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¡Mi hijo no tiene amigos!

La amistad es clave en el desarrollo de un niño y siempre es un tema que preocupa a cualquier padre. Estos consejos nos ayudarán a fomentar sus relaciones sociales sin presionarlos más de la cuenta.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2014-08-07 | 15:20
Tags | amistad, colegio, niñez, adolescencia, Guía para Padres, relaciones sociales, amigos, aprendizaje, comunicación, identidad
"Hay que generar las instancias y espacios para que ellos puedan crear relaciones de amistad, pero sin obligarlos y entendiendo y aceptando que cada niño es diferente"
Trinidad está muy preocupada por su hijo Emilio. Lo ve bastante solo dentro del curso y ha señalado en más de una oportunidad que él “no tiene amigos”. Así mismo la profesora, le comentó que en los recreos tiende a jugar solo o se va a la biblioteca y que es raro verlo conversando con sus compañeros.

Que un niño no tenga amigos suele ser un motivo de gran angustia para los padres, especialmente por su deseo natural de que al niño “le vaya bien en todo”, incluso que sea exitoso entre los compañeros. Si bien en algunos casos el problema radica más en los padres que en el propio niño, ya que ellos ponen expectativas desmedidas en cuanto a las relaciones sociales de sus hijos, queriendo que todos sean sociables, amistosos y que siempre los inviten a las casas de amigos o cumpleaños, o que sea aceptado por el grupo de los niños “más populares”; no podemos dejar de reconocer que, en algunos casos, la falta de amistades se convierte en un problema real para los niños, que acarrea fuertes sentimientos de soledad y tristeza.

Los amigos son importantes en la vida, ya que las personas somos por naturaleza seres sociales y relacionales. La amistad es una relación que se caracteriza por la reciprocidad, la compañía y el apoyo. Este tipo de relaciones no son sustituibles por las relaciones familiares, ya que cumplen funciones diferentes, las que a su vez van evolucionando y cambiando a lo largo del ciclo vital.

La amistad en las distintas etapas


En la edad preescolar, el niño se caracteriza por ser egocéntrico, por lo que tiende a buscar a los amigos principalmente como compañeros de juego momentáneos, que deben ajustarse a las propias expectativas y necesidades. Si bien en un comienzo el niño solamente buscará jugar al lado de otro niño y puede ser que ni siquiera estén interactuando, con el tiempo comienzan a descubrir lo entretenido que resulta juagar con otros y dejan atrás el juego en paralelo para desarrollar un juego social propiamente tal. En este período los amigos cumplen un rol importante respecto al aprendizaje de normas sociales. Por ejemplo, los niños empiezan a aprender a compartir, a respetar los espacios del otro, a hacer turnos y a organizar un juego, lo que implica ceder en algunas de las propias ideas y lograr acuerdos.

Posteriormente, en la edad escolar, los niños comienzan a ser capaces de reconocer las necesidades del otro y los amigos pasan a ser más que un compañero de juego. Se desarrolla una mayor cercanía con aquellos niños con los que se comparten intereses y preferencias. Así mismo, se comienza a desarrollar el sentido de solidaridad, es decir, a comprender que hay ocasiones en las que él tendrá que preocuparse por apoyar o ayudar a un amigo en cosas concretas, como por ejemplo, ayudarlo en un trabajo. Es frecuente que en esta etapa la amistad se dé mayormente entre niños del mismo sexo. Es aquí cuando se conforman grupos de amigos, lo que hace que los niños vayan aprendiendo y experimentando con conceptos sociales importantes, como la inclusión o exclusión, las relaciones de poder, el rechazo o la aceptación. 

Ya en la adolescencia el grupo de pares cobra un rol fundamental, dado que son claves en la construcción de la propia identidadLos amigos son un referente fundamental en los que el adolescente se ve reflejado, lo que le permite conocerse a sí mismo. La amistad proporciona un fuerte sentido de pertenencia, lo que tiene un impacto directo en la autoestima. 

Es un hecho que los amigos son importantes dentro del desarrollo emocional de un niño y en su sensación de bienestar general. ¿Qué podemos hacer los padres para favorecer las relaciones de amistad o ayudar a un niño que está teniendo dificultades con los compañeros?

¡Modera tus expectativas, papá!


Lo primero es comprender el rol que cumplen los amigos en las distintas etapas de la vida y ajustarse a dichos parámetros. No podemos esperar que un niño en edad preescolar sea siempre generoso y que nunca pelee con sus pares. Por el contrario, debemos dar espacio para que vaya creciendo y aprendiendo, en la relación con los amigos, los fundamentos de las relaciones recíprocas. 

En la edad escolar, es fundamental propiciar espacios para el desarrollo de intereses personales y habilidades, ya sea deportivas, musicales, artísticas o de otro tipo. Así, le estaremos proporcionando espacios para conocer y relacionarse con niños que tienen intereses similares y, a su vez, desarrollará herramientas para poder integrarse mejor con los compañeros. Por ejemplo, en el caso de los niños, el fútbol suele ser un factor importante dentro de la integración social. Si al niño le gusta, es bueno jugar fútbol con él o meterlo en una escuela o taller. Si al niño no le gusta, lo cual es totalmente legítimo, no debemos presionarlo, sino que indagar dentro de sus intereses y habilidades qué competencias podemos potenciar.

En la adolescencia es importante permitir que el joven le otorgue un espacio importante a los amigos. No es recomendable “competir” con ellos o “hacerles la guerra”, ya que lo único que eso conseguirá es alejar al hijo y ponerlo en una actitud defensiva. Junto con lo anterior, es importante reconocer el efecto que tiene el grupo de pares, ya que pueden ejercer presiones muy fuertes. Para proteger a nuestro hijo, es importante darse el tiempo y conocer a los amigos, procurar que ellos se sientan acogidos en la propia casa y realizar una función de supervisión permanente respecto al tipo de panoramas que tienen, los lugares que frecuentan, las formas en que se desplazan. Si bien el adolescente quiere y pide independenciatambién necesita límites claros y sentir que a sus padre les interesa lo que ellos hacen, con quienes se juntan, etc., aunque demuestren todo lo contrario.

Y como todo en la educación de los hijos, ser modelo de relaciones con los amigos, teniendo un buen trato y enseñándoles con el ejemplo el valor de los amigos.

Cuando al niño le cuesta tener amigos


Primero hay que aceptar que no todos los niños son igualmente sociables. Habrá algunos a los que les gustará mucho compartir con sus pares y ser parte de grupos grandes, mientras que otros desarrollarán más su mundo interno o preferirán relacionarse con un grupo más pequeño de niños. Esto último no es malo en sí mismo. 

Por ello, cuando comenzamos a preocuparnos porque nuestro hijo no tiene amigos, la primera pregunta que hay que hacerse es “¿realmente no tiene amigos? ¿o no tiene los amigos que yo quisiera o la cantidad que a mí me gustaría?”. Es importante este análisis para clarificar que tan real es el problema o si en realidad obedece a expectativas poco realistas de uno como adulto.

Segundo, debemos respetar los ritmos e intereses propios del niño. No podemos exigirle que invite o se haga muchos amigos, ya que esto constituye una fuente de presión difícil de manejar para el niño. El proceso debe ser gradual e ir brindando los apoyos para que poco a poco, y de acuerdo a su propio estilo, vaya enfrentando los desafíos que implican las relaciones sociales.

Tercero, comprender las causas que pueden estar llevando al niño a no tener amigos. Estas pueden ser muy diversas e ir desde la falta de habilidades sociales para iniciar o mantener una interacción, sentimientos de inadecuación personal o baja autoestima que lo lleven a aislarse por inseguridad, hasta trastornos del desarrollo que impliquen una seria dificultad en el desarrollo social. Para comprender las causas de las dificultades, puede ser necesario buscar ayuda, la que puede ser brindada por el profesor o equipo profesional del colegio, o en algunos casos se requerirá una evaluación de un especialista.

Qué hacer con un niño tímido


Si el motivo está más relacionado con la timidez del niño o su dificultad para establecer relaciones, se pueden utilizar diversas estrategias:
  • Ayudarlo a establecer un primer vínculo, para que el luego continúe con la interacción por sí solo.

  • Acompañarlo en una actividad con otro niño, mediando y ayudándolo sutilmente a mantener una interacción con un par, aunque sin monopolizar la relación ni pretender imponerle el modo de interactuar, pues el niño podría terminar dejándole la tarea de llevar sus relaciones sociales al adulto o sentirse descalificado , generando el efecto contrario al deseado.

  • Dándole espacios para que invite a otros niños, donde al principio deberá ser más guiada la visita, organizándole alguna actividad que sea atractiva para los niños. Por ejemplo, si el niño es bueno para pintar, organizarles una actividad donde hagan un cuadro con diversos materiales.

  • Enseñarle estrategias de resolución de conflicto para que cuando esté con sus compañeros, sepa defenderse y sepa que puede resolver solo las situaciones que lo incomodan.

  • Resaltar los aspectos en los que él puede ser un aporte para los compañeros, potenciando sus habilidades y talentos, para que se sienta más seguro y no sienta temor en sociabilizar.
En caso de que nada de esto resulte, y el problema del niño está más relacionado con dificultades del desarrollo que no le permiten al niño interactuar con sus pares, será necesario la ayuda de un especialista.

Los amigos son muy importantes para la vida y desarrollo de un niño, por eso hay que generar las instancias y espacios para que ellos puedan crear relaciones de amistad, pero sin obligarlos y entendiendo y aceptando que cada niño es diferente y tendrá distintos niveles de “sociabilidad”.

¿Ves a tu hijo contento con sus amistades? ¿Recuerdas el rol que tuvieron tus amigos en el colegio?