Lo que es verdad y lo que es chiva sobre la semilla de Chía

Cientos de chilenos están consumiendo la famosa semilla de Chía. ¿Pero es tan efectiva como la pintan? Nuestro columnista Miguel Ortiz hizo la prueba.

Por Miguel Ortiz A. @ortizmiguel | 2014-07-22 | 12:30
Tags | chía, semilla, dieta, salud, nutrición, adelgazar, miguel ortiz

Chía era la diosa de la hechicería y las artes oscuras, representada por la Luna, en la mitología muisca. Politeístas, los precolombinos que habitaron algunas zonas de la actual Colombia le pedían a esa divinidad que cuidara de sus cuerpos, con la idea de conseguir muchos años de vida y así acercarse lo más posible a la inmortalidad.

Un deseo similar al que hoy, influidos –y a veces timados- por la publicidad, persiguen cientos de chilenos con el consumo de la ya famosa semilla de Chía.  Y es que la Chía se puso de moda y hasta la Cecilia Bolocco se la pone al yogurt.

¿Es tan mágica como la pintan?, ¿qué dicen los expertos? Probé los efectos de la Chía en mi propio organismo, durante una semana, y me asesoré por un nutricionista que ha estudiado las propiedades de la “salvia hispánica”, la hierba desde la que se obtienen estos “mágicos” granitos.

Medio kilo de Chía me costó $4.900 en el emporio naturista de mi barrio. ¿Cómo se debe comer? Recomendable es hacerlo en ayunas, echándole una o dos cucharadas a un batido de frutas, o simplemente en un vaso de agua. La semilla absorbe los líquidos y en pocos minutos produce una especie de gel cuyo aspecto no es el mejor. Al probarlo me acordé de aquel memorable viscosos pero sabrososque Pumba le enseña a Simba, en “El Rey León”.

Entendido en la materia es el nutricionista Pedro Zapata, quien me explicó que la gracia de la Chía es que contienen una importante cantidad de ácidos grasos Omega 3, esenciales para nuestro organismo, y que ayudan a disminuir el colesterol "malo".

Y añadió: “También contiene fibra, la que contribuye a mejorar la digestión, refuerza el sistema inmunológico y es un excelente proveedor de antioxidantes naturales y minerales como calcio, hierro, fósforo, vitamina A, potasio, magnesio, niacina y zinc”. Onda como los multivitamínicos que venden en las farmacias, pero fabricados por la naturaleza.

Sobre mi experiencia consumiendo Chía, debo ser sincero: no noté nada especial. Quizás los efectos se manifiesten más a largo plazo. Pregunté entonces en Twitter si estas semillas le habían cambiado la vida a alguien… y las respuestas llegaron de inmediato. Mónica Charpentier me contó que a ella le mejoró la calidad de su pelo, piel y uñas, entre otros beneficios.

La actriz María José Bello apuntó que los Tarahumaras (pueblo nativo de México) se alimentan básicamente de cebada y Chía, “y corren más de 400 millas sin parar. ¿Dirá algo eso?”.

Alexandra Briones, finalmente, aseguró que su mamá “tenía problemas de colon y desde que toma Chía que tiene los ataques controlados”.

Zapata me subrayó los beneficios que aporta la Chía en términos deportivos y en las etapas de crecimiento: “Por su alto contenido en proteínas ayuda a construir y regenerar músculos y tejidos”.

Son muchos, sin embargo, los mitos que se tejen en torno a la Chía. Atención a las cuatro principales “chivas de la Chía”, como me gusta llamarlas:

-DEBE TOMARSE CON AGUA:
Es falso que para que la Chía libere sus nutrientes se debe mezclar con agua. Son numerosos los estudios que demuestran que nuestro cuerpo es capaz de absorber todos los nutrientes de la semilla sin necesidad de remojarla.

-BAJARÁS DE PESO: “Actualmente no hay estudios que indiquen que el consumo de Chía ayude a bajar de peso, aunque como contiene fibra produce saciedad y esto provoca que la persona consuma menos alimentos y favorezca su digestión”, aclara Zapata.

-SON TODAS IGUALES: También es “chiva” que los diferentes tipos de semillas de Chía posean el mismo valor nutricional. Debido a la ubicación geográfica de su cultivo, la denominada chía “Benexia” es la dueña del más alto aporte nutricional. Es por eso que tiene el privilegio de ser la única con autorización para comercializarse en la Unión Europea.

-ES MEJOR EL PESCADO: Mentira es que el Omega 3 de la Chía sea de peor calidad que el de origen marino. Comprobado está que los ácidos grasos vegetales se almacenan tan bien en el organismo como el que aportan el salmón o la sardina.

Como último consejo, me permito plagiar parcialmente la parábola del sembrador y decirles lo obvio: para que dé frutos, la semilla (de Chía) debe caer en “tierra fértil”. Poco se consigue con consumirla si luego mantenemos una dieta desordenada, alta en grasas y azúcar refinada.

¿Consumes Chía actualmente?, ¿qué beneficios te ha traído?, ¿conoces otra semilla igual de “poderosa”?