Por qué las Rápido y Furioso son maestras.

Nuestro columnista cinéfilo le rinde un homenaje a la saga de Rápido y Furioso, que exhibe su séptima parte actualmente en cartelera. ¿Cómo logró esta película convertirse en un imperdible? Hermes el Sabio da las razones.

Por Hermes Antonio | 2015-04-10 | 16:01
Tags | Rápido y Furioso, saga, cine, Hermes el Sabio, Paul Walker

Para qué estamos con cosas: Ni Vin Diesel les tenía fe a las Rápido y Furioso. El loco hizo la primera y apuesto que hasta él mismo cachó que era un plagio descarado de Punto de Quiebre pero con Paul Walker haciendo de carabinero encubierto Queno Reeves, y con Vin Diesel haciendo de macho recio filósofo Patrick Swayze y con el mundo de las carreras clandestinas en vez del mundo del surf. Apuesto que el mismo Vin Diesel se dio cuenta también que las carreras clandestinas son lo más charcha que se puede poner en una película sobre autos, porque siempre son dos autos acelerando en línea recta hasta que uno de los dos conductores aprieta un botón con un acelerador especial que le da ventaja en el último momento (la media cuestión). Con decirles que Vin Diesel ni siquiera quiso volver a Rápido y Furioso 2: Más Rápido Más Furioso y solo apareció en cameo al final de Rápido y Furioso: Reto en Tokio a cambio de que Universal lo dejara hacer otra película de Riddick. O sea, ni ahí.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué hoy en día la saga de Rápido y Furioso va en su séptima película, y es una de las más exitosas en todo el mundo? ¿Cuándo atinó Vin Diesel? ¿Cuándo atinó la gente? Según yo, estas son las razones del éxito. Vamos viendo.

1. La familia

Los que siguen estas películas saben que en verdad no se tratan de autos tuneados ni de carreras ni de reggetón. Tienen todo eso, sí, pero se tratan de “la familia”. O sea, el grupo de personajes unidos por el liderazgo natural del filósofo zen Pilar Sordo tuerca que es Dominic Toretto. El compadre es tan magnético y profeta de Peñalolén para sus cosas, que hasta los carabineros que están en una misión por detenerlo se terminan rindiendo a sus pies para unirse a “la familia” (Paul Walker, Tyresse, La Roca). Cuando llegamos a la película número 5, los peliculastas se las mandaron y encontraron la forma de juntar a todos los personajes que habían salido hasta entonces, dándonos ese mismo gustito que nos dan los Avengers, donde Nick Fury en este caso es otro calvo más musculoso bueno para sermonear y para tomar Coronas. Y claro, uno que los vio desde chicos se siente tan parte de la familia como ellos, si no cómo me explican el cariño por los personajes y lo mucho que duele cuando alguno se muere (Han y Giselle, no los olvidamos).

2. La diversidad

En Chile somos bien racistas e insensibles con el tema de la diversidad (acéptenlo), y estamos muy acostumbrados a la supremacía blanca de Hollywood que siempre pone al gringo hot de protagonista, y las demás etnias de secundarios y/o villanos. Siempre, salvo en las Rápido y Furioso. Es cierto que Paul Walker es uno de los principales, pero el resto de la familia llega a dar gusto: Hay latinos (Don Omar, Michelle Rodríguez), negros (Tyresse, Ludacris), asiáticos (Han, Tony Jaa, casi todos los Tokio Drift) e indeterminados (La Roca, Vin Diesel). Y no solo pasa dentro de la película, también afuera. Los peliculastas han sido gringos, negros y asiáticos, y las bandas sonoras son una mezcla de influencias hip-hoperas con reggeaton y minorías varias. ¿El resultado? Más integrados a la familia se siente todo el mundo. Les falta un chileno no más, propongo al experto en choques Eliseo Salazar.

3. Girl Power

“Sí, claro, las Rápido y Furioso son películas para hombres”, dicen los que no conocen ni un solo poco a las mujeres. Estas deben ser las películas de acción con más igualdad de género que existen. Letty (Michelle Rodríguez) es solo uno de los personajes femeninos power que tiene la saga, con la comadre saltando entre camiones, tirando arpones y haciendo cosas que a cualquier macho recio lo dejarían con taquicardia. También está la hermana de Toretto que también es seca para pelar forro, las policías Eva Méndez, Elsa Pataqui, Gina Carano, la ex rehén Giselle y la guardaespaldas del jeque Ronda Rousey. No solo participan sino además son unas secas que cuando pelean entre ellas (o contra hombres) no tienen nada que envidiarle a nadie. Y antes de que las chiquillas me aleguen porque estas películas tienen mujeres objeto en bikini bailando al lado de los autos, les recuerdo que Vin Diesel y La Roca aparecen siempre con aceite en los músculos. O sea, aquí son todos objetos. Igualdad.

4. El crecimiento

Con las Rápido y Furioso pasa algo parecido a lo que pasa con las películas de Marvel, aunque mucho mejor porque no fue planificado. Y esto es que van ganando fliméfilos fieles con cada película. Cuando uno vio las primeras sin mucha fe (como Vin Diesel), aplaude con muchas más ganas cada salto cuántico que se mandan estas películas. La cuatro era entretenida, pero cuando llegó la cinco fue como ver The Avengers por primera vez. Uno no podía creer que lo que empezó como un plagio charcha de Punto de Quiebre resultó ser en su quinta parte una de las mejores películas de acción de ese año. ¿Qué otra saga en la historia del cine ha sacado su mejor película en la número CINCO? Respuesta: Ninguna. Y como Marvel, los compadres se las arreglaron para dejarnos enganchados para la película siguiente en el final de la anterior, tirándose una escena calienta sopa en el último minuto. Así se engancha uno, y con orgullo, porque conocimos la saga desde el principio. “Desde potrillo”, como dicen los amigos de mi viejo que se creen huasos pero no han regado ni un helecho.

5. La acción desopilante

A todos nos gusta ver autos que chocan y se dan mil vueltas en el aire durante una persecución, obvio, somos humanos. Pero en algún momento en esta saga los peliculastas decidieron que eso no era suficiente, y empezaron a hacer escenas donde buses completos se daban mil vueltas antes de caer por un acantilado, donde autos en movimiento salían disparados de trenes a toda raja, donde La Roca podía hacer pebre una favela completa, y donde un convoy de autos deja Río de Janeiro como zona de catástrofe arrastrando una caja fuerte gigante encadenada a dos autos. En la seis se volvieron completamente locos y se encargaron de matar un avión militar a puro choque, y en la siete decidieron por fin cerrar las comparaciones con Punto de Quiebre cuando se tiran en paracaídas todos los compadres de la familia… EN AUTO. Sí, señores, esta es la película en que la familia salta en autos con paracaídas desde un avión, para asaltar un convoy y rescatar a una hacker que tiene el dispositivo más codiciado etc. Larga historia. De todas maneras no van a poder creerlo cuando lo vean, y esa es la gracia. Aquí las leyes de la física no se aplican ni por si acaso.

6. El elenco aglutinante de estrellas de la acción

¿No sería a toda zorra ver una película de acción que mezcle muchos actores famosos por su rudeza y su carrete en otras películas de acción? La saga de The Expendables no cumplió esa promesa, pero la de Rápido y Furioso sí.Claro, todos queríamos ver a Schwarzenegger con Stallone y con Bruce Willis, pero esa película se conforma con ponerlos a todos en el poster y después dejar que un par de dobles se agarren a balazos. La saga de Rápido y Furioso en cambio es capaz de traerse a rockstars de la acción como La Roca, Jason Statham, Gina Carano, Tony Jaa y Kurt Russel y darle no solo roles importantes, sino APROVECHARLOS EN ESCENAS DE ACCIÓN COMO DIOS MANDA. Y lo mejor de todo es que cada uno tiene la posibilidad de unirse a la familia (siempre y cuando sean dignos y no los maten), y así seguir por los siglos de los siglos. Que el malo en la 8 sea Marko Zaror y estamos al otro litro (de bencina).

7. Paul Walker

Y lamento terminar con la nota triste, pero es verdad. Como el compadre murió en la vida real uno le tiene todavía más buena a la “familia” de la saga, porque les llegó un golpe que supera a la acción de cualquier villano. Nosotros sabemos que, a diferencia de Han o de Letty, este compadre no puede volver. Y la despedida que le hacen al final de Rápido y Furioso 7 es capaz de emocionar al más recio, no digan que no. Además de ser uno de los pocos momentos en la historia del popcorn en que la realidad se mezcla con la ficción, y el espectador entra cuáticamente en lo que está pasando en la pantalla. Da lo mismo que Paul Walker se vea medio digital, o que el discurso de Toretto pique más cebolla que fondera del Parque O’Higgins. Cuando llega esa escena estamos todos metidos porque somos todos diciéndole chao al compadre, y todos los adiós son difíciles. Especialmente cuando somos familia.

Así que grande Rápido y Furioso. Te limpio el parabrisas en el semáforo, te pago el tag y te cambio el pinito desodorante. Que nunca se te termine la carretera.