Imagen: Gojko Franulic

La oportunidad oculta en el doble check azul

La nueva función de Whatsapp, que permite saber si los mensajes enviados han sido leídos o no por el receptor, ha generado muchas críticas entre los usuarios. Pero más que verlo como un problema esto podría ser una gran oportunidad.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2014-11-11 | 10:44
Tags | whatsapp, mensajes, doble check azul, mensajería, tecnología, paciencia, espera
"Suena como una respuesta demasiado hormonal para una mera funcionalidad adicional ya activa en Facebook, pero hay que entender el miedo escondido detrás de estas reacciones: Nadie quiere sentirse ignorado, ni por un segundo."

La semana pasada, los corazones de millones de personas se detuvieron por un segundo de más. El responsable del mini-infarto masivo esta vez no fue un pelotazo en el travesaño (aún duele), sino una nueva característica del popular servicio de mensajería WhatsApp, que introdujo el “doble check azul”, signo que confirma que un mensaje ha sido efectivamente leído por el receptor.

En cosa de horas ya se habían publicado el equivalente a 10 Enciclopedias Británicas de memes relativos a la problemática que introduce esta característica, tanto para el receptor (que ahora debe ser consciente de que la otra persona sabe que su mensaje fue leído), como para el emisor (quien ahora puede interpretar su mensaje “leído” como “ignorado” si no recibe una pronta respuesta). Encontré particularmente interesante el de Nostradamus. La crisis de estas almas adolescentes (y otras no tanto) fue tal, que no tardaron en aparecer formas truchas de evitar el llamado “doble check azul de la muerte”. Un arreglo rápido para nuestra adicción textual.

Suena como una respuesta demasiado hormonal para una mera funcionalidad adicional ya activa en Facebook, pero hay que entender el miedo escondido detrás de estas reacciones: Nadie quiere sentirse ignorado, ni por un segundo. Es más, cuando escribimos esperamos que se nos conteste con prontitud, porque por algo evolucionamos para dejar las señales de humo, las palomas y las cartas atrás. Ya que tenemos que tragarnos toda esta contaminación ambiental, mínimo que el siglo XXI lo arregle con el beneficio de la inmediatez.

Esta actitud fue perfectamente representada hace algunos años por aquel joven visionario que, a las 8:30 de la mañana, llegó a un McDonald’s para exigir su cuarto de libra con queso. No queremos el ascenso en un año, no queremos que nuestra compra por Internet llegue la próxima semana, no queremos que respondan nuestros mensajes en 10 minutos, queremos todo esto ahora, ya, y con papa fritas a un lado, por favor.

Es por eso que creo que la nueva adición de WhatsApp es una gran oportunidad para ejercer un antiguo y casi olvidado arte: El de la paciencia.

¿La recuerdan? Suena como una palabra anticuada, de nuestra niñez, cuando, merodeando alrededor de los regalos de Navidad, nos pescaban de la oreja y nos decían que tuviéramos paciencia hasta que naciera el Niño Jesús. Se supone que al ser adultos se nos haría más fácil, pues es un rasgo de maduración, pero ahí queda, como un mito más, entre el Conejo de Pascua y la Hada de los dientes. No hay tiempo para ser pacientes, o eso es lo que pensamos.

Gracias a la nueva característica de WhatsApp podremos practicar lo suficiente como para tener una reserva de paciencia de la que el mismísimo Buda estaría celoso (si pudiera sentir celos, claro está).

La fórmula es simple:

La próxima vez que veas “el doble check azul de la muerte” y sientas surgir esa vocecita que dice “¡Quiero que responda ahoraaa!” piensa en ForrestGump esperando pacientemente en una banca, mientras le cuenta a un desconocido la historia de su vida. ¿Cómo hubiese sido la película si ForrestGump comenzara a caminar nervioso de un lado a otro, puteando porque la micro se demora 2 horas en llegar? Lo sé, es una imagen chocante, pero necesaria para entender el valor de lo que estamos tratando de hacer: esperar.

Será el ejercicio base para fortalecer nuestro “músculo” de la paciencia, que diversos estudios indican que se desarrolla a través de actos de espera como éste. La paciencia nos permite discernir entre las cosas que controlamos y las que no, el tiempo de los demás pertenece a este último grupo.

Comenzaré dando el ejemplo, esperando pacientemente sus comentarios.