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Mi hijo tiene sobrepeso ¿Qué hago?

A la mayoría de los niños les gusta comer cosas ricas, pero algunos de ellos son más ansiosos y eso les pasa la cuenta. El sobrepeso infantil es una realidad bastante común y para combatirlo, los padres tienen un rol clave. Conoce aquí qué hacer para ayudar a tu hijo.

Por Ignacia y Javiera Larrain | 2014-08-21 | 15:00
Tags | obesidad infantil, alimentación, nutrición, dietas, comida
"Cuando un niño tiene sobrepeso, los padres tienen un rol fundamental guiándolo y acompañándolo en el proceso de adelgazar, por sí solo es una tarea que no puede cumplir"
Beatriz tiene 7 años y a su corta edad ya tiene sobrepeso. Es una niña que come a todas horas  y nunca se le ha puesto límite a la cantidad de golosinas que ingiere. Ir al McDonald's es el mejor panorama familiar y los chocolates son el habitual premio que se le da en la casa. De colación lleva papas fritas, galletas, superochos y otras comidas envasadas, acompañado de una bebida. 

Sus papás se dieron cuenta que estaba gorda para su estatura y la llevaron al doctor para que los guiara con el régimen.  Para cumplir con la estricta dieta que le dio el médico, escondieron las golosinas y le prohibieron comer a deshora y cualquier cosa que no fuera lo que el menú del día establecía. Sin embargo, cuando los padres no estaban o ella estaba en algún lugar sin sus padres, comía lo prohibido como si no comiera hace siglos. Cuando la veían comiendo algo a deshora, le decían “Si comes así seguirás siendo gorda y tus amigos te molestarán”. Acto seguido, ella comía con más ansiedad. Sus papás veían que el tratamiento no estaba dando resultado y no entendían porqué. 

Entender la causa 


La ansiedad es un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, intranquilidad e inseguridad. Su causa es poco definida y es experimentada por las personas como una vivencia displacentera o desagradable. Es por esto que quienes que se sienten permanentemente ansiosos, buscan “vías de escape” tales como la comida, para tratar de ocultar, al menos de forma momentánea, la sensación desagradable, a través de algo que les genera placer. 

Todos conocen las consecuencias que tienen para el desarrollo y vida de un niño el sobrepeso, desde problemas de autoestima hasta enfermedades crónicas. Por eso es muy importante que como familia tengamos establecidos hábitos y rutinas que se relacionan de manera sana con la comida para evitar problemas con el peso. Sin embargo, si ya tenemos un hijo con sobrepeso u obesidad, debemos  tomar cartas en el asunto y asumir que superarlo pasa en gran parte por las medidas que tomemos al respecto.

En primer lugar, hay que entender que el sobrepeso es un problema de toda la familia, por lo que en conjunto se deben adoptar las medidas pertinentes. No se puede pretender ayudar a un hijo haciendo que deje ciertas comidas pero que su hermano o los mismos padres las coma frente a él. Para superarlo con éxito, es fundamental que los padres se involucren en la situación y asuman un rol de facilitador en un proceso de cuidado de la salud del hijo.

En segundo lugar, es necesario hablar sin miedo del tema con el hijo con sobrepeso, explicándole que no le hace bien tener kilos de más. No hay que mentirle al respecto pero tampoco hay que hacerlo tomar excesiva conciencia de que está gordo, porque eso le generará más angustia, lo que lo hará estar más ansioso y lo llevará a comer más. Además, el hecho de que sus padres y seres más cercanos le digan recurrentemente “estás gordo” dañará mayormente su autoimagen.  Hay que explicarle que debe bajar de peso por su salud y bienestar, que tomará tiempo y no será fácil, que requerirá mucho esfuerzo de su parte, pero que finalmente se sentirá mucho mejor consigo mismo. Y que en todo este tiempo no estará solo, sino que estarán junto a él acompañándolo.

Y por último, hay que tener presente que prohibir y castigar en este ámbito le generará más ansiedad al niño lo que se traducirá en más ganas de comer. Por lo tanto, no hay que actuar como controladores e imponer medidas como prohibir determinadas comidas, sino que buscar las medidas que ayuden al niño a bajar su ansiedad y enfocarse en lo positivo del esfuerzo que está realizando.

Algunas acciones concretas:

  • Comer en horarios establecidos. Comer las 4 comidas diarias (buen desayuno, almuerzo, once y una comida liviana) es muy importante y hacerlo en horarios regulares. 

  • Evitar que pase hambre. Es fundamental que un niño que debe bajar de peso no pase hambre, porque esto le produce ansiedad y eso mayor ganas de comer. Es preferible que coma muchas veces poca cantidad y cosas sanas que llegar “muerto” de hambre  y “arrasar con todo”. Lo importante es que en estas colaciones se elija bien qué come y en qué cantidad. Para la sensación de saciedad, las proteínas bajas en grasa son una buena y sana alternativa, como jamón de pavo, huevo o lácteo. Además las colaciones activan el metabolismo y lo mantienen en constante funcionamiento.

  • Elegir bien las comidas. La dieta debe ser equilibrada, sin dejar nada de lado, excepto las azúcares y grasas que no aportan nada y solo engordan. Hay que comer muchas frutas y verduras diariamente que tienen un gran aporte vitamínico.

  • No prohibir el azúcar y grasas, sino que limitarlas al máximo posible. Un niño al que no se le permite nunca comer un chocolate o papas fritas, estará permanentemente  pendiente de ellos y le será más difícil erradicarlos de su vida. Si por el contrario, lo limitamos a ciertas situaciones muy puntuales, como un cumpleaños, para el niño será más fácil disminuirlas.

  • Mantenerse firme. Muchas veces nos dará mucha pena que el niño no pueda comer las galletas que le gustan, pero hay que pensar a largo plazo y mantenerse firme en cuándo puede y no puede comerlas. Si dice que tiene mucha hambre y quiere sus galletas, mejor convencerlo de que coma una manzana o una zanahoria.

  • Realizar actividad física. Para bajar de peso es fundamental salir del sedentarismo y mover el cuerpo. Para eso se puede aprovechar de realizar actividades deportivas  en familia, ya sea salir a caminar, trotar, andar en bicicleta, jugar a bailar, etc. Lo más recomendable es que realice al menos 3 veces a la semana algún deporte, por al menos una hora. Si es posible, que participe en el colegio de algún deporte extraprogramático, incentivándolo a que realice algo que le guste.

  • Presentar la comida saludable de manera atractiva. Dedicarle el mismo tiempo que nos demoramos en hacer una rica torta, en hacer un postre de frutas. Conseguir recetas saludables y preparar comidas ricas y sanas.

  • Centrarse en lo positivo de cambiar y no en lo negativo de no hacerlo. Para el niño será mucho más estimulante saber que bajando de peso podrá sentirse mejor consigo mismo, que podrá correr más rápido, etc., que sentir que de no hacerlo será gordo y lo molestarán.

  • Modificar los hábitos de toda la familia y ser ejemplo de vida saludable. Es muy importante que toda la familia se sume a los cambios saludables, tanto de lo que se come como de la actividad física que se realiza. Así el niño no se siente diferente, sino que acompañado en el proceso. Por ejemplo, si las celebraciones siempre han sido con comida chatarra, cambiarlo por ricas ensaladas y frutas. Si en la familia se acostumbra  usar la comida como recompensa, cambiarlo por actividades entretenidas en familia o algún libro interesante. También incluir el deporte como parte de la rutina familiar. 

  • Hacer constante refuerzo positivo. Felicitar a al niño cuando cambia su conducta y come más verduras, cuando renuncia a un dulce o cuando hace deporte.
     
  • No hacer bromas acerca de su peso ni “etiquetarlo” de gordos para que no influya de manera negativa en su autoestima y en su esfuerzo por salir adelante. Si se cree que “es el gordo”, asumirá ese papel y no tendrá incentivos para dejar de serlo.

  • Crear un ambiente saludable en la casa. Evitar que en la casa haya comida poco saludable, como envasadas, bebidas, etc., para que sea más fácil para el niño al no tenerlas a su alcance. Por el contrario, tener a disposición alimentos sanos como verduras, ensaladas, lacteos bajos en grasa, etc. 

  • Limitar el tiempo frente a las pantallas. Que pasen como máximo una o dos horas al día frente a un computador, consola o televisor, ya que esta exposición fomenta el sedentarismo.
Tener un peso adecuado es muy importante para la salud de las personas, sin embargo, éste no debe convertirse en una obsesión ni para los padres ni para el hijo. Cuando un niño tiene sobrepeso, los padres tienen un rol fundamental guiándolo y acompañándolo en el proceso de adelgazar, por sí solo es una tarea que no puede cumplir. Pero lo más importante es que se sienta querido, valorado y respetado a pesar de sus kilos de más y que el cambio es por su bien. Para eso hay que acompañarlo y potenciar una sana autoestima diciéndole lo bueno que es y no recordándole lo gordo que está. Salir adelante será una tarea de toda la familia.

¿Qué experiencia cercana de sobrepeso infantil has tenido? ¿Qué otros consejos le darías a los padres?