Nunca me han gustado las novelas históricas, ni las novelas de barcos, ni las historias de marinos. De hecho me carga el mar, porque cada vez que me subo a un bote me mareo. Pero a pesar de todo me animé a leer Mocha Dick y puedo decir que, por primera vez, disfruté mi estadía sobre un barco.
¿Sabías que Moby Dick se basó en la historia de un verdadero cachalote albino que fue avistado en las costas de Chile, llamado Mocha Dick? Herman Melville, el autor de la novela, supo de esta historia y basándose en ella escribió su aclamada obra.
Ahora Francisco Ortega y Gonzalo Martínez hacen el ejercicio inverso: tomando los datos históricos de la época y la novela de Melville, intentan reconstruir la verdadera historia de la ballena Mocha, creando un relato totalmente nuevo. Esta novela cuenta las aventuras de Caleb, un joven hijo de un empresario ballenero, y Aliro, un marinero de ascendencia mapuche, quienes abordan una nave ballenera con el plan de evitar la caza indiscriminada de cetáceos.
Hay algo que intencionalmente no he mencionado en la reseña: Mocha Dick es una novela gráfica. O sea, no es escrita en prosa, sino dibujada: es un cómic. ¿Por qué lo menciono recién a estas alturas? Para traicionar a todos los que tienen algún tipo de prejuicio contra el cómic: esta novela no se trata de hombres musculosos y sudorosos destruyendo edificios mientras pelean en mallas para salvar al mundo. Porque Mocha Dick no fue escrita (y dibujada) para los lectores de cómic estilo Big Bang Theory, sino para los amantes de las aventuras, para esos que no les importa si son relatadas dentro de una película, una novela escrita o una novela dibujada.
Es imposible no comenzar mencionando el trabajo de reconstrucción histórica realizado por Ortega y Martínez. Es maravilloso. A pesar de advertir al inicio acerca de ciertas licencias creativas, en las páginas se ve un cuidadoso trabajo de documentación histórica que se refleja durante toda la historia: se representan ciudades, embarcaciones y vestimentas propias del 1820, año en el que está ambientada la historia. Pero la gran gracia de la novela es que los autores entienden que todo ese trabajo no es suficiente para levantar la obra, y a pesar de construir un entorno perfectamente cuidado, centran la atención en el relato, en los personajes.
Mocha Dick es una aventura juvenil clásica, con intrigas, momentos épicos y una que otra sorpresa, pero siempre procurando ser poco pretenciosa. Porque los autores entienden que lo importante es que el lector se anime a vivir la travesía junto a los personajes.Y la única forma que el lector decida hacerlo es teniendo personajes queribles. Si me preguntan a mí, creo que lo consiguieron. De otra forma hubiera sido imposible convencer a este barbón, que odia el mar, mantenerlo a bordo en esta aventura hasta llegar a puerto.