Imagen: Gojko Franulic

Por la razón o por las letras: Cómo persuadir a alguien de comenzar a leer

¿Tienes un amigo que se declara "no lector"? Aquí Francisco Lastra nos cuenta sus formas para convencerlos de entrar en el maravilloso mundo de la lectura.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2014-09-23 | 12:30
Tags | lectura, libros, lector, clubes de lectura, biblioteca, librería, persuadir
"Por lo general, la gente que aborrece la lectura, lo hace porque nunca se ha hecho el hábito"

Nunca olvidarás ese día. Estabas con amigos, o quizás familiares, compartiendo un momento que parecía atemporal, infinito, sacado de alguna antigua película bien añejada. La confianza era palpable y los temas de conversación no morían, política, deportes, el universo; todos daban una perspectiva única del asunto. En algún momento relataste una escena del último libro de tu autor favorito. El resto asintió al unísono, salvo uno, que parecía no estar al tanto. Te giraste hacia él e ingenuamente preguntaste “¿Conoces ese escritor?”.

Luego vino la bomba.

- “Mmmm, es que no me gusta leer”.

La frase te golpeó como un saco de ladrillos. Sentiste que perdías el equilibrio, te trataste de agarrar de lo que estaba al alcance tus manos, pero era muy tarde, él ya no era tu amigo o tu familiar, era un monstruo, un monstruo iliterato, comeguaguas y seguramente miembro del infame partido de los “comunazis-quema-libros”.

El horror… el horror…

Ok, quizá esté exagerando un poco, pero no podemos negar que a todo buen lector le duele cuando alguien, sobre todo si es cercano, admite que no le gusta leer. Me ha pasado, y por mucho que repitiera mi discurso de “te servirá para aumentar tu vocabulario” o el de “es como ver una película, pero en tu mente”, no lograba convencerlos de que ese libro de 500 páginas que estaba sobre mi mesa era para más que matar moscas. Finalmente necesité de todas mis habilidades persuasivas para lograr que comenzaran a leer, aunque sea un poco. Estas son mis conclusiones que he sacado en retrospectiva.

Atrévete a aceptarlo

El primer impulso que sentimos es pedir una explicación. Es comprensible, porque queremos saber la razón para poder convencerlo, pero ¡ojo! Es muy fácil terminar sonando como esa tía abuela que nos visita una vez al año y nos pregunta con toda autoridad: “Pero, mijo/a, ¿por qué...

A. no tiene hijos?”
B. no va a la Iglesia?”
C. no se saca esas cuestiones?” (tatuajes, aros)

A esta persona no le gusta leer. Punto. No hace falta ponerse pesados ni insistentes, un honesto “¿Y por qué?” es lo único que necesitamos decir. La pregunta nos brindará la información que será nuestro punto de partida para el siguiente paso.

Recomiéndale algo, pero según sus gustos

Por lo general, la gente que aborrece la lectura, lo hace porque nunca se ha hecho el hábito. Si bien es común que nos hagan leer desde nuestros primeros años en el colegio, se trata de imposiciones que, aunque bien intencionadas, no siempre son la mejor introducción al maravilloso mundo de las letras. Utilizando la infaltable analogía futbolística, es como si nos trataran de enganchar al Deporte Rey mostrándonos un partido de taca-taca.

Es importante reconocer lo que más se acomoda a los gustos de la persona a la que tratas de persuadir. Puede que justamente esas novelas románticas que odias sean de su gusto, o quizá se trate de alguien que necesita de estímulos visuales, por lo que la mejor introducción no es un intimidante libro de cientos de páginas, sino una novela gráfica, un cómic o incluso una revista. Sitios como Lecturalia y QueLibroLeo, que cuentan con su propio “recomendador” de libros, nos facilitan esta tarea de exploración. Puntos extra si tú mismo puedes facilitarle el material.

Si esperamos que esta persona salga de su “zona de confort”, es lógico que primero lo hagamos nosotros. Empatía ante todo.

Si aun dando recomendaciones personalizadas no logras nada, un buen tip es invitarlo a leer algo que hayas escrito tú mismo. Ya que se trata de una invitación más personal, es muy probable que acceda y lo haga, por último, como favor.

Dale tiempo

Así como cuando plantamos una semilla no vamos todos los días a gritarle “¡Ya poh, apúrate y germina luego!”, tampoco vamos a hacerlo en este caso. Deja que la misma persona traiga el tema a colación. Si no lo hace en un periodo de tiempo razonable, pregúntale. Quizá el libro no haya sido el más adecuado y sea mejor recomendar otro.

Dialoga e incentiva

Cuando sus engranajes literarios estén en movimiento, es importante aceitarlos para que sigan funcionando. La mejor forma es simplemente dialogar sobre lo que ha estado leyendo. ¿Qué le gustó? ¿Con qué personaje se representa? ¿Le pareció una historia creíble? Una vez que se esté hablando de todos estos temas, la inmersión ya habrá dado resultados. Todos esos beneficios con los que quisimos asediarlo en un principio, se presentarán solos ante nuestro novel lector.

A partir de este punto, que es donde debemos incentivar el descubrimiento propio, los clubes de lectura son invaluables. Puede que suene como la típica cosa que frecuenta la tercera edad, pero aún existen grupos que ofrecen un ambiente cálido para discutir libros y seguir descubriendo otras obras, justamente lo que necesita alguien cuyo hábito como lector se está formando. La Biblioteca de Santiago, por ejemplo, acoge a varios clubes de lectura dirigidos a distintos géneros y grupos etarios.

Si no tienes acceso a uno, una excelente sucedáneo digital que recomendar es el foro Ábrete Libro. Cuenta con sub-foros por género, además de un club de lectura bien organizado donde cualquier persona puede participar. Es, en mi opinión, un sitio perfecto para que cualquier lector, principiante o avanzado, pueda encontrar nuevo material.

También existe el fanpage del Club de Lectura Quelibroleo.com, donde se recomienda un libro mensual que se comenta en la misma plataforma, sin salir de Facebook.

Con esto ya habremos dado el primer empujoncito, ahora solo queda esperar ese momento glorioso donde nuestro convertido amigo o familiar sea quien pregunte “¿Conoces ese escritor?”.

Y tú ¿has convencido a algún amigo de tomar un libro? ¿cómo lo hiciste?