¿Schwarzenegger o Stallone?

Para quienes crecieron en los ochenta, siempre hubo un debate filméfilo, explica Hermes El Sabio: ¿Schwarzenegger o Stallone? Nuestro columnista explica a quién prefiere actualmente y por qué.

Por Hermes Antonio | 2014-08-29 | 15:40
Tags | hermes el sabio, crítica, flims, películas, Schwarzenegge, stallone, rocky
"Hubo una época en que estos dos llevaban toda la testosterona del mundo sobre los hombros, en que uno esperaba cada película que salía de ellos"
Somos binarios, queridos lectores maestros. Siempre tenemos que escoger o el uno o el otro, y nuestra preferencia debe divulgarse y fundamentarse. Coca-Cola o Pepsi. Vainilla o chocolate. El señor de los anillos o Star Wars. Batman o Superman. E.T. o Mi amigo Mac. Los Beatles o Los huasos Quincheros. Freddy Krueger o Patricia Maldonado. Se entiende la idea. Y para los que crecieron en los ochenta, siempre hubo un único debate: ¿Schwarzenegger o Stallone?

Cuando uno era cabro chico no era fácil contestar esta pregunta. Uno se jugaba la vida, la credibilidad con los amigos y la reputación. Contestar el uno o el otro definía tu posición en el universo, y era tan arriesgado contestar que uno solía salirse de la pelea con un “Me gustan los dos por igual” o “Para qué escoger uno solo”.  

Puede que hoy en día este debate les dé lo mismo. Total los dos compadres son un par de abuelitos musculosos cara de chicle que hablan chistoso. Pero hubo una época en que estos dos llevaban toda la testosterona del mundo sobre los hombros, en que uno esperaba cada película que salía de ellos, y si daban una película de los loquitos en la tele, toda la ciudad se paralizaba, y al otro día hasta los profesores hablaban de Rambo o de Terminator en sus clases.

Yo siempre contesté que entre los dos me quedaba con Schwarzenegger.

Era obvio. El compadre en Comando mataba a doscientos millones de personas por rescatar a su hija (toma Liam Neeson), levantaba un tronco con un brazo durante los puros créditos y nunca le faltaban los chistes penca que decir justo cuando se pitiaba a un flaitongo. Después luchó contra el Depredador cuerpo a cuerpo y le ganó, y para más remate era Terminator malo (en Terminator) y Terminator bueno (en Terminator 2: El día del juicio), dos de las películas que más hicieron rallar la papa a los niños de antaño. También era Conan el Bárbaro, qué más quieres.

Stallone siempre fue más fomeque, el que hacía películas que le gustaban a tu vieja, y que le gustaba al compañero de curso repitente. El compadre les ganaba a todos en el ring cuando era Rocky Balboa, y rescataba a todo Vietnam en Rambo II, pero sus películas eran mucho menos alucinantes que las de Schwarzenegger. No tenía Depredadores, ni monstruos, ni organismos cibernéticos enviados desde el futuro. Mientras que en Comando moría toda la población de extras latinos de Hollywood, en Rambo moría exactamente una (1) persona. O sea, no había dónde perderse. Schwarzenegger era el ganador en nuestros corazones.

Pero hoy, muchos años después de estos debates, quiero usar esta columna para cambiar oficialmente mi preferencia. Sí, señores. Hoy en día mi musculoso ochentero predilecto es Sylvester Stallone, todo gracias a una maratón de Rocky que me mandé el otro día en Netflix.

Puede que Schwarzenegger tenga las mejores películas, los mejores efectos especiales y las secuencias de acción más pulentas. Pero todas esas cosas en realidad son mérito de los peliculastas, no de Schwarzenegger.

El compadre tuvo la suerte de hacerse amigo de James Cameron (las Terminator y Mentiras Verdaderas), atinó con decirle que sí a John McTiernan y Paul Verhoeven (Depredador, Total Recall) y con sus músculos y sus mandíbulas de roble prensado se ganó el corazón de todos los niños chilensis (y de su nana), pero Stallone gana porque el compadre SE HIZO A SÍ MISMO. En serio. Schwarzenegger fue Mr. Universo cuando tenía veinte años y hasta los párpados musculosos, mientras que Stallone tenía treinta y estaba en la ruina.

Cuenta la leyenda que el compadre vivió dos semanas en un terminal de buses porque literalmente no tenía dónde caerse muerto. Hizo una película soft-porno para comprarse comida, y en el momento de mayor desesperación, escribió un guión sobre un boxeador pobre y prácticamente retrasado, que se le estaba yendo la micro y que recibía la oportunidad de pelear con el campeón mundial.

El compadre se sacaba la cresta entrenando, y aunque no ganaba la pelea ni el título mundial, aguantaba TODA LA PELEA SIN CAER. Esto pasó de verdad en los setenta, cuando Mohamed Ali desafió a un boxeador Don Nadie (Chuck Wepner) a pelear con él, y el compadre duró quince rounds, para sorpresa de todo el mundo. Stallone vio una película en esa historia y escribió el personaje de Rocky Balboa para hacerlo él mismo, porque ya que nadie fuera de la industria del soft-porno lo pescaba, algo tenía que hacer.

Por esta época a Stallone le iba mejor, y había ascendido de vivir en un terminal de buses a vivir en una pieza arrendada en un edificio en los barrios pobres. Tenía un perro pero no le alcanzaba la plata para comprarle comida así que el compadre estaba seriamente pensando en venderlo (!). Pero cuando Hollywood leyó su guión, quisieron hacerlo al toque, y le ofrecieron 350.000 dólares por los derechos. En 1975 esto era todavía más plata de lo que es ahora, y sin duda se le habrían solucionado todos los problemas al compadre y su perro. La única condición que le ponían en Hollywood era que querían hacer la película sin él, porque querían a alguien famoso haciendo de Rocky. Su Robert Redford, ponte tú. El Brad Pitt de los setentas. Y aunque a Stallone le quedaban puras chauchas de la soft-porno y estaba a punto de vender al perro, dijo que no. Rocky era su personaje, y él quería actuar.

Bueno y como todos saben que el compadre no solo hizo esa película de Rocky sino que además hizo cinco secuelas, no tiene mucho sentido que siga con el misterio. El compadre le ganó a Hollywood y terminó actuando él mismo, se ganó el Oscar al Mejor Guión y hasta lo nominaron al Mejor Actor. La película tuvo diez nominaciones al Oscar en total, ganó Mejor Película y Mejor Director y hasta su perro que casi vendió actuó en la película y se hizo famoso (“Yo, Butkus!”). Me habría gustado verles las caras a los empleados del terminal de buses cuando vieron Rocky y pensaron: “Momento, ¿ese no es el compadre que dormía ahí al lado del kiosco y se duchaba en la fuente de agua de la plaza? Mira el rotito ah quien te viera quién te vio”.

Después de Rocky vinieron muchas películas más, y otra franquicia exitosa en la que él era el personaje central: Rambo. Hizo muchas otras películas y es cierto que ninguna es tan buena como Terminator 2, pero seamos justos. A diferencia de Schwarzenegger que no es ni Terminator ni Conan, este compadre Stallone ES Rocky. El que empezó pobre y cuando nadie daba un peso por él, y siguió dando la pelea hasta que Apollo Creed le dio una oportunidad y él la peleó hasta el final (metáfora).

A todos los que crecieron viendo las películas de Rocky les recomiendo que las vuelvan a ver desde el principio. Lo que a uno le gustaba cuando péndex (las peleas emocionantes, las secuencias de entrenamiento, las cancioncitas) siguen estando ahí. Pero ahora después de años uno ve las películas con otros ojos, y resultan ser inspiradoras de verdad. No solo por Rocky, sino también por el guionista, director, productor y actor Sylvester Stallone.

Se podría decir que hoy en día los dos compadres van en bajada. Han hecho las peores películas de la historia (Driven: Para o mi mamá dispara al embarazado de gemelos en el kínder etc.) y el mundo está medio chato de ellos. Pero es Stallone el que sigue peleándola, aunque todos le dicen que está acabado. El loco hizo hace muy poco las últimas partes de sus respectivas franquicias (Rocky VI y Rambo V), y ahora último levantó solito esa Fundación Las Rosas del cine de acción que son los Expendables. Son ahí no más y a uno le dan lo mismo, pero reconozcámosle una cosa. Es Stallone el que le da pega a Schwarzenegger y no al revés.

Pero tampoco vamos a basurear al Governator. Estos dos compadres aportaron lo suyo a nuestras infancias, y los dos merecen que uno los respete y les tenga buena. Pero si algún día los conociera a los dos, yo cacho que le daría la mano primero a Stallone.