con un 56%, seguida por el Reiki y la Reflexología.
Fuente: “Diagnóstico situacional de las medicinas complementarias alternativas en Chile”, realizado en 2010 por la Universidad de Talca y encargado por el Ministerio de Salud de Chile.