"Utilizando los cinco sentidos, se puede llegar a descubrir sabores y aromas que realmente realzan la experiencia de compartir un almuerzo o una cena"
Debo reconocerlo. Hasta hace cinco años atrás mis conocimientos sobre el vino se reducían a que tinto es para carne y blanco para pescado, que botella es mejor que caja y botella con el potito hundido es más elegante.
Hasta que conocí a mi actual novia, quien es sommelier y me introdujo en el fascinante mundo del vino. La verdad es que al probar vinos con distintos alimentos (lo que se denomina maridaje), utilizando los cinco sentidos, se puede llegar a descubrir sabores y aromas que realmente realzan la experiencia de compartir un almuerzo o una cena.
Publicaciones al respecto hay muchas. Pero me he dado cuenta que en general, utilizan términos muy técnicos o recomiendan maridajes que rara vez son lo que tenemos en el refrigerador, así que les propongo esta guía simple y fácil para elegir el vino más adecuado en cada ocasión. No busca ser un tratado sobre las características de cada vino ni convertirlos en enólogos o sommelieres, pero sí ayudar un poco a quien no sabe qué vino elegir.
La guía
Primero que todo podemos agrupar los vinos en dos grandes grupos. Blancos y Tintos. Y dentro de ellos encontramos diversas cepas, cada una de las cuales tiene ciertas características distintivas y que la hacen más o menos adecuada para cada comida. Obviamente estas son sugerencias, así que siéntanse libres para experimentar. Acá veremos brevemente los vinos de las cepas más comunes en los supermercados de Chile.
Tintos:
- Carménère: El vino más reconocido como propio de Chile, ya que es una cepa que se extinguió en Europa en el siglo XIX y fue redescubierta en Chile a finales del siglo XX. Son vinos tintos más suaves, aromáticos y de gusto delicado. Combinan bien con platos como pastel de choclo, humitas y pastas en general.
- Merlot: Son vinos con aromas y sabor más frutales, fáciles de tomar. Mezcla bien con carnes no muy condimentadas, por ejemplo, con un buen par de chuletas de cerdo, pastas, platos con pollo o con quesos suaves.
- Syrah: Es un vino más complejo, aromático y de sabor más fuerte. Combina muy bien con carnes de caza (por ejemplo conejo o jabalí) o carnes bien condimentadas (ideal para un costillar de cerdo con puré picante).
- Cabernet Sauvignon: Probablemente el vino más común en Chile. Son vinos robustos, con sabores y aromas más fuertes, que mezclan bien con carnes rojas asadas o carnes más grasas como por ejemplo el cordero. También es buena opción para acompañar quesos fuertes.
- Pinot Noir: Es un tinto que parece blanco, suave, levemente cítrico, frutal y aromático. Es ideal para quienes no quieren perder la fuerza de un vino tinto acompañando platos más apropiados para vinos blancos. Ideal para quesos no muy fuertes y carnes blancas como pollo o pavo.
Blancos:
- Sauvignon Blanc: Son vinos frescos, ácidos y frutales. Ideales para acompañar pescados y maricos frescos. Recomendado para acompañar una merluza frita con ensaladas o un rico ceviche.
- Chardonnay: Es un vino de color dorado, suave, con más cuerpo que el sauvignon blanc. Ideal para acompañar pescados grasos como el salmón o una reineta a la mantequilla.
- Late Harvest: En realidad no es una cepa, sino que se refiere a que se elabora con las últimas uvas cosechadas, casi antes de convertirse en pasas. En consecuencia hay una mayor concentración de azúcares, lo que lo hace un vino muy dulce, ideal para acompañar postres y tortas.
Comodín:
- Rosé: Los vinos rosé (que por lo general son ensamblajes, o sea mezcla de dos o mas cepas) suelen servir para todo. Fríos son ideales como aperitivos, porque son frescos, frutales y fáciles de tomar y combinan bien con casi todo tipo de platos.
Como dije anteriormente esta guía solo pretende ser una sugerencia, hay muchas más cepas y pueden experimentar distintas mezclas de alimentos y vinos para tener su propia experiencia gastronómica.
¿Tú que vino y con qué plato nos recomiendas?