Imagen: Gojko Franulic

Series: ¿Maratonear o no?

El placer de dedicar una tarde-noche-madrugada a una seguidilla de capitulos de una serie o el goce de la espera semanal, donde se valora lo que se ve. Esa es la duda que nos plantea Hermes el Sabio esta semana, y él ya eligió su opción.

Por Hermes Antonio | 2015-04-17 | 17:00
Tags | Hermes el Sabio, maratón, series, Netflix, capítulos

El otro día escuché la siguiente conversación en el metro. Eran dos compadres con pinta de universitarios medio hipsters/losers, y el intercambio fue más o menos así:

-¿Oye loco viste el regreso de Game of Thrones?

-Naah.

-¿Por qué no si estuvo increíble?

-Me da paja ver un capítulo a la semana. Prefiero esperar a que haya muchos capítulos y después verlos todos de una.

-De más, igual una lata tener que esperar tanto tiempo.

-Está diciendo.

Conozco mucha gente que opina lo mismo que los hipsters/losers. Mientras yo me mordía las uñas todas las semanas esperando un nuevo Breaking Bad, varios amigos míos preferían esperar a tener muchos capítulos en sus discos duros y “maratonear” en vez de mamarse la lata de la espera semanal. Yo igual entendía de dónde venía la actitud. Breaking Bad era una serie increíblemente tensa (sobre todo en sus últimos capítulos), y para muchos esa tensión se hacía insoportable con esa eterna semana entre capítulo y capítulo.

Y claro, también está Netflix. Los que conocen este servicio de streaming saben que encuentran ahí cientos de series con muchas temporadas disponibles para ver en maratón (o “binge watching”, como le dicen los gringos). Si se han enganchado con alguna serie vieja saben de ese hoyo temporal en el que se puede caer, donde uno como zombi le va poniendo “play” al siguiente capítulo, una y otra vez, hasta que de pronto tenemos cien años y barba de Gandalf y nuestra hija de diez meses es una abuelita onda Interestelar. Pero el colmo de la adicción a la “maratón” Netflix vino cuando los perlas decidieron pisotear décadas de costumbre televisiva al subir de una temporadas completas de series de estreno. ¿Les gusta House of Cards? Perfecto, aquí tienen una temporada nueva completa, disponible para ver ahora mismo si se la pueden, total dormir es para los débiles, ¿qué son, gallinas?

Lo hicieron también con el regreso de Arrested Development, con las temporadas de Orange is the New Black, con Hemlock Grove, con Unbreakable Kimmy Schmidty etc. Los críticos de televisión hablaron del fin de una era, de la evolución de un medio narrativo y la cacha del control remoto. En la práctica es bien distinto lo que pasa, no me digan que no: Ver series se transformó en “tarea”. Cuando Netflix da la fecha de estreno de una serie uno ya sabe que tiene que despejar la agenda, cancelar el almuerzo con la mamá y la ida a ver a la abuelita a la clínica. ¿Cuál es la alternativa? ¿Ir viendo un capítulo como los perdedores? ¿Zamparse los cientos de spoilers que van a empezar a aparecer en todas partes porque están todos echando carrera por ver más capítulos? ¿Quedar fuera de la conversación? Ni loco. Lo comprobé la semana pasada cuando decidí ver todos los capítulos de Daredevilque aguantara. Era la primera serie Marvelcon un superhéroe de protagonista, el elenco era increíble, y todos mis amigos en Tuiter ya iban en el capítulo ocho.

Y adivinen qué. Lo pasé pésimo. La serie me gustó caleta, amé los personajes, las escenas de acción, los giros inesperados. Les recomiendo a todos ver Daredevil. Lo que no les recomiendo es verla en maratón. No lo recomiendo de ninguna serie, en verdad. ¿Qué fue lo que me pasó? Quizás sea la falta de práctica haciendo maratones, o quizás sea que las únicas series que había maratoneado hasta entonces eran comedias muy light onda Modern Family. Pero el mundo de Daredevil me empezó a hartar. Estaba chato de ver tanta noche, tanta lluvia, y de sentir la presión de seguir o no con el siguiente capítulo en cuanto terminaba uno.

Al mismo tiempo me acordé de lo mucho que gocé las series que vi semanalmente esperando que apareciera un nuevo capítulo. Series como Fargo, Hannibal, True Detective o Silicon Valley. Me acordé del entusiasmo de llegar a mi casa pensando “Hoy toca Hannibal, ¿qué locuras hará este Will hoy?”. Y ahí me cayó la teja de que esto del “binge watching” son patrañas. Es cierto que a veces algo nos engancha y queremos experimentar todo de una. Apuesto que varios hemos leído una novela de una sentada, o nos hemos zampado alguna trilogía de películas de una, solo para vivir la experiencia completa. Que lance la primera piedra el que no haya hecho una maratón de las Star Wars / Lord of the Rings / Volver al Futuro. Yo mismo lo he hecho, muchas veces.

Pero esta impaciencia le hace mal a las series de televisión, es mi conclusión. Dosificar las historias y tomar pausas de aire fresco, luz natural, o simplemente dejar reposar a esos personajes en sus mundos nos hace que apreciar mejor todo el trabajo que hay metido en una serie. Como muchos, recuerdo haber caído en las redes de una de las series más adictivas de todos los tiempos. Una serie que en su puro concepto te obligaba a quedarte pegado, incapaz de parar los capítulos. Esta serie maldita me hizo perder días completos, y más de una vez me amanecí delante de la tele cambiando al siguiente disco del box-set. Estoy hablando de 24, por supuesto, y creo que amaba a Jack Bauer precisamente porque el loco me había secuestrado de mi vida real. Lo que estoy tratando de decir es que al final la maratón de las series tiene un efecto Síndrome de Estocolmo en los que la ven. Cuando yo andaba con ojeras por la vida, escuchando el relojito de 24 y los ringtones de la CTU en mi cabeza, no era un hombre feliz. Andaba con caña de tanto ver series, y a diferencia de muchas otras series jamás sentí la necesidad de repetirme las aventuras de Jack Bauer. Porque no quería caer de nuevo en sus garras. Sorry, Jack.

Así que los invito a ser fuertes, cabros. El que los perversos de Netflix estrenen toda la serie un mismo día no significa que tengamos que verla de una. Esperemos a sentir esa felicidad por ver un nuevo capítulo, esas hormiguitas tan parecidas al amor cada vez que escuchamos el tema de los créditos centrales. ¿Han sentido algo así viendo trece capítulos al hilo en Netflix? Yo diría que no. De hecho, ojalá se pudieran adelantar los créditos, qué lata perder esos tres minutos en tonteras, quiero saber cómo termina. Si seguimos así pronto le vamos a pedir a Netflix que haga una versión inyectable de House of Cardspara que podamos clavarnos una temporada completa a la vena, sin la lata de la espera, y el uso de nuestros sentidos. Temporadas completas directo a la corteza cerebral. Ese es el futuro.

Yo digo, mejor disfrutar. El que guarda siempre tiene.