Imagen: Palacio Ideal de Ferdinand Cheval - Fachada norte/ FacteurCheval.com

Art Brut: las maravillosas creaciones de gente que no sabía nada del oficio

La libertad de crear cuando no conoces ninguna regla ni técnica del oficio, puede dar con resultados realmente impresionantes. Compartimos con ustedes algunos de los más sorprendentes exponentes de la historia.

Por Alvaro Lopez B. | 2015-05-07 | 17:30
Tags | art brut, outsider art, artistas, hagalo usted mismo, DIY

El término “Art Brut” fue acuñado por el crítico de arte Roger Cardinal en 1968 y se refiere al arte realizado por personas ajenas a los círculos artísticos establecidos, como por ejemplo niños, artistas autodidactas, pacientes de hospitales psiquiátricos y así sucesivamente.

Lo interesante, es que se enfrentan al acto creativo sin prejuicios y sin preconcepciones, con la sola intención de expresarse y sin preocuparse de si es muy complicado lo que quieren hacer o si les van a decir algo negativo. Muchas veces, se exploran ideas muy poco convencionales. Pero esto hay que verlo para apreciarlo. Por lo tanto, haremos un breve recorrido por algunos de sus exponentes más destacados.

La Catedral de Justo Gallego Martínez

Justo Gallego Martínez vive en España. Tiene casi 90 años. Fue un monje trapense desde 1953 hasta 1961, cuando debió abandonar el monasterio debido a una terrible tuberculosis. Le rezó a la Virgen del Pilar, prometiéndole que si se recuperaba de su enfermedad, le construiría una catedral. Gallego se recuperó. Por lo tanto, empezó a construir su catedral, en un terreno heredado de sus padres.

Levantó las columnas estructurales con tambores vacíos de aceite. La cúpula, está construida con envases plásticos transparentes. De hecho, esta catedral de 40 metros de alto, está realizada íntegramente con materiales reciclados. Y todos los días, a las 4 am, don Justo se levanta para ir a las industrias cercanas, a recoger ladrillos y materiales para su catedral. Tiene además un ayudante, Ángel López Sánchez, que se declara su discípulo, y lleva 20 años colaborando con don Justo, en esta construcción inspirada en la Capilla Sixtina, la Casa Blanca, y varias otras iglesias locales. Esperamos que algún día pueda terminarla.


Detalle de los pilares / Enfocando.es

El Jardín de Rocas de Chandigarh

En 1957, Nek Chand, inspector estatal de caminos de India, tuvo una inspiración. Decidió hacer su propio reino de la imaginación en las cercanías de su ciudad, Chandigarh. A escondidas, porque el lugar que escogió, era una reserva verde donde estaba prohibido cualquier intervención o edificación humana.

Durante años, en secreto, recogió materiales de desecho en diversos sitios de demolición en la ciudad. Para cuando fue descubierto, en 1975, su obra ocupaba 49 mil metros cuadrados, con cientos de esculturas. Las autoridades querían demoler todo.

Sin embargo, se las arregló para que la opinión pública se encariñara con este extraordinario parque. A tal punto, que no solo no fue demolido, sino que Nek Chand fue sacado de su puesto como inspector de caminos y ocupó el cargo recién creado de "Creador-Director" del Jardín de Rocas de Chandigarh, que se convirtió en un espacio público. Además, se le asignaron 50 colaboradores, para seguir ampliando y mejorando la obra. Incluso apareció en una estampilla oficial de India, en 1983, y se crearon centros de acopio en la ciudad, con el fin de recibir cerámicas quebradas, azulejos y otros elementos que se pueden reciclar para construir más esculturas.

Sin embargo, en 1997, Nek Chand viajó por un mes a Estados Unidos para promover su obra... y a la vuelta, se encontró con una desagradable sorpresa: la ciudad había retirado el financiamiento para todos los guardias del Jardín, el que sufrió un inmenso daño, deliberado y organizado, por parte de vándalos sin identificar. Nek Chand quedó desolado: "El vandalismo no estaba dirigido a las esculturas, sino a Nek Chand, pues es muy sabido que mi corazón y mi alma viven en ellas".

Tras esto, vino una extraordinaria reacción internacional, que terminó por crear la Fundación Nek Chand, la cual administra y financia el jardín hasta la actualidad, y se encuentra en la tercera fase de ampliación del jardín, que consiste en crear el mosaico más grande del mundo.

El Palacio Ideal de Ferdinand Cheval

En 1879, el cartero francés Ferdinand Cheval, según cuenta, vivió una experiencia que cambiaría su vida: “Iba caminando muy rápido cuando mi pie se topó con algo que me hizo tambalear unos metros, así que quise saber la causa. En un sueño, había construido un palacio, un castillo o cavernas, no puedo expresarlo bien… No le conté a nadie, por miedo a ser ridiculizado y yo mismo me sentí ridículo. Entonces, quince años más tarde, cuando casi había olvidado mi sueño, cuando ya no pensaba en él en absoluto, mi pie me lo recordó. Mi pie tropezó con una piedra que casi me hace caer. Quise saber de qué se trataba… era una piedra de tan extraña forma, que la puse en mi bolsillo para admirarla a mi gusto. Al día siguiente, volví al mismo lugar. Hallé más piedras, aún más hermosas, las reuní en el acto y me sentí sobrepasado de dicha… Es piedra caliza moldeada por el agua y endurecida por el poder del tiempo. Se volvió tan dura como guijarros. Representa una escultura tan extraña que es imposible de imitar para el ser humano, representa cualquier tipo de animal, cualquier tipo de caricatura. Me dije a mí mismo: dado que Natura está deseando hacer la escultura, yo haré la construcción y la arquitectura”.

Comenzó la construcción del Palacio Ideal ese mismo 1879, cuando Cheval tenía 43 años. No se detuvo hasta su muerte, en 1924. Es una estructura bellísima, construída en los ratos libres de este cartero, que en un principio llevó las piedras en sus bolsillos, después de sus rondas; luego las llevó en una canasta, y finalmente en una carretilla, trabajando de noche y alumbrándose con una lámpara de aceite. Los resultados están a la vista. En efecto, hacia el final de su vida, su obra fue reconocida por gigantes como Pablo Picasso y André Breton, y luego visitada por artistas de todo tipo, incluyendo a Pablo Neruda, siendo una obra que ahora se encuentra protegida por el Estado, como un sitio de importancia cultural… al punto de aparecer en una estampilla oficial de Francia el año 1986


Palacio Ideal de Ferdinand Cheval - fachada este / FacteurCheval.com


Palacio Ideal de Ferdinand Cheval - fachada sur / FacteurCheval.com

Art Brut, una belleza libre (y salvaje)

Pero no todo son instalaciones masivas. En efecto, este tipo de arte no se restringe a ningún tipo de expresión, así tenemos la famosa Casa Buho de Helen Martins o bien los maravillosos ataudes y dibujos de Ataa Oko, que llena la muerte de alegría con sus increíbles diseños... 


Ataudes de Ataa Oko / Fuente: Lost at E Minor

...o bien el impresionante  trabajo de James Hampton con papel de aluminio y cartón, además de otros materiales, que nos maravilla con su complejidad y detalles.

Altar de papel aluminio de James Hampton / Vía: The Location

El Art Brut no sólo es bello porque llega al alma y alegra el corazón, sino también por la sinceridad con que estos artistas nos entregan sus sentimientos y visión de las cosas, como en el caso del Pequeño Pierre y sus extrañas miniaturas animadas o de las obras exhibidas en el Museo de La Fabuloserie, que merecen un artículo por sí mismos. 

Es destacable incluso el caso de Miroslav Tichy, que tomaba fotos a mujeres a escondidas, usando tubos de cartón (como los que sostienen al papel higiénico) y otros materiales prácticamente de desecho, y que a pesar de lo extraño y sicópata de su caso, posee una obra sumamente interesante.


Miroslav Tichy y su cámara / Vía: Creearte.org

El mensaje es claro: todos podemos crear, y no porque sea imposible encasillar nuestra obra o no pertenezcamos a un círculo social, lo que hagamos dejará de ser arte o dejará de tener valor. En efecto, posee mayor mérito, pues no es una mera repetición de obras o técnicas ya existentes. Y esto, en sí, posee un valor mucho más grande que la mera técnica. Después de todo, el alma y el sentimiento que entregamos a todo lo que hacemos, es irremplazable, más allá de lo que diga la crítica centrada en lo formal.

Y qué mejor ejemplo que los artistas que hemos revisado, quienes se decidieron a crear y actuar siguiendo sus impulsos, utilizando los medios y los materiales que tenían disponibles, sin esperar ni importarles la opinión de quienes ven sólo la rigidez académica.

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