Como una semilla de flor silvestre que logra brotar en medio de la maleza, asà el amor consigue abrirse espacio en terrenos oscuros, adversos, colmados de odiosidad. Tan cursi como cierta es esta metáfora que acabo de inventar. ¿Mi intención? Mostrarles una realidad oculta, que si bien vive frente a nuestras narices, muchas veces no la detectamos. Y es que Twitter –bien lo sabemos- es tierra fértil para crÃticas, bullying, mala onda y pesadeces… sin embargo, camuflado en mensajitos y señales encriptadas, también se respira amor. Mucho amor.
Para redactar esta columna conversé el tema con dos connotados twitteros cuyas identidades debo guardar en reserva. Asà me lo pidieron ellos. La razón para hablar desde el anonimato, me dijeron, es que sus tips y consejos los sacaron de sus propias experiencias. Ambos –una mujer y un hombre- han encontrado el amor (o algo parecido) en las redes sociales, y es desde esa vivencia que hoy cuentan trucos y estrategias para saber detectar un coqueteo virtual… y también (¿por qué no?) cómo hacerle ojitos a alguien sin echar mano a un ñoño y evidente “1313â€. Al respecto, y para ser francos antes de entrar en materia, expondré también algunas triquiñuelas que a mà me han dado resultado.
Lo primero que hay que saber es que los likes (en Facebook e Instagram) y los favs (en Twitter) son armas de doble filo. A veces se pueden utilizar con completa ingenuidad, es cierto. Pero ojo: cuando le pones “me gusta†a una selfie de otra persona… ¿lo que te gusta es la foto o quien aparece en ella? El autor del retrato puede sentir, con toda razón, que le estás diciendo guapo. Sobre todo (he aquà un detalle no menor) si le pones like a tooodas sus selfies.
Y para que se produzca este efecto no es necesario el uso de fotografÃas. Al ponerle fav a un tweet, dependiendo de su contenido, podrÃas estarle diciendo a alguien que lo consideras inteligente o divertido. ¿Tienes a alguien que te favea casi todo lo que escribes? ¡Attenti al lupo! Quizás (es muy probable) que ese huevito quiera sal.
Asimismo, aunque son los menos, hay quienes son más desenfadados(as) al momento de jotear vÃa redes sociales, sin dejar espacio a la interpretación. ¿Qué hacen? Comentan cada cosa que dices. Por ejemplo: tú twitteas “que frÃo hace hoy, echo de menos el verano  y el otro ataca con un “sÃ, pero está ideal para meterse en la camita a ver una pelÃculaâ€. Si eso no es flirteo, que me parta un rayo.
Otro Ãtem relevante: ¿alguien retwitteó o faveó un comentario tuyo de hace dÃas? ¡Chan! Eso quiere decir que estuvo revisando –por no decir psicopateando- tu timeline. Conclusión: es alguien que está interesado en ti, y de ahà puede surgir algo más que megabites de navegación.
Cuando la cosa se pone peluda (o entrete, según cómo se mire), es cuando un follow back deriva sin mucho preámbulo en una conversación privada (inbox o DMs). ¿Por qué hablan en secreto los tortolitos? Porque quieren tortolear. Punto. Es obvio que nadie hace propuestas romanticonas a la primera, pero bien sabemos que pocas cosas son tan seductoras como una buena conversación. Por lo tanto, y para no comprarnos el Loto entre magnates, es ooobvio que un diálogo fluido “por interno†posee dobles (y quizás no tan nobles) intenciones. Twitter, bien utilizado, puede ser más efectivo que Tinder.
Son varios los casos de twitteros que se conocieron online y más tarde se comprometieron en el sagrado vÃnculo. También conozco al primer “hijo†de Twitter, fruto de la unión entre dos usuarios de internet que se vieron por primera vez a través de la pantalla de un PC: hoy el niño tiene casi 3 años. Es el amor 2.0, el nacimiento y consolidación de una nueva forma de relacionarnos.
La clave está en comprender que las redes sociales son sólo otra forma de hacer lo de siempre. En vez de sacar a bailar, recomiendas una canción en Spotify… En lugar de pedirle el teléfono, le das tu e-mail… ¿Quiere saber si le gustas? Cuenta cuántos likes te ha regalado. Los favs son las nuevas flores, y un retweet puede reemplazar y ser tan emocionante como una caja de bombones.
Sólo hay que tener claro que la relación comienza verdaderamente cuando se vean las caras por primera vez. No antes. Todo lo que se haga vÃa web es parte del “joteo†previo. Nadie, en su sano juicio, se enamora de un nickname. Avatares vemos, corazones no sabemos.