Pedaleo prestado: mi experiencia con Bikesantiago

¿Qué tal funciona el sistema de bicicletas públicas que ya opera en cuatro comunas de Santiago? Dos usuarios habituales dan su veredicto.

Por Pablo Gorigoitia | 2015-05-18 | 13:27
Tags | ciclismo, bicicletas, publicas, arriendo, bicis, pedaleo, ciclovías, medioambiente, deportes

Hace unos tres meses que estoy usando activamente el sistema de bicicletas públicas Bikesantiago y desde hace unos días que me ha picado el bichito de poner esa experiencia por escrito para compartirla en internet.

Para darles un poco de contexto, me considero un usuario práctico de la bicicleta, en la que me muevo bastante desde el 2007, fruto de la puesta en marcha y colapso del Transantiago; pero sin considerarme aficionado ni fanático de la misma (nunca he participado de un movimiento o marcha en pro de ella). 

Hace unos 5 meses quedé huérfano de bicicleta (me la robaron) y me pregunté “¿Por qué no Bikesantiago?”. Decidí darle una oportunidad al sistema, no sin cierta reticencia, luego de haber usado el sistema de Providencia años antes.

Lo primero que me llamó la atención era lo bien estructurado y organizado del sistema de inscripción, al menos en su formato presencial (también se puede hacer por internet). Me detuve en uno de los puntos de atención mientras caminaba por la calle y luego de unos 10 minutos ya tenía mi credencial, que me permitía hacer uso del sistema. Decidí poner a prueba de inmediato mi tarjetita naranja sacando una bicicleta.

Lo primero que noté fue lo sólida y pesada que se sentía la bici (pesada en un buen sentido), que junto a un centro de gravedad bajo, hace casi imposible el caerse mientras se conduce, incluso a bajas velocidades, además dudo que alguien quiera hacer downhill con una de ellas. Un segundo punto positivo fue lo fácil que era ajustar la altura del asiento y lo práctico que las alturas estuviesen marcadas en el tubo, sin contar que estar sentado en un ancho y bien acolchado asiento es algo que siempre he agradecido.

Ya arriba de la bicicleta me agradó la textura del manillar, el pasador de cambios funcionaba impecable y el paso de los mismos era muy suave, aunque algo lento para mi gusto. Se agradece mucho que la cadena esté completamente cubierta y que los tapabarros sean a todo el arco de la rueda, así mi ropa queda completamente protegida y no parecería niño de pre-kinder al llegar a mi reunión. La campanilla es un saludo a la bandera que poco y nada hace por alertar que venimos en camino: nadie te escucha, suenan como como polluelo disfónico, las veces que el accionador no está roto. 

Tema aparte son la parrilla trasera y el canasto frontal que me permitieron llevar todas mis cosas sin esfuerzo. Luego de unos 15 o 20 minutos de viaje tuve que detenerme a hacer unos trámites, lo que resultó muy fácil con la pata de detención y el candado incorporado. En ningún momento sentí que se iba a caer o a ser tomada mientras estaba lejos de ella (por supuesto que no dejé mis cosas en la bicicleta mientras ella se tomaba un descanso).

En otras palabras, fue una excelente primera impresión, impresión que no ha cambiado en los meses sucesivos en la que he usado el sistema, a lo menos, una vez por semana. Me he desplazado principalmente entre Metro Tobalaba y Plaza de Armas y siempre he encontrado bicletas disponibles en las estaciones que nunca están muy lejos entre así. 

Salvo contadas excepciones, las bicicletas están bien mantenidas y cuidadas, siendo los desperfectos más importantes un pedal torcido y un pasador de cambios con los mismos atascados, y de forma más común, asientos desvencijados, desperfectos de los cuáles me pregunto sinceramente cómo lograron hacerlos de forma no intencionada dado la robustez que ya mencioné. Como contrapunto, no ha sido rara la ocasión en la que he visto a la gente de Bikesantiago llevándose alguna bicicleta a servicio técnico, por lo que puedo asumir que estos desperfectos están lejos de ser y convertirse en una constante.

El mayor punto en contra del servicio es la aplicación móvil para buscar las estaciones y saber cuántas bicis quedan en ellas, la que es deja bastante que desear: siempre abre con un zoom que muestra todo Santiago, no tiene un sistema que siga tu ubicación, el movimiento y gire con uno (sólo mantiene eje norte hacia arriba), no tiene forma de construir ruta hacia la estación más cercana, entre otras muchas cosas que se esperaría de una aplicación que usa mapas y GPS. Eso sí, es un mal menor, después de todo la aplicación un chiche innecesario.

Mi conclusión: seguiré usando el sistema mientras dure y mantenga esta calidad de servicio. Considero que aquellos que les interese y no se hayan inscrito aún, deberían hacerlo. En trayectos cortos y medios tendrán una mucho mejor experiencia que en el metro o en la micro.

NOTA DEL EDITOR: MI PROPIA EXPERIENCIA

Pese a que tengo una bicicleta plegable propia, hace poco más de un mes me inscribí en Bikesantiago porque rara vez conseguía reunir el ánimo en la mañana para irme en bici al trabajo, pero siempre me arrepentía de no hacerlo a la hora de volver en hora peak por la tarde. El servicio me permitiría -en teoría- irme al trabajo en micro o metro, y volver en bici todos los días.

Me inscribí presencialmente y todo fue muy fluido una vez que encontré uno de los puntos de atención (lo que no es tan fácil, dado que se van moviendo diariamente). Eso sí, otras personas que se estaban inscribiendo se quejaban que la inscripción por web no funcionaba bien, aunque no tengo del todo claro por qué.

Respecto a las bicicletas, comparto la opinión el columnista: son sólidas y pesadas, pero no cansa pedalear porque tienen una relación de cambios orientada a la fuerza más que a la velocidad, incluso su cambio más "pesado" sería un cambio liviano en una bici tradicional. Lo mejor de la bici es lejos la suavidad en el pedaleo, se siente bien balanceadas y engrasadas, rara vez se escucha algún ruido al pedalear, algo tan común en la bici casera. Las luces (cuando funcionan) son potentes y el cambio fluye sin problemas. El asiento es cómodo y las ruedas están siempre con la presión ideal. Aunque es casi imposible encontrar alguna que no tenga algo que le falle, se mantienen en notable buen estado para ser que están a la intemperie y sometidas a todos los rigores de la calle.

Como puntos bajos, además de la campanilla de juguete (aunque he visto que las bicis nuevas traen una campanilla más potente), mencionaría que la bici se siente un poco "cabezona" entre el canastillo excesivamente largo que no deja ver la rueda delantera y todo el sistema electrónico que parece estar situado en el manubrio, lo que explica por qué la gente que anda sobre ellas parece siempre tener problemas para maniobrarlas. En todo caso, uno se acostumbra y luego las usa sin problemas. Mi mayor problema es con los frenos: es prácticamente imposible frenar en menos de 5 metros y a mayores velocidades, debes rezar que no se te interponga algún obstáculo repentino, porque vas a incrustarte en él. No sé si es el peso de la bici o los frenos de tambor, pero por "cortos" que los tengan, no hay caso con frenar en poca distancia. 

Con respecto al servicio más allá de la bicicleta misma, me parece que aún sufre algunos "dolores de crecimiento" que espero sean capaces de manejar en el tiempo. Por un lado, algo que me enfureció bastante los primeros días de uso, es que era casi imposible pillar una bicicleta en los alrededores de Av. Providencia en hora peak. La sensación de pagar por un servicio y no poder usarlo frustra a cualquiera. Al parecer, en todo caso, están aumentando el stock y la velocidad de reposición de las mismas, porque últimamente no me ha costado tanto pillar alguna. 

Otro problema es que los paraderos o docks tienen la desagradable tendencia a bloquearse repentinamente y no dejarte sacar la bici en un buen rato (sobretodo el de Metro Salvador). Esto es especialmente frustrante cuando solo haces un "pit-stop" para ganar otros 30 minutos de uso "gratuito" de la bici y repentinamente quedas ensartado ahí durante 15 minutos esperando que el dock vuelva a liberarlas. Esto también provoca problemas cuando buscas bicis disponibles en la app y caminas hasta el dock solo para descubrir al llegar que está bloqueada.

El call center tarda muchísimo en contestar y al ser un número 600 hay compañías de telefonía móvil desde los que no funciona. Eso sí, el twitter SOSBikesantiago siempre responde rápidamente, por lo que es el canal que ellos mismos te recomiendan en caso de emergencia.

Personalmente he sacado el cálculo que con ahorrarme 8 viajes en micro en el mes, el servicio se paga solo, y he descubierto que tenerlo disponible me ha permitido mucho más que solo hacer el viaje de regreso a casa: me ha liberado para moverme por todos lados durante el día, lo que sumado a la creciente cantidad de ciclovías en Providencia y Santiago, me ha liberado casi por completo del transporte público. 

Recomiendo el servicio y seguiré ocupándolo (de hecho, me inscribí por el año para tener 60 minutos libres, porque 30 se hacen poco), aunque aún le falta profesionalizarse un poco más en lo que se refiere a atención al cliente.